Se trata de un acuerdo por US$ 35.000 millones y lleva el BofA al segundo puesto en EE.UU. Por supuesto, también será el máximo emisor de tarjetas, tras un proceso de transformaciones que ha llevado veinte años. La transacción eleva a US$ 218.000 millones el valor de la entidad en mercado y deja a BofA apenas 10% por debajo de Citigroup, todavía el mayor conglomerado financiero mundial.
Para el adquirente, la operación presupone US$ 1.250 millones en gastos de restructuración, dado que involucra despedir unos seis mil empleados. En cuanto a los accionmistas de MBNA (sin duda, la sigla es menos abstrusa que el nombre completo), cobrarán US$ 27,50 por título, de los cuales 15% en efectivo.
La fusión cristalizará durante el IV trimestre del año. Pero falta todavía autorización de las instancias reguladoras y los propios accionistas de MBNA. La trasacción “se jusfifica en lo estratégico, tanto para clientes como para accionistas. Nos da acceso a una atractiva cartera, sus servicios y su red comercial”, opina Kenneth Lewis, presidnete de BofA.
La empresa tomada fue creada en 1982 por un grupo de banqueros, de ahí el poco claro nombre completo inicial, más tarde reducido a la sigla MBNA. Su volumen de negocios alcanza a US$ 9.600 millones y las utilidades netas (2004) suman US$ 2.700 millones. La institución emite tarjetas para la maoría de las principales marcas; entre ellas, eBay, Merrilll Lynch o Charles Schwab. Opera con más de cinco mil sociedades de todo tipo, inclusive clubes deportivos.
En realidad, es un conglomerado internacional. Lo integran MBNA de EE.UU., MBNA Europa occidental y MBNA Canadá. En total, cuenta con 28.000 empleados. Tales dimensiones explican las intrigas entre bambalinas previas al acuerdo y hasta un “oportuno” accidente. No hace mucho, mientras MNBA trataba con Wachovia -una banca de inversión-, se vino abajo un helicóptero donde perecieron Bruce Hammonds (presidente de MBNA) y sus cinco ejecutivos principales.
Se trata de un acuerdo por US$ 35.000 millones y lleva el BofA al segundo puesto en EE.UU. Por supuesto, también será el máximo emisor de tarjetas, tras un proceso de transformaciones que ha llevado veinte años. La transacción eleva a US$ 218.000 millones el valor de la entidad en mercado y deja a BofA apenas 10% por debajo de Citigroup, todavía el mayor conglomerado financiero mundial.
Para el adquirente, la operación presupone US$ 1.250 millones en gastos de restructuración, dado que involucra despedir unos seis mil empleados. En cuanto a los accionmistas de MBNA (sin duda, la sigla es menos abstrusa que el nombre completo), cobrarán US$ 27,50 por título, de los cuales 15% en efectivo.
La fusión cristalizará durante el IV trimestre del año. Pero falta todavía autorización de las instancias reguladoras y los propios accionistas de MBNA. La trasacción “se jusfifica en lo estratégico, tanto para clientes como para accionistas. Nos da acceso a una atractiva cartera, sus servicios y su red comercial”, opina Kenneth Lewis, presidnete de BofA.
La empresa tomada fue creada en 1982 por un grupo de banqueros, de ahí el poco claro nombre completo inicial, más tarde reducido a la sigla MBNA. Su volumen de negocios alcanza a US$ 9.600 millones y las utilidades netas (2004) suman US$ 2.700 millones. La institución emite tarjetas para la maoría de las principales marcas; entre ellas, eBay, Merrilll Lynch o Charles Schwab. Opera con más de cinco mil sociedades de todo tipo, inclusive clubes deportivos.
En realidad, es un conglomerado internacional. Lo integran MBNA de EE.UU., MBNA Europa occidental y MBNA Canadá. En total, cuenta con 28.000 empleados. Tales dimensiones explican las intrigas entre bambalinas previas al acuerdo y hasta un “oportuno” accidente. No hace mucho, mientras MNBA trataba con Wachovia -una banca de inversión-, se vino abajo un helicóptero donde perecieron Bruce Hammonds (presidente de MBNA) y sus cinco ejecutivos principales.