El presidente electo, Fernando de la Rúa, no sólo protagonizó ayer en París la apertura de la XXI asamblea de la Internacional Socialista (IS), sino que además de haber mantenido un contacto directo con el primer ministro británico, Tony Blair, en el que hablaron de Malvinas, pudo estrechar las manos de otros jefes de Estado como el francés Jacques Chirac, quien lo recibió con honores de presidente en el Palacio del Elíseo. El mandatario francés aprovechó el encuentro para transmitirle a De la Rúa su preocupación por la licitación del plan de radarización que el Ministerio de Defensa adjudicó a la firma estadounidense Northrop. Por su parte, el premier francés, Lionel Jospin, pidió saludar a De la Rúa anoche, antes de embarcar de vuelta a Buenos Aires. El sucesor de Carlos Menem también tuvo oportunidad de saludar al líder palestino Yasser Arafat, quien volvió a regalarle un pesebre de nácar idéntico al que le había obsequiado en agosto del año pasado. En forma inesperada, De la Rúa se encontró con el presidente de España, José María Aznar, que no estaba en París. El español lo esperó en el aeropuerto de Barajas, en la escala que hizo el vuelo de De la Rúa.
(Clarín, La Nación)
El presidente electo, Fernando de la Rúa, no sólo protagonizó ayer en París la apertura de la XXI asamblea de la Internacional Socialista (IS), sino que además de haber mantenido un contacto directo con el primer ministro británico, Tony Blair, en el que hablaron de Malvinas, pudo estrechar las manos de otros jefes de Estado como el francés Jacques Chirac, quien lo recibió con honores de presidente en el Palacio del Elíseo. El mandatario francés aprovechó el encuentro para transmitirle a De la Rúa su preocupación por la licitación del plan de radarización que el Ministerio de Defensa adjudicó a la firma estadounidense Northrop. Por su parte, el premier francés, Lionel Jospin, pidió saludar a De la Rúa anoche, antes de embarcar de vuelta a Buenos Aires. El sucesor de Carlos Menem también tuvo oportunidad de saludar al líder palestino Yasser Arafat, quien volvió a regalarle un pesebre de nácar idéntico al que le había obsequiado en agosto del año pasado. En forma inesperada, De la Rúa se encontró con el presidente de España, José María Aznar, que no estaba en París. El español lo esperó en el aeropuerto de Barajas, en la escala que hizo el vuelo de De la Rúa.
(Clarín, La Nación)