Case se inclina ahora por el divorcio entre AOL y Time Warner

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Fundador de America Online y cerebro de su megafusión con Time Warner –récord en el género: US$ 108.000 millones-, ahora Steve Case parece inclinarse por el divorcio. O sea, separar AOL del conglomerado que data apenas de 2000/1.

La versión, originada en dos altos ejecutivos allegados a Case, corría
ayer como un reguero en Wall Street, Londres y otras plazas. En rigor, las opiniones
del ex CEO no tienen por qué influir en AOL Time Warner, pues su poder
interno ha declinado al punto que, para sobrevivir como simple director, debió
llegar a un arreglo con quien había fogoneado su renuncia, Edward Turner
(ex vice del grupo).

Pero, como recién se sabe ahora, Case pensaba en el divorcio mientras
todavía era presidente ejecutivo y antes de que Turner mismo lanzase
el tema al debate público, en enero. "En ese momento -explica uno
de sus recientes interlocutores-, Steve defendía la fusión sólo
porque trataba de mantenerse como CEO". Ya con el tema en la calle, Case,
Turner y el actual CEO, Richard Parsons, se negaban anoche a formular comentarios.

A diferencia de Turner y varios analistas bursátiles, Case y Parsons
insisten en que AOL -la división Internet del conglomerado- sigue siendo
tan relevante como rentable. Lo mismo sostienen dos medios británicos.
Sin embargo, todos dicen lo mismo: AOL se separaría de Time Warner si
no lograse volver a crecer y no achicara deudas según lo previsto. En
otras palabras, sería Time Warner, el cónyuge prospero, quien
buscaría el divorcio para quitarse lastre de encima.

Dos novedades pueden explicar el cambio de clima. Una, en rigor, es ajena a
los negocios del grupo: muchas firmas de vanguardia tecnológica en Estados
Unidos temen que su repunte accionario no tenga sustento real, en parte porque
dependen de la demanda de sectores como telecomunicaciones, medios e Internet.
El otro factor es interno: la junta directiva suprimió el comité
de estrategias, que codirigían Case y Parsons y era un instrumento para
que Case retuviese cierta influencia.

El fundador de America Online había anunciado la dimisión en
enero y la hizo efectiva, días atrás, ante una asamblea ordinaria
digitada para reelegirlo como miembro del directorio, junto con Turner y otros
aliados. La eliminación del comité representa una "capitis
diminutio" notable para quien se pasó quince años construyendo
AOL de la nada y convirtiéndola en el mayor servicio en línea
del mundo. Eso sin contar el espectacular casamiento con Time Warner, anunciado
en enero de 2002, que le tomó justo un año para consumar.

Pero la luna de miel no duró. La acción del conglomerado se derrumbó
de US$ 56 (mayo de 2002) a US$ 14,70 el viernes último (-73,8%). Entretanto,
llovían las críticas sobre Case, a quien se acusó de "negligencia
contable" en vísperas de la megafusión, sobrestimando ingresos,
con lo cual perjudicó a los accionistas de Time Warner. El departamento
federal de Justicia y la Securities & Exchange Commission siguen investigando
los hechos.

Por su parte, Parsons no ha modificado su postura y tratará de "poner
AOL en orden", antes que desprenderse de ella. Entre otras cosas porque,
en la situación actual (ventas flojas, utilidades insuficientes, investigaciones
en curso), sería casi imposible evitar malvenderla. Pero, según
fuentes internas, buena parte del directorio y algunos accionistas fuertes presionarán
para vender si las metas propuestas por la conducción no se cumplen en
un plazo razonable. En este punto, surge otro factor: Wall Street sospecha que
el principal interesado en recomprar barato es el propio Case…

La versión, originada en dos altos ejecutivos allegados a Case, corría
ayer como un reguero en Wall Street, Londres y otras plazas. En rigor, las opiniones
del ex CEO no tienen por qué influir en AOL Time Warner, pues su poder
interno ha declinado al punto que, para sobrevivir como simple director, debió
llegar a un arreglo con quien había fogoneado su renuncia, Edward Turner
(ex vice del grupo).

Pero, como recién se sabe ahora, Case pensaba en el divorcio mientras
todavía era presidente ejecutivo y antes de que Turner mismo lanzase
el tema al debate público, en enero. "En ese momento -explica uno
de sus recientes interlocutores-, Steve defendía la fusión sólo
porque trataba de mantenerse como CEO". Ya con el tema en la calle, Case,
Turner y el actual CEO, Richard Parsons, se negaban anoche a formular comentarios.

A diferencia de Turner y varios analistas bursátiles, Case y Parsons
insisten en que AOL -la división Internet del conglomerado- sigue siendo
tan relevante como rentable. Lo mismo sostienen dos medios británicos.
Sin embargo, todos dicen lo mismo: AOL se separaría de Time Warner si
no lograse volver a crecer y no achicara deudas según lo previsto. En
otras palabras, sería Time Warner, el cónyuge prospero, quien
buscaría el divorcio para quitarse lastre de encima.

Dos novedades pueden explicar el cambio de clima. Una, en rigor, es ajena a
los negocios del grupo: muchas firmas de vanguardia tecnológica en Estados
Unidos temen que su repunte accionario no tenga sustento real, en parte porque
dependen de la demanda de sectores como telecomunicaciones, medios e Internet.
El otro factor es interno: la junta directiva suprimió el comité
de estrategias, que codirigían Case y Parsons y era un instrumento para
que Case retuviese cierta influencia.

El fundador de America Online había anunciado la dimisión en
enero y la hizo efectiva, días atrás, ante una asamblea ordinaria
digitada para reelegirlo como miembro del directorio, junto con Turner y otros
aliados. La eliminación del comité representa una "capitis
diminutio" notable para quien se pasó quince años construyendo
AOL de la nada y convirtiéndola en el mayor servicio en línea
del mundo. Eso sin contar el espectacular casamiento con Time Warner, anunciado
en enero de 2002, que le tomó justo un año para consumar.

Pero la luna de miel no duró. La acción del conglomerado se derrumbó
de US$ 56 (mayo de 2002) a US$ 14,70 el viernes último (-73,8%). Entretanto,
llovían las críticas sobre Case, a quien se acusó de "negligencia
contable" en vísperas de la megafusión, sobrestimando ingresos,
con lo cual perjudicó a los accionistas de Time Warner. El departamento
federal de Justicia y la Securities & Exchange Commission siguen investigando
los hechos.

Por su parte, Parsons no ha modificado su postura y tratará de "poner
AOL en orden", antes que desprenderse de ella. Entre otras cosas porque,
en la situación actual (ventas flojas, utilidades insuficientes, investigaciones
en curso), sería casi imposible evitar malvenderla. Pero, según
fuentes internas, buena parte del directorio y algunos accionistas fuertes presionarán
para vender si las metas propuestas por la conducción no se cumplen en
un plazo razonable. En este punto, surge otro factor: Wall Street sospecha que
el principal interesado en recomprar barato es el propio Case…

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