Wall Street cerró la semana dudando

Al cierre del viernes, Dow Jones se situó en 10.662,01 puntos. El Nasdaq cayó en la semana de negocios 62,87 puntos o 2,54% hasta las 2.407,65 unidades.

6 enero, 2001

(EFE).- A pesar de la espectacular alza y la euforia que provocó la sorpresiva rebaja de tasas decretada el miércoles por la Reserva Federal de Estados Unidos, las bolsas de Nueva York cerraron una semana de negocios que plantea serias dudas sobre su futuro.

Al cierre del viernes, el Dow Jones de Industriales, el promedio más importante de Wall Street, que mide la variación de 30 de las empresas más grandes de Estados Unidos, se situó en 10.662,01 puntos, 124 unidades o 1,2% por debajo del cierre del viernes 29 de diciembre.

El Nasdaq, en el que cotizan las principales empresas de ordenadores, telecomunicaciones e Internet, cayó en la semana de negocios 62,87 puntos ó 2,54% hasta las 2.407,65 unidades.

Estas bajas se produjeron pese a la espectacular alza de 324,83 puntos o el 14,17% que se anotó el miércoles el Nasdaq, la mayor alza, medida en puntos y en términos porcentuales, de su historia; y de 299 puntos, ó 2,81%, del Dow Jones.

Pero las bajas del martes, del jueves y del viernes resultaron al final ser más poderosas que la espectacular subida del miércoles, y parecen confirmar la impresión de los analistas que creen que el efecto de la rebaja de tasas es a muy corto plazo.

El miércoles a media tarde, en medio de la sesión de negocios y en plena hora de almuerzo, la Reserva Federal (Banco central de Estados Unidos) sorprendió a todo el mundo en Wall Street al decretar la primera rebaja de tasas en dos años.

Las autoridades redujeron la tasa interbancaria diaria desde 6,5% a 6% y la tasa de descuento desde 6% a 5,75%.

Esta última (cuya influencia en los mercados es más bien psicológica) volvió a ser rebajada el jueves hasta 5,5%.

Esta media sorprendió a los analistas e inversores por dos motivos: se tomaba fuera de las sesiones ordinarias de la Reserva Federal (la próxima reunión está programada para el 31 de enero) y era de una magnitud pocas veces vista.

La noticia provocó la inmediata reacción de las bolsas, que subieron con fuerza en medio de la verdadera euforia de los inversores.

Se pensaba que con esta medida las autoridades estaban dando una señal fuerte y clara de que no permitirían que la economía entrara en un período de recesión o de un freno excesivo de la actividad.

Asimismo, se comentó que lo más probable sería que la medida fuese seguida por nuevas –y probablemente igualmente agresivas– rebajas de tasas.

Pese al optimismo que cundió en Wall Street el miércoles, muchos analistas comenzaron casi de inmediato a advertir de que la rebaja de tipos, por sí sola, no era razón suficiente para comenzar a comprar acciones con tanta fuerza.

Los expertos argumentan que una medida de este tipo toma varios meses en actuar en la economía, y que por ello los inversores deben prepararse para malas noticias económicas, un menor gasto interno y lo que más le duele a Wall Street, malos resultados de empresas.

Fueron precisamente las advertencias de las empresas sobre resultados menores a los esperados las que provocaron la fuerte baja del viernes, cuando el Dow Jones perdió 250 puntos o 2,29% y el Nasdaq otros 159 puntos, o 6,20%.

Los expertos explican que a las advertencias de empresas se sumaron los rumores de que otras firmas del sector financiero comenzarían a anunciar resultados decepcionantes, debido a los problemas de pago que tendrían una serie de empresas que sufren con el enfriamiento de la economía.

Sin duda es el tema macroeconómico y su influencia directa en las ventas y ganancias de las empresas lo que más preocupa a los inversores hoy en día.

En la mañana del viernes se dieron a conocer los datos del mercado laboral estadounidense durante diciembre, que indican que el desempleo se mantuvo en 4%, que la creación de empleos fue la más baja de los últimos cuatro meses y que el promedio de horas trabajadas disminuyó.

Estos datos, a juicio de los expertos, muestran una economía que se enfría pero, tal vez, no con la brusquedad que muchos esperaban.

En Wall Street muchos pensaban que los datos de empleo serían catastróficos, es decir que mostrarían un aumento sustancial del desempleo, situación que hubiese obligado a las autoridades monetarias a decretar nuevas baja de tasas.

Debido a que los datos son malos, pero no muy malos, algunos dudan de que las autoridades bajen las tasas con la fuerza y celeridad que muchos consideran absolutamente indispensables para empujar al mercado al alza por un período más extenso que una sola sesión.

(EFE).- A pesar de la espectacular alza y la euforia que provocó la sorpresiva rebaja de tasas decretada el miércoles por la Reserva Federal de Estados Unidos, las bolsas de Nueva York cerraron una semana de negocios que plantea serias dudas sobre su futuro.

Al cierre del viernes, el Dow Jones de Industriales, el promedio más importante de Wall Street, que mide la variación de 30 de las empresas más grandes de Estados Unidos, se situó en 10.662,01 puntos, 124 unidades o 1,2% por debajo del cierre del viernes 29 de diciembre.

El Nasdaq, en el que cotizan las principales empresas de ordenadores, telecomunicaciones e Internet, cayó en la semana de negocios 62,87 puntos ó 2,54% hasta las 2.407,65 unidades.

Estas bajas se produjeron pese a la espectacular alza de 324,83 puntos o el 14,17% que se anotó el miércoles el Nasdaq, la mayor alza, medida en puntos y en términos porcentuales, de su historia; y de 299 puntos, ó 2,81%, del Dow Jones.

Pero las bajas del martes, del jueves y del viernes resultaron al final ser más poderosas que la espectacular subida del miércoles, y parecen confirmar la impresión de los analistas que creen que el efecto de la rebaja de tasas es a muy corto plazo.

El miércoles a media tarde, en medio de la sesión de negocios y en plena hora de almuerzo, la Reserva Federal (Banco central de Estados Unidos) sorprendió a todo el mundo en Wall Street al decretar la primera rebaja de tasas en dos años.

Las autoridades redujeron la tasa interbancaria diaria desde 6,5% a 6% y la tasa de descuento desde 6% a 5,75%.

Esta última (cuya influencia en los mercados es más bien psicológica) volvió a ser rebajada el jueves hasta 5,5%.

Esta media sorprendió a los analistas e inversores por dos motivos: se tomaba fuera de las sesiones ordinarias de la Reserva Federal (la próxima reunión está programada para el 31 de enero) y era de una magnitud pocas veces vista.

La noticia provocó la inmediata reacción de las bolsas, que subieron con fuerza en medio de la verdadera euforia de los inversores.

Se pensaba que con esta medida las autoridades estaban dando una señal fuerte y clara de que no permitirían que la economía entrara en un período de recesión o de un freno excesivo de la actividad.

Asimismo, se comentó que lo más probable sería que la medida fuese seguida por nuevas –y probablemente igualmente agresivas– rebajas de tasas.

Pese al optimismo que cundió en Wall Street el miércoles, muchos analistas comenzaron casi de inmediato a advertir de que la rebaja de tipos, por sí sola, no era razón suficiente para comenzar a comprar acciones con tanta fuerza.

Los expertos argumentan que una medida de este tipo toma varios meses en actuar en la economía, y que por ello los inversores deben prepararse para malas noticias económicas, un menor gasto interno y lo que más le duele a Wall Street, malos resultados de empresas.

Fueron precisamente las advertencias de las empresas sobre resultados menores a los esperados las que provocaron la fuerte baja del viernes, cuando el Dow Jones perdió 250 puntos o 2,29% y el Nasdaq otros 159 puntos, o 6,20%.

Los expertos explican que a las advertencias de empresas se sumaron los rumores de que otras firmas del sector financiero comenzarían a anunciar resultados decepcionantes, debido a los problemas de pago que tendrían una serie de empresas que sufren con el enfriamiento de la economía.

Sin duda es el tema macroeconómico y su influencia directa en las ventas y ganancias de las empresas lo que más preocupa a los inversores hoy en día.

En la mañana del viernes se dieron a conocer los datos del mercado laboral estadounidense durante diciembre, que indican que el desempleo se mantuvo en 4%, que la creación de empleos fue la más baja de los últimos cuatro meses y que el promedio de horas trabajadas disminuyó.

Estos datos, a juicio de los expertos, muestran una economía que se enfría pero, tal vez, no con la brusquedad que muchos esperaban.

En Wall Street muchos pensaban que los datos de empleo serían catastróficos, es decir que mostrarían un aumento sustancial del desempleo, situación que hubiese obligado a las autoridades monetarias a decretar nuevas baja de tasas.

Debido a que los datos son malos, pero no muy malos, algunos dudan de que las autoridades bajen las tasas con la fuerza y celeridad que muchos consideran absolutamente indispensables para empujar al mercado al alza por un período más extenso que una sola sesión.

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