Los resultados de General Motors incluyen Saab, camiones medianos y pesados. En el caso de Ford, se trata del undécimo retroceso mensual seguido, pero no incluye sus marcas extranjeras. Aparte del aumento de combustibles, ambas empresas sientem otro impaco: la baja de demanda para utilitarios deportivos, en este caso por la competencia de sus equivalentes japoneses y surcoreanos.
Ninguno de estos descensos toma de sorpresa a los analistas, en Detroit o afuera. Las dos principales automotrices estadounidenses, a la sazón, afrontan aprietos financieros causados por la pérdida de participación en el mercado local y los del exterior. Salvo en algunas franjas de la plaza europea, disputadas por fabricantes franceses o alemanes, el grueso de la competencia –sobre todo en EE.UU. mismo- se origina en compañías de Asia oriental.
Al revés, la japonesas Nissan y Toyota continúan mejorando ventas, cuyo aumento mensual se expresa en dos dígitos. A esta altura, aún no se conocen los números de Chryster. Pero el grupo Daimler está viviendo una crisis interna, pues nunca pudo absorber los déficit de su divisón norteamericana. En suma, la industria automotriz estadounidense afronta una etapa dura cuyo desenlace no está a la vista.
En abril, las ventas de GM cedieron 7,4% respecto de marzo (385.940 unidades contra 401.450 en marco). Entretanto, las de Ford Motor bajaban 5,1%. Pero laas de Nissan avanzaron 27% y más de 10% las de Toyota.
Los resultados de General Motors incluyen Saab, camiones medianos y pesados. En el caso de Ford, se trata del undécimo retroceso mensual seguido, pero no incluye sus marcas extranjeras. Aparte del aumento de combustibles, ambas empresas sientem otro impaco: la baja de demanda para utilitarios deportivos, en este caso por la competencia de sus equivalentes japoneses y surcoreanos.
Ninguno de estos descensos toma de sorpresa a los analistas, en Detroit o afuera. Las dos principales automotrices estadounidenses, a la sazón, afrontan aprietos financieros causados por la pérdida de participación en el mercado local y los del exterior. Salvo en algunas franjas de la plaza europea, disputadas por fabricantes franceses o alemanes, el grueso de la competencia –sobre todo en EE.UU. mismo- se origina en compañías de Asia oriental.
Al revés, la japonesas Nissan y Toyota continúan mejorando ventas, cuyo aumento mensual se expresa en dos dígitos. A esta altura, aún no se conocen los números de Chryster. Pero el grupo Daimler está viviendo una crisis interna, pues nunca pudo absorber los déficit de su divisón norteamericana. En suma, la industria automotriz estadounidense afronta una etapa dura cuyo desenlace no está a la vista.
Los resultados de General Motors incluyen Saab, camiones medianos y pesados. En el caso de Ford, se trata del undécimo retroceso mensual seguido, pero no incluye sus marcas extranjeras. Aparte del aumento de combustibles, ambas empresas sientem otro impaco: la baja de demanda para utilitarios deportivos, en este caso por la competencia de sus equivalentes japoneses y surcoreanos.
Ninguno de estos descensos toma de sorpresa a los analistas, en Detroit o afuera. Las dos principales automotrices estadounidenses, a la sazón, afrontan aprietos financieros causados por la pérdida de participación en el mercado local y los del exterior. Salvo en algunas franjas de la plaza europea, disputadas por fabricantes franceses o alemanes, el grueso de la competencia –sobre todo en EE.UU. mismo- se origina en compañías de Asia oriental.
Al revés, la japonesas Nissan y Toyota continúan mejorando ventas, cuyo aumento mensual se expresa en dos dígitos. A esta altura, aún no se conocen los números de Chryster. Pero el grupo Daimler está viviendo una crisis interna, pues nunca pudo absorber los déficit de su divisón norteamericana. En suma, la industria automotriz estadounidense afronta una etapa dura cuyo desenlace no está a la vista.
En abril, las ventas de GM cedieron 7,4% respecto de marzo (385.940 unidades contra 401.450 en marco). Entretanto, las de Ford Motor bajaban 5,1%. Pero laas de Nissan avanzaron 27% y más de 10% las de Toyota.
Los resultados de General Motors incluyen Saab, camiones medianos y pesados. En el caso de Ford, se trata del undécimo retroceso mensual seguido, pero no incluye sus marcas extranjeras. Aparte del aumento de combustibles, ambas empresas sientem otro impaco: la baja de demanda para utilitarios deportivos, en este caso por la competencia de sus equivalentes japoneses y surcoreanos.
Ninguno de estos descensos toma de sorpresa a los analistas, en Detroit o afuera. Las dos principales automotrices estadounidenses, a la sazón, afrontan aprietos financieros causados por la pérdida de participación en el mercado local y los del exterior. Salvo en algunas franjas de la plaza europea, disputadas por fabricantes franceses o alemanes, el grueso de la competencia –sobre todo en EE.UU. mismo- se origina en compañías de Asia oriental.
Al revés, la japonesas Nissan y Toyota continúan mejorando ventas, cuyo aumento mensual se expresa en dos dígitos. A esta altura, aún no se conocen los números de Chryster. Pero el grupo Daimler está viviendo una crisis interna, pues nunca pudo absorber los déficit de su divisón norteamericana. En suma, la industria automotriz estadounidense afronta una etapa dura cuyo desenlace no está a la vista.