lunes, 30 de diciembre de 2024

Automotores: Más exportaciones y mercado interno mal cubierto

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Las ventas de vehículos al exterior subieron 35,3% durante 2004. En cuanto a las locales, podrían ser mejores si hubiese coches de precio bajo. Eso ampliaría las bases del mercado, como en los años ´50 y ´60 del siglo pasado.

Entre los síntomas positivos, Brasil ya no es destino casi exclusivo de las exportaciones argentinas. En total, éstas totalizan 146.232 unidades, 35,3% sobre 2003, y marcan fuerte constraste: ese año habían bajado 12%. Paradójicamente, la reactivación en el socio dominante del Mercosur explica el cambio de tendencia, aunque deje de ser comprador único.

Naturalmente, la diversificación de mercados aporta lo suyo. Según fuentes de la industria, de enero a octubre se colocó 40% de exportaciones en Brasil, 25% en México, 8% en Chile, 5,5% en Estados Unidos y 21,5% en el resto del mundo. Dato pintoresco: “Fiel a un hábito que lleva casi 40 años –apuntaba en privado un ex directivo del sector-, Uruguay importa escasos vehículos argentinos”.

Se trata de una historia extrañamente silenciada a ambas orillas del Plata. Ya a fines de los ´60, analizar la postura uruguaya y los factores concomitantes (intereses extra Alalc que influían sobre los partidos entonces hegemónicos, en particular) era tabú. Así lo descubrió, a su costa, un difunto diplomático argentino, miembro de la representación ante Alalc, cuya sede era Montevideo.

Volviendo a las buenas noticias -y según estaba previsto-, el mercado interno se duplicó. Acumula ventas por 341.960 unidades y 288.525 patentes nuevas. Pese a todo, el volumen equivale a 68,5% del récord, logrado en 1998. Se fabrica 56,8% y se exporta 61,5% respecto de ese año. Dado que las automotrices colocaron entre concesionarios 67,4% de unidades nacionales, se manifiesta un retroceso proporcional de importados.

Pero el contexto es más complejo. Dos de cada tres automóviles vendidos en el país son extranjeros (por lo común, brasileños). Al mismo tiempo, seis de cada diez vehículos fabricados en la Argentina se exportan. Esto podría revertirse si la industria local –volcada a medianos- fuese recobrando la base del mercado. Vale decir, automotores baratos, sin chiches, fabricados casi totalmente en el país y colocados mediante esquemas crediticios razonables. No es casual que, aún hoy, circulen tantos Rastrojero, Fiat 600 y Citroën 3cv.

Entre los síntomas positivos, Brasil ya no es destino casi exclusivo de las exportaciones argentinas. En total, éstas totalizan 146.232 unidades, 35,3% sobre 2003, y marcan fuerte constraste: ese año habían bajado 12%. Paradójicamente, la reactivación en el socio dominante del Mercosur explica el cambio de tendencia, aunque deje de ser comprador único.

Naturalmente, la diversificación de mercados aporta lo suyo. Según fuentes de la industria, de enero a octubre se colocó 40% de exportaciones en Brasil, 25% en México, 8% en Chile, 5,5% en Estados Unidos y 21,5% en el resto del mundo. Dato pintoresco: “Fiel a un hábito que lleva casi 40 años –apuntaba en privado un ex directivo del sector-, Uruguay importa escasos vehículos argentinos”.

Se trata de una historia extrañamente silenciada a ambas orillas del Plata. Ya a fines de los ´60, analizar la postura uruguaya y los factores concomitantes (intereses extra Alalc que influían sobre los partidos entonces hegemónicos, en particular) era tabú. Así lo descubrió, a su costa, un difunto diplomático argentino, miembro de la representación ante Alalc, cuya sede era Montevideo.

Volviendo a las buenas noticias -y según estaba previsto-, el mercado interno se duplicó. Acumula ventas por 341.960 unidades y 288.525 patentes nuevas. Pese a todo, el volumen equivale a 68,5% del récord, logrado en 1998. Se fabrica 56,8% y se exporta 61,5% respecto de ese año. Dado que las automotrices colocaron entre concesionarios 67,4% de unidades nacionales, se manifiesta un retroceso proporcional de importados.

Pero el contexto es más complejo. Dos de cada tres automóviles vendidos en el país son extranjeros (por lo común, brasileños). Al mismo tiempo, seis de cada diez vehículos fabricados en la Argentina se exportan. Esto podría revertirse si la industria local –volcada a medianos- fuese recobrando la base del mercado. Vale decir, automotores baratos, sin chiches, fabricados casi totalmente en el país y colocados mediante esquemas crediticios razonables. No es casual que, aún hoy, circulen tantos Rastrojero, Fiat 600 y Citroën 3cv.

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