Wall Street busca los 11.000 puntos, pero el 2006 genera temores

Al cabo de seis años con euforias y depresiones, el Dow Jones industrial sigue sin repetir el récord, registrado el 14 de enero de 2000. Ahora, se conformaría con un número bastante cercano, 11.000. Pero ¿le servirá para algo?

15 diciembre, 2005

En verdad, desde 2003 el panel clásico ha amagado varias veces con esa cifra mágica. En 2005, empero, le cuesta alcanzar la máxima en el año, 10,940,6 puntos, el 4 de mayo. Hoy, el mercado ve con envidia el auge del oro, que ha pasado de US$ 525 la onza troy, algo que no ocurría desde 1987. Pero, claro, el metal amarillo sigue distante de su propia cima nominal, US$ 850, el 20 de enero de 1980.

Por otra parte, los 11.000 puntos –que ya se obtuvieron a mediados de 2001, e forma efímera- podrían ser un presente griego. En opnión de algunos analistas, alcanzar esa cota puede ocasionar unaampliatomade ganancias. O sea, ventas motivadas por un datos de la realidad: desde 2001, cada ola alcista ha sido seguida por una reacción descendente.

Muchos expertos que trabajan para fondos de inversión o firmas de valores admiten que todo se remite a una cuestión psicológica. A su vez, estos factores influyen sobre una plaza donde operan y especulas personas. Naturalmente, los inversores institucionales no se guían por la “magia de las cifras redondas”. Similar panorama ofrece la bolsa de Tokio, donde el Nikkei 225 logró superar la cota de 15.000. Eso no ocurría desde 2000.

Todo lo anterior lleva a las expectativas respecto de 2006. Analistas, consultores y gurúes están lejos de coincidir, máxime tras el cambio de guardia en el Sistema de Reserva Federal. Algunos imaginan un estacamiento de cotizaciones, otros una abrupta caída y un tercer grupo milita en el bando contrario y apuesta a un auge bursátil.

La clave de las diferencias reside en el instrumento favorito para pronosticar el desempeño de la economía financiera en general: la breha entre tasas federales de corto y largo plazo. A medida como el SRF aumenta los tipos de cortísimi plazo (fueron de 1% en julio de 2004 a 4,25% en este momento), esa brecha -la curva de rendimientos- se contrae.

A mediados de semana, la tasa larga (bonos a diez años) apenas pasa de 4,5% y está muy cerca de la básica, Si las presunciones del mercado se cumplen y el SRF sube a 4,5% su tipo referencial a fines de enero, probablemente no haya brecha o ésta sea negativa. Importa consignar que el cuadro británico es similar: el tipo básico está en 4,75% anual y la tasa interbancaria londinense oscila en torno de 4,6/7%,

Aunque una curvaachatada no sea una bola de cristal perfecta, la estrecha diferencia entre tasas de corto y largo plazo pone nerviosos a inversores, operadores y especuladores. Entretanto, Greenspan y otros cuestionan abiertamente el valor predictivo de la curva. Sucvede que la masiva compra de conos federales, por parte de bancos centrales y otros inversores del exterior, infla precios, reduce retrornos y presiona contra las tasas de largo plazo,

A su vez, los escépticos recuerda que esa tesis es parecida a la prevalente cuando estuvo en boga la “nueva economía” y su burnuja puntocom. Ambas de derrumbaron en 2000/1. Irónicamente, antes de eso Greenspan –por entonces, sus neuronas funcionaban mejor- advirtió sobre “exuberacia irracional” en los mercados de riesgo.

En lo tocante a la economía norteamericana y pese a un reciente informe del gobierno muy optimista acerca del PBI, varios expertos de Wall Street estiman que la reactivación será más lenta en 2006. Por su parte, la futura gestión de Bernanke genera inquietudes. El sucesor de Greenspan es obsesivo respecto a la inflación y a sus presuntos efecto ruinosos en los bancos centrales. Atento a ello, Berrnanke definirá metas inflacionarias y le atará las manos al SRF. Esto pondrá una bolsa eventualmente alcista ante un contexto de tasas altas. A la larga, no habrá mercado que resista un banco central tan ortodoxo.

En verdad, desde 2003 el panel clásico ha amagado varias veces con esa cifra mágica. En 2005, empero, le cuesta alcanzar la máxima en el año, 10,940,6 puntos, el 4 de mayo. Hoy, el mercado ve con envidia el auge del oro, que ha pasado de US$ 525 la onza troy, algo que no ocurría desde 1987. Pero, claro, el metal amarillo sigue distante de su propia cima nominal, US$ 850, el 20 de enero de 1980.

Por otra parte, los 11.000 puntos –que ya se obtuvieron a mediados de 2001, e forma efímera- podrían ser un presente griego. En opnión de algunos analistas, alcanzar esa cota puede ocasionar unaampliatomade ganancias. O sea, ventas motivadas por un datos de la realidad: desde 2001, cada ola alcista ha sido seguida por una reacción descendente.

Muchos expertos que trabajan para fondos de inversión o firmas de valores admiten que todo se remite a una cuestión psicológica. A su vez, estos factores influyen sobre una plaza donde operan y especulas personas. Naturalmente, los inversores institucionales no se guían por la “magia de las cifras redondas”. Similar panorama ofrece la bolsa de Tokio, donde el Nikkei 225 logró superar la cota de 15.000. Eso no ocurría desde 2000.

Todo lo anterior lleva a las expectativas respecto de 2006. Analistas, consultores y gurúes están lejos de coincidir, máxime tras el cambio de guardia en el Sistema de Reserva Federal. Algunos imaginan un estacamiento de cotizaciones, otros una abrupta caída y un tercer grupo milita en el bando contrario y apuesta a un auge bursátil.

La clave de las diferencias reside en el instrumento favorito para pronosticar el desempeño de la economía financiera en general: la breha entre tasas federales de corto y largo plazo. A medida como el SRF aumenta los tipos de cortísimi plazo (fueron de 1% en julio de 2004 a 4,25% en este momento), esa brecha -la curva de rendimientos- se contrae.

A mediados de semana, la tasa larga (bonos a diez años) apenas pasa de 4,5% y está muy cerca de la básica, Si las presunciones del mercado se cumplen y el SRF sube a 4,5% su tipo referencial a fines de enero, probablemente no haya brecha o ésta sea negativa. Importa consignar que el cuadro británico es similar: el tipo básico está en 4,75% anual y la tasa interbancaria londinense oscila en torno de 4,6/7%,

Aunque una curvaachatada no sea una bola de cristal perfecta, la estrecha diferencia entre tasas de corto y largo plazo pone nerviosos a inversores, operadores y especuladores. Entretanto, Greenspan y otros cuestionan abiertamente el valor predictivo de la curva. Sucvede que la masiva compra de conos federales, por parte de bancos centrales y otros inversores del exterior, infla precios, reduce retrornos y presiona contra las tasas de largo plazo,

A su vez, los escépticos recuerda que esa tesis es parecida a la prevalente cuando estuvo en boga la “nueva economía” y su burnuja puntocom. Ambas de derrumbaron en 2000/1. Irónicamente, antes de eso Greenspan –por entonces, sus neuronas funcionaban mejor- advirtió sobre “exuberacia irracional” en los mercados de riesgo.

En lo tocante a la economía norteamericana y pese a un reciente informe del gobierno muy optimista acerca del PBI, varios expertos de Wall Street estiman que la reactivación será más lenta en 2006. Por su parte, la futura gestión de Bernanke genera inquietudes. El sucesor de Greenspan es obsesivo respecto a la inflación y a sus presuntos efecto ruinosos en los bancos centrales. Atento a ello, Berrnanke definirá metas inflacionarias y le atará las manos al SRF. Esto pondrá una bolsa eventualmente alcista ante un contexto de tasas altas. A la larga, no habrá mercado que resista un banco central tan ortodoxo.

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