AT&T: US$ 67.000 millones por BellSouth y quedan sólo dos gigantes

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Está a punto de resolverse la operación, aunque faltan ciertos detalles. Según Wall Street, se abonará a razón de US$ 37 por acción, una prima de 17,6% sobre el precio del viernes (31,45). También se recortarán puestos laborales.

La transacción recién se completará a principios de 2007, dados su complejidad y los costos de despidosr. El objeto de American Telephone & Telegraph es expandir el alcance de los servicios a veintidós estados y consolidarse como la mayor telefónica norteamericana en su tipo. Tal como fuera adelantado, la adquisición será la segunda por monto en el sector telecomunicaciones del país. Al frente sigue Bell Atlantic-GTE (70.000 millones a mediados de 2000).

En ese momento, la fusión generó Verizon Communications. Pero, si se considera todo Occidente, la mayor transacción (US$ 73.000 millones) es la que juntó Sanofi-Synthelabo con Aventis. No obstante, ese matrimonio fue forzado por París (como ahora el de Suez y Gaz de France) para frenar al gigante suizo Novartis.

De acuerdo con ejecutivos de la adquirente, absorber BellSouth le significará alrededor de US$ 2.000 millones en menores costos anuales. Pero el “Wall Street Journal” en la web manifiesta cierto escepticismo al respecto y prevé dificultades de procedimiento. Especialmente porque AT&T se hará cargo de pasivos por US$ 17.000 millones.

La fusión le añadirá a AT&T usuarios en nueve estados, desde California hasta Florida y Tejas. Tangencialmente, pondrá en manos de la compradora nada menos que la celular Cingular Wireless. Ambas operaciones culminan un proceso de F&A por cerca de US$ 200.000 millones, que incluye los 16.500 millones de la fusión con SBC Communications. Naturalmente, han surgido algunos analistas bursátiles y sectoriales que apuestan a una “fusión final” entre los gigantes sobrevivientes.

De hecho, la actual AT&T es la antigua SBC. Como todas son, de un modo u otro, descendientes de la poderosa Bell Telephone & Telegraph, puede decirse que ahora quedan sólo tres de las seis “chicas Bell” iniciales.

En los hechos, este matrimonio divide en dos el negocio norteamericano de telecomunicaciones. Cada grupo quedará integrado verticalmente con redes locales. De paso, cumple con los objetivos del gobierno federal: las telefónicas convencionales deben dejar de competir entre sí y hacerlo con los cables. Como ocufre en la Eurozona, la “mano invisible del estado” sigue manejando al poderoso sector privado estadounidense. Dicho en buen romance, Washington están en vías de recrear esa Bell primigenia: no ya en beneficio del usuario, sino del negocio liso y llano. Cabe preguntarse qué ocurrirá en Latinoamérica, donde también hay dos grandes (Telmex, Telefónica) que se disputan mercado por mercado.

La transacción recién se completará a principios de 2007, dados su complejidad y los costos de despidosr. El objeto de American Telephone & Telegraph es expandir el alcance de los servicios a veintidós estados y consolidarse como la mayor telefónica norteamericana en su tipo. Tal como fuera adelantado, la adquisición será la segunda por monto en el sector telecomunicaciones del país. Al frente sigue Bell Atlantic-GTE (70.000 millones a mediados de 2000).

En ese momento, la fusión generó Verizon Communications. Pero, si se considera todo Occidente, la mayor transacción (US$ 73.000 millones) es la que juntó Sanofi-Synthelabo con Aventis. No obstante, ese matrimonio fue forzado por París (como ahora el de Suez y Gaz de France) para frenar al gigante suizo Novartis.

De acuerdo con ejecutivos de la adquirente, absorber BellSouth le significará alrededor de US$ 2.000 millones en menores costos anuales. Pero el “Wall Street Journal” en la web manifiesta cierto escepticismo al respecto y prevé dificultades de procedimiento. Especialmente porque AT&T se hará cargo de pasivos por US$ 17.000 millones.

La fusión le añadirá a AT&T usuarios en nueve estados, desde California hasta Florida y Tejas. Tangencialmente, pondrá en manos de la compradora nada menos que la celular Cingular Wireless. Ambas operaciones culminan un proceso de F&A por cerca de US$ 200.000 millones, que incluye los 16.500 millones de la fusión con SBC Communications. Naturalmente, han surgido algunos analistas bursátiles y sectoriales que apuestan a una “fusión final” entre los gigantes sobrevivientes.

De hecho, la actual AT&T es la antigua SBC. Como todas son, de un modo u otro, descendientes de la poderosa Bell Telephone & Telegraph, puede decirse que ahora quedan sólo tres de las seis “chicas Bell” iniciales.

En los hechos, este matrimonio divide en dos el negocio norteamericano de telecomunicaciones. Cada grupo quedará integrado verticalmente con redes locales. De paso, cumple con los objetivos del gobierno federal: las telefónicas convencionales deben dejar de competir entre sí y hacerlo con los cables. Como ocufre en la Eurozona, la “mano invisible del estado” sigue manejando al poderoso sector privado estadounidense. Dicho en buen romance, Washington están en vías de recrear esa Bell primigenia: no ya en beneficio del usuario, sino del negocio liso y llano. Cabe preguntarse qué ocurrirá en Latinoamérica, donde también hay dos grandes (Telmex, Telefónica) que se disputan mercado por mercado.

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