Ya no hace falta Roubini: los mercados son una fiesta para gurúes

Algunos compiten con predicciones más dura que el “doctor Hado”. Otros aprovechan la volatilidad y anuncian el fin de los sufrimientos cuando el panel alcance 8.000 (está en algo meneos de 9.000). Pero nadie tiene la bola de cristal.

30 octubre, 2008

La semana sigue con extremos e incertidumbres y sin explicaciones fiables. Inspirados &ndash;creen algunos analistas- o asustados (afirman otros) por los US$ 1,3 billones en papeles comerciales cortos (pagar&eacute;s hasta tres meses) del sector privado que se rescatar&aacute;n con dinero de los contribuyentes, los paneles distan de previsibles. Hasta el momento, claro, predominan los pron&oacute;sticos nefastos. Los augures &ndash;misma ra&iacute;z que &ldquo;gur&uacute;&rdquo;- competen para ver cu&aacute;l es el m&aacute;s pesimista. As&iacute;, el universitario Owen Lamont (Yale) se&ntilde;alaba que &ldquo;ya no parece de locos prever un Dow Jones en 3.000 puntos o menos. Pero falta seriedad&rdquo;. M&aacute;s prudente, Nouriel Roubini (Nuriel Rubin&iacute;) alude cifras, pero insiste: &ldquo;Los mercados siguen en ca&iacute;da libre, con pasas ef&iacute;meras&rdquo;.p&gt; Por cierto, con el DJ 30 saltando hasta mil puntos diarios en ambas direcciones, es f&aacute;cil errar. Un profeta tan ominoso como este turco de origen jud&iacute;o iran&iacute; es estrella medi&aacute;tica desde que algunos anticipos negros se hicieron realidades. En cuanto a los vaivenes en Wall Street, frustran una campa&ntilde;a de inyecciones optimistas para ayudar a la alica&iacute;da f&oacute;rmula John McCain-Sarah Palin. Despu&eacute;s de todo, la bolsa es republicana, aunque no genere conspiraciones para eliminar a Barack Obama. <br />
<p>Aun en tiempos menos turbulentos, analistas y gur&uacute;es tienen incentivos para irse a los extremos. De ah&iacute; que hayan proliferado predicciones de un DJ a apenas 2.000, estimuladas por inversores o especuladores que pagan fortunas por asesoramientos a menudo equivocados. Aun en casos de gruesos errores, el casino pronto los olvida. &ldquo;Nadie verifica grados de certitud, pues &ndash;afirma Lamont- el sistema propaga ignorancia y p&eacute;sima orientaci&oacute;n&rdquo;. Por otra parte &ndash;se&ntilde;ala William Fleckenstein, operador del mercado monetario-, &ldquo;quien invierta partiendo de ese tipo de consejeros acabar&aacute; perdiendo hasta la camisa&rdquo;. </p>
<p>A su criterio, &ldquo;la gente siempre extrapola hechos o tendencias existentes. Pero &iquest;c&oacute;mo conocer de antemano su trayectoria futura? Cuando los mercados son tan inestables como en la actualidad, casi nadie se detiene a examinar los detalles&rdquo;. </p>
<p>No obstante, florecen los ar&uacute;spices proclives a evaluaciones apocal&iacute;pticas. Peter Schiff (EuroPacific Capital) dictamina que la econom&iacute;a norteamericana es un desastre y los indicadores burs&aacute;tiles podr&iacute;an caer hasta 90% respecto de los niveles actuales&rdquo;. Esto es, a un Dow Jones de 850 puntos. &ldquo;La recesi&oacute;n &ndash;si no depresi&oacute;n- pulverizar&aacute; las utilidades del sector privado y no hay salida a la vista&rdquo;. Sin llegar a ese guarismo, el gur&uacute; no descarta un piso de 4.000/3.000 puntos. </p>
<p>Volviendo a Roubini, sus advertencias contra la &ldquo;exuberancia irracional&rdquo; datan de hace dos a&ntilde;os y adelantaban dos crisis en cadena: malas hipotecas, iliquidez. Ir&oacute;nicamente, el inventor del diagn&oacute;stico en 2003, Alan Greenspan es el m&aacute;ximo culpable de inflar otra burbuja letal, la de fondos que especulan con derivados sin regulaciones claras. En otro plano, los efectos de la &ldquo;crisis totalizadora&rdquo; estallada en septiembre generan recesi&oacute;n y pueden llegar a una depresi&oacute;n, coinciden Paul Krugman, Joseph Stiglitz (Nobel 2008, 2001) y hasta algunos disc&iacute;pulos de Milton Friedman (1974), ya anacr&oacute;nicos. </p>
<p>Precisamente, ahora Roubini alerta respecto de los fondos de cobertura (derivativos) y otro factor, adelantado el mi&eacute;rcoles en este sitio: el colapso de las tarjetas de cr&eacute;dito en Estados Unidos, por la creciente insolvencia de un p&uacute;blico adicto a gastar, financiarse v&iacute;a bancos imprudentes y no ahorrar. En el horizonte, asoma un actor de la vanguardia tecnol&oacute;gica, los celulares. </p>

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