En un país cuya prensa llama “Bankitalia” al banco central, pone “authority” en vez de sorveglianza (supervisión) o “devolution” por restituzione, no podía faltar algo tan exótico y poco seductor como “powertrain technologies”. Más o menos, “tecnologías para árboles de transmisión”.
Primero fue el “polo deportivo” Alfa Romeo-Maserati, que tal acabe fusionándose con la división Audi de Volkswagen. Ahora, Sergio Marchionne se sale con la suya y aparece “Fiat powertrain technologies”. La junta de la ex Fiat Auto con Iveco (camiones y motores) y Magneti Marelli –motores F1- pone en segundo plano los productos finales, o sea los automóviles. Así lo anunció en plena semana santa el directorio, presidido por Montezemolo.
El flamante “polo tecnológico” (como si Alfa o Maserati no tuviesen que ver con la tecnología de punta) operará en doce países, mantendrá veintiséis centro de investigaciones, su dotación laboral reunirá 23.000 personas, producirá 2.200.000 motores y dos millones de cambios por año. Su facturación ascenderá a más de € 6.000 millones.
Esta reforma se presentará al mercado, el 19 de abril en Roma, con el nuevo Croma, ya expuesto en el salón de Ginebra. Lo seguirán en junio dos versiones de Alfa (ya sin “Romeo”, quizás un error en materia de “branding”), la 159 y la Brera, también vistas en Suiza. Por fin, en septiembre aparecerá el nuevo Punto.
Una de las razones esgrimidas por Marchionne para imponer sus propuestas remite a la venta de motores y otros elementos a terceros. Ahora ese negocio significa 20% de ingresos y la empresa busca llegar a 30%.
El término “powertrain” parece en realidad un truco de marketing. Como tal aparece en Powertrain Auto (Turín), Powertrain Polska (filial polaca donde Fiat SpA tiene 50%) o Powertrain Diesel, en alianza con General Motors.
También hay malabarismos contables, por los cuales las actuales pérdidas de Fiat Auto (€ 2.400 millones en 2004) se achican a 950 millones. Entretanto, la conducción de Powertrain technologies quedará en manos de Domenico Bordone, hasta ahora vicepresidente ejecutivo de Marelli. Su ex asistente Ferruccio Luppi dirigirá otra entidad impronunciable, Business Development Fiat. Por lo visto, la ruptura con GM no impide la “norteamericanización” de una firma cuya marca era sinónimo de Italia. Resta ver qué efectos tendrá todo esto en mercados tan propios de Fiat como el original o buena parte de Sudamérica.
En un país cuya prensa llama “Bankitalia” al banco central, pone “authority” en vez de sorveglianza (supervisión) o “devolution” por restituzione, no podía faltar algo tan exótico y poco seductor como “powertrain technologies”. Más o menos, “tecnologías para árboles de transmisión”.
Primero fue el “polo deportivo” Alfa Romeo-Maserati, que tal acabe fusionándose con la división Audi de Volkswagen. Ahora, Sergio Marchionne se sale con la suya y aparece “Fiat powertrain technologies”. La junta de la ex Fiat Auto con Iveco (camiones y motores) y Magneti Marelli –motores F1- pone en segundo plano los productos finales, o sea los automóviles. Así lo anunció en plena semana santa el directorio, presidido por Montezemolo.
El flamante “polo tecnológico” (como si Alfa o Maserati no tuviesen que ver con la tecnología de punta) operará en doce países, mantendrá veintiséis centro de investigaciones, su dotación laboral reunirá 23.000 personas, producirá 2.200.000 motores y dos millones de cambios por año. Su facturación ascenderá a más de € 6.000 millones.
Esta reforma se presentará al mercado, el 19 de abril en Roma, con el nuevo Croma, ya expuesto en el salón de Ginebra. Lo seguirán en junio dos versiones de Alfa (ya sin “Romeo”, quizás un error en materia de “branding”), la 159 y la Brera, también vistas en Suiza. Por fin, en septiembre aparecerá el nuevo Punto.
Una de las razones esgrimidas por Marchionne para imponer sus propuestas remite a la venta de motores y otros elementos a terceros. Ahora ese negocio significa 20% de ingresos y la empresa busca llegar a 30%.
El término “powertrain” parece en realidad un truco de marketing. Como tal aparece en Powertrain Auto (Turín), Powertrain Polska (filial polaca donde Fiat SpA tiene 50%) o Powertrain Diesel, en alianza con General Motors.
También hay malabarismos contables, por los cuales las actuales pérdidas de Fiat Auto (€ 2.400 millones en 2004) se achican a 950 millones. Entretanto, la conducción de Powertrain technologies quedará en manos de Domenico Bordone, hasta ahora vicepresidente ejecutivo de Marelli. Su ex asistente Ferruccio Luppi dirigirá otra entidad impronunciable, Business Development Fiat. Por lo visto, la ruptura con GM no impide la “norteamericanización” de una firma cuya marca era sinónimo de Italia. Resta ver qué efectos tendrá todo esto en mercados tan propios de Fiat como el original o buena parte de Sudamérica.