Fue el peor trimestre en 89 años de historia, marcada desde 2004 por escándalos y la estrepitosa caída de Maurice, amo virtual y jefe del clan Greenberg. En esencia, los resultados reflejan malas inversiones asociadas a complejos instrumentos financieros. La pérdida de US$ 3,09 por acción cuadruplica las peores expectativas de Wall Street.
La otrora venerable firma se suma, pues, a una larga lista de gigantes castigados por turbulencias en el mercado norteamericano que no parece cesar. El viernes, esa novedad hizo caer casi 1% el Dow Jones 30 y 0,6% el Standard&Poor’s 500.
Es también la primera vez que AIG presenta dos malos trimestrales seguidos. Ahora, intentará recobrar liquidez emitiendo US$ 12.500 millones en bonos y acciones. Pero la compañía no ceja en su vieja soberbia, típica de este negocios en todo el mundo: elevará 10% los dividendos y eso le costará US$ 202 millones anuales extras.
Este trimestral, por otra parte, tene otros efectos negativos. Por de pronto, Standard & Poor’s y Fitch Ratings le bajaron nota a la empresa, lo cual dificultará o encarecerá la colcacipon de los nuevos títulos proyectados. Martin Sullivan, director ejecutivo, admitió una apeciable subestimación de riesgos, algo irónico tratándose de una aseguradora.
Como tantas otras entidades privadas, se dejaron engañar por los réditos iniciales pases con derivados financieros. Pero estaban atados a males hipotecas, que empezaron a derrumbarse en agosto último. Eso llevó a una crisis de confianza en esos instrumentos –cuyo valor de desinfló- y una ola de iliquidez que no cesa. En ese mismo trimetre, la capitalización bursátil de AIG se redujo en US$ 9.110 millones.
Fue el peor trimestre en 89 años de historia, marcada desde 2004 por escándalos y la estrepitosa caída de Maurice, amo virtual y jefe del clan Greenberg. En esencia, los resultados reflejan malas inversiones asociadas a complejos instrumentos financieros. La pérdida de US$ 3,09 por acción cuadruplica las peores expectativas de Wall Street.
La otrora venerable firma se suma, pues, a una larga lista de gigantes castigados por turbulencias en el mercado norteamericano que no parece cesar. El viernes, esa novedad hizo caer casi 1% el Dow Jones 30 y 0,6% el Standard&Poor’s 500.
Es también la primera vez que AIG presenta dos malos trimestrales seguidos. Ahora, intentará recobrar liquidez emitiendo US$ 12.500 millones en bonos y acciones. Pero la compañía no ceja en su vieja soberbia, típica de este negocios en todo el mundo: elevará 10% los dividendos y eso le costará US$ 202 millones anuales extras.
Este trimestral, por otra parte, tene otros efectos negativos. Por de pronto, Standard & Poor’s y Fitch Ratings le bajaron nota a la empresa, lo cual dificultará o encarecerá la colcacipon de los nuevos títulos proyectados. Martin Sullivan, director ejecutivo, admitió una apeciable subestimación de riesgos, algo irónico tratándose de una aseguradora.
Como tantas otras entidades privadas, se dejaron engañar por los réditos iniciales pases con derivados financieros. Pero estaban atados a males hipotecas, que empezaron a derrumbarse en agosto último. Eso llevó a una crisis de confianza en esos instrumentos –cuyo valor de desinfló- y una ola de iliquidez que no cesa. En ese mismo trimetre, la capitalización bursátil de AIG se redujo en US$ 9.110 millones.