Según ha dictaminado un panel senatorial, los directores prefirieron
pasar por alto más de una docena de advertencias e informes sobre lo
que ocurría en el grupo.
La junta "respaldó la trama contable, dejó de lado normas
sobre conflicto de intereses y autorizó sociedades cautivas, fantasmas
o testaferros para disimular obligaciones por miles de millones de dólares".
Así se pronunció el subcomité permanente de investigaciones.
La cúpula de Enron, igual que luego las de Global Crossing,
Arthur Andersen, Qwest o WorldCom, "tuvo datos numerosos
y claros sobre prácticas cuestionables durante varios años, pero
optó por ignorarlos. Faltaron supervisión y restricciones a los
excesos del management".
Según ha dictaminado un panel senatorial, los directores prefirieron
pasar por alto más de una docena de advertencias e informes sobre lo
que ocurría en el grupo.
La junta "respaldó la trama contable, dejó de lado normas
sobre conflicto de intereses y autorizó sociedades cautivas, fantasmas
o testaferros para disimular obligaciones por miles de millones de dólares".
Así se pronunció el subcomité permanente de investigaciones.
La cúpula de Enron, igual que luego las de Global Crossing,
Arthur Andersen, Qwest o WorldCom, "tuvo datos numerosos
y claros sobre prácticas cuestionables durante varios años, pero
optó por ignorarlos. Faltaron supervisión y restricciones a los
excesos del management".