US$ 85.000 millones para estatizar American International Group
Temiendo, con razón, una crisis financiera total en Occidente, la RF y la secretaria de hacienda se dieron vuelta y resolvieron salvar la mayor aseguradora del mundo. Por US$ 85.000 millones, 80% del control queda en manos del estado.
17 septiembre, 2008
Esta decisión se produce a poco de haber “nacionalizado” las hipotecarias paraestatales Fannie Mae y Freddie Mac, a meses de malvenderse Bear Stearns a JP Morgan Chase y tras la bancarrota por US$ 613.000 millones de Lehman Brothers, sin precedentes nominales en Estados Unidos. Se trata de la intervención a una compañía privada más drástica en la historia de la RF.
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<p>Con el tiempo corriendo en contra, luego de que AIG fracasar en obtener crédito bancario para no pedir la quiebra, Henry Paulson (hacienda) y Benjamin Bernanke (Reserva Federal) convocaron una reunión con líderes del senado y la cámara baja, tras los cierres del martes 16. Iban a explicar un plan que ya circulaba en Wall Street para rescatar a AIG. Bernanke era reticente, pero algunos legisladores apoyaban en principio la idea.</p>
<p>Pero tan desesperado salvataje y una estatización probablemente despertarían fuertes críticas en el congreso mismo, el directorio de la RF y muchos analistas. En efecto, se arriesgaba poner en riesgo dinero de los contribuyentes, sólo para cubrir malas inversiones de la aseguradora e instituciones vinculadas.</p>
<p>Lo que aterrorizaba a la RF y hacienda no era simplemente la perspectiva de otra gigantesca bancarrota privada, sino sus consecuencias en el papel de AIG como proveedor masivo de complejos seguros –contratos derivados inclusive- a inversores institucionales que acababan comprando paquete de títulos, a veces de dudoso respaldo. Por cierto, esos financiamientos exigían que AIG cubriera pérdidas sufridas por los adquirentes, en casos de ceses de pagos. Potencialmente, entonces, la compañía se sentada sobre seis billones cuyo tercio corría serio peligro.</p>
<p>Si AIG se hubiese derrumbado, habría sido incapaz de afrontar sus obligaciones como aseguradora. De inmediato, cientos de inversores institucionales se habrían visto al instante forzados a revisar el valor de aquellos títulos empaquetados. A su vez, ello achicaría su propio capital y sus deudas. Los pequeños ahorristas lo pasarían mal, en particular los fondeados en el mercado monetario.</p>
<p>“Se habría generado una reacción en cadena”, señala Uwe Reinhardt (Princeton). “El contagio hacia abajo pudo haber sido increíble”. Los mercados bursátiles, que el lunes se desmoronaban a causa de Lehman Brothers y AIG, se sentían aliviados el martes, pero el rebote se daba vuelta el miércoles (retrocesos de 4,06% en el DJ 30, 4,71 en el S&P 500, 4,94% en el Nasdaq compuesto y 6,74% en San Pablo), porque los efectos mediatos de la estatización serán políticos. Ya influyen en la campaña electoral.</p>
<p>Por ejemplo, el diputado Barney Frank (demócrata, Massachusetts), jefe del comité de servicios financieros, reveló que Paulson y Bernanke no plantearon nuevas facultades para el rescate. “Estos funcionarios, designados por George W. Bush, confesaron empero que la falta de regulaciones crea severos problemas, el sector privado se metió en un lodazal y sólo el gobierno puede sacarlos. Pero ¿a qué precio?”.</p>
<p>Amén de los roces entre Barack Obama y John McCain, existe el temor de que AIG no sea el último. Benrnanke y Paulson manifestaron a los legisladores que no tenían modo de saberlo. Los aprietos financieros de varios bancos regionales y Washington Mutual –líder en ahorro y préstamo para vivienda- son dos síntomas inquietantes. El nuevo derrumbe parece anticipar algo así.</p>