Hay que estar listos para la etapa post pandemia y las distintas fases de la reactivación de acuerdo con los sectores productivos y de servicios. La clave es la gestión del efectivo.
Se cumplieron en la Argentina casi 80 días de iniciada la cuarentena por el Covid-19. Esta situación ha impactado negativamente en la actividad económica y financiera, y cuyas consecuencias será una caída importante del Producto Bruto Interno (PBI) para este año.
El problema –advierte un informe especial de la consultora y auditora KPMG- se plantea inversamente proporcional a la solución que se adopte: a mayor tiempo de cuarentena mayor deterioro de la economía y a menor tiempo de cuarentena un probable riesgo de aumento de la cantidad de infectados.
El equilibrio entre ambas posturas sería lo más prudente para que en un tiempo razonable y no muy lejano se puedan ir normalizando las actividades. Para eso momento es importante que las empresas puedan ir planificando y organizándose ahora para que la reactivación sea un proceso más rápido y consistente.
La estrategia que seleccione una organización dependerá en gran medida del sector en que opere y entre las opciones más probables en esa decisión se pueden citar los siguientes patrones de vuelta a la normalidad: a) aprovechar el momento para crecer; 2) transitar la crisis para luego volver a operar en un nivel similar al anterior; 3) transformarse para resurgir; y 4) eventualmente, discontinuar el negocio o reiniciarlo, pero con un perfil probablemente muy diferente al anterior.
Ante el actual escenario la pregunta que se impone es: ¿Las empresas están preparadas para la etapa Post-COVID-19? De acuerdo con el análisis realizado por el equipo de KPMG en función de la información reunida acerca de los efectos y la evolución de la crisis en la región y en la Argentina, surgen estrategias y acciones concretas que deberían aplicarse, básicamente, en 5 frentes simultáneos:
- Personal: es clave todo lo relacionado al gerenciamiento de los equipos de trabajo a distancia o “Liderazgo virtual”, y mantener una comunicación constante, contención y seguridad para todos los recursos humanos de la organización. En la etapa de vuelta a la normalidad será también muy importante implementar procesos de control sanitario que minimice los riesgos de contagio.
- Finanzas y Liquidez: es central desarrollar una estrategia soportada por herramientas de gestión del efectivo que permita proyectar escenarios alternativos de corto y mediano plazo.
- Cadena de suministro y operaciones: Analizar el impacto de la cuarentena en el volumen de negocios y evaluar la necesidad de reestructurar la cadena de suministro y el modelo operativo teniendo en cuenta la necesidad de renegociar contratos en función de la legislación vigente.
- Tecnología de apoyo a las operaciones: Reforzar los sistemas de seguridad informática fundamentalmente las herramientas para trabajo a distancia. Considerar que habrá una alta demanda a equipos de IT.
- Aspectos fiscales y laborales: Trabajar en las adecuaciones de los contratos de trabajo en función del nuevo escenario. Tener evaluadas y categorizadas las medidas gubernamentales de apoyo a empleadores para poder utilizarlas.
Curvas de reactivación de acuerdo a los sectores
Crecimiento: Serán las empresas de recuperación rápida y que hayan podido cambiar favorablemente durante la crisis en función del nuevo comportamiento del consumidor. De este sector los futuros inversores se dan cuenta su potencial para liderar esta etapa y de la necesidad de proporcionar capital para escalar agresivamente durante la reactivación. Son los que mejor vienen atravesando la crisis tal los casos de la venta minorista y farmacias online, delivery de comidas, químicos y petroquímicos, media streaming, telemedicina y medicina preventiva, educación digital y alimentos y bebidas. Retorno a la normalidad: Corresponde a los sectores que podrán normalizar su actividad más en el mediano plazo. Son empresas que integran la categoría de esenciales pero que han sufrido el impacto de la parálisis económica y que se recuperarán a medida que la demanda regrese a volúmenes similares de antes de la cuarentena.
Esta etapa comprende a los servicios financieros (bancos y seguros); bienes de consumo estacionales, transporte urbano y de carga, tecnología y telecomunicaciones, salud; agricultura, private equity y gestión de activos, y utilities públicas.
Transforma para resurgir: Involucra a las empresas que se recuperarán a través de un largo camino y que para ello requieren reservas de capital que les permitan resistir y transformar los modelos de negocios tanto operativos como comerciales con el objetivo de resurgir más fuertes y en línea con los cambios que se están produciendo en clientes, consumidores y usuarios.
Este grupo incluye la industria del turismo y el ocio, los sectores automotriz, energético, minero, de bienes de consumo y real state-construcción.
Reiniciar: Son las empresas que operan en sectores que deberán hacer un gran esfuerzo por recuperarse debido a una demanda postergada y enfrentarán una reducida oferta de bienes y servicios. Dispondrán de capital insuficiente para evitar una recesión prolongada y / o una ejecución deficiente de una transformación digital que hoy es estratégica para el futuro.
En esta fase se destacan aeropuertos, minorista, hoteles, gobierno, mercados industriales, deportes y medios. La importancia de preservar liquidez Un tema central de hoy y para los próximos meses es preservar la liquidez que deben tener las empresas para hacer frente y administrar la crisis. Hasta ahora se observa un impacto muy fuerte en la posición de liquidez de las organizaciones que varían en intensidad dependiendo el sector.
Las consecuencias más importantes son: 1) aumento de los incumplimientos de las cuentas por cobrar; 2) reducción de la demanda de productos y servicios; y 3) retracción de los bancos con respecto a la disponibilidad de líneas de crédito.
Por eso es esencial asegurar y aumentar la liquidez, proyectar el “gasto de efectivo” y la futura disponibilidad del mismo durante el período de “estabilización”, y más tarde con la “reanudación” de las actividades. Esta evaluación determinará el grado de intensidad de las medidas que deberán adoptarse para preservar la “caja” de la organización.