Un mal pronóstico para el Nasdaq

Nada detiene la caída de las acciones tecnológicas y los analistas creen que este mercado aún no ha tocado fondo. Los inversores, en tanto, muestran interés por las empresas tradicionales. Por Alejandro Fernández

11 marzo, 2001

A un año de haber alcanzado el nivel más alto de su historia, el mercado electrónico Nasdaq sigue cayendo sin freno, situándose 59% por debajo del nivel récord que logró el 10 de marzo del 2000.

Ese día, el Nasdaq sorprendió hasta a los más optimistas al cerrar en los 5.048 puntos, un nivel histórico que hacía soñar con los 6.000, los 7.000, y por que no, incluso con los 10.000 puntos, que algunos expertos consideraban un nivel perfectamente al alcance del mercado.

Pero un año después, el panorama es completamente distinto y el Nasdaq, el mercado donde cambian de manos las acciones de la mayor parte de las grandes empresas tecnológicas, en vez de alzarse se ha hundido con una fuerza que nadie previó.

Al cierre de ayer viernes, el Nasdaq se situó en los 2.052,78 puntos, tras perder en la semana 3%, en gran parte debido a la fortísima baja de 5,35% del viernes, que anuló las alzas de principios de semana.

Este nivel del Nasdaq es el más bajo desde diciembre de 1998 y está 59,3% por debajo de su cierre más alto, con lo que completa la mayor caída desde su niveles máximos que ha registrado en sus 30 años de vida.

Este pésimo rendimiento del Nasdaq se compara con el del Dow Jones de industriales, un promedio que mide la variación de 30 de las principales empresas estadounidenses, en su mayor parte compañías de sectores tradicionales, que han rendido mucho mejor que las tecnológicas.

El Dow Jones cerró ayer viernes en los 10.644,62 puntos, 7,2% por encima del cierre de 9.928,82 puntos del 10 de marzo del 2000, pero de todas formas 9,1% por debajo de su cierre máximo de 11.722,98 puntos del 14 de enero del 2000.

El Dow Jones también mostró un buen rendimiento en la semana de negocios recién pasada, al ganar 1,7% pese a la baja de 1,97% del viernes.

Para los expertos, este comportamiento dispar de las bolsas marca claramente la variación de la “psicología” de los inversores, que en 1999 y parte de 1998 y del 2000 se peleaban por comprar acciones de empresas de nuevas tecnologías, Internet y ordenadores, biotecnología, redes de fibra óptica, es decir, todo lo relacionado con la “nueva economía”.

Hoy por hoy, los inversores prefieren las acciones de empresas “aburridas”, que fabrican productos que cualquier mortal necesita, como alimentos, medicamentos, productos de consumo diario, entre otros.

Las “estrellas de la nueva economía” no dejan de advertir de que sus resultados serán menores a los previstos, que deberán reducir sus plantillas, que necesitan recortar drásticamente sus gastos.

Algunos expertos creen que el daño que ha sufrido el Nasdaq dejará cicatrices que se harán sentir por varios meses, incluso hasta bien entrado 2002.

Estos analistas creen que el Nasdaq aún no ha tocado fondo y que deberá seguir cayendo antes de poder dar luces de recuperación.

Los analistas explican que la meteórica valoración de algunas empresas del sector de las nuevas tecnologías y la excesiva inversión que recibió el sector en los años recién pasados debería afectar al Nasdaq al medio plazo.

Se cree que muchos inversores aún están esperando cualquier leve recuperación para deshacerse, de una vez, de acciones que no dan visos de rendir.

Ahora los inversores esperan ansiosos la reunión del máximo órgano de decisión de la Reserva Federal (banco central de Estados Unidos), el 20 de marzo, cuando se espera una nueva reducción de las tasas de interés para incentivar la recuperación económica.

Sin embargo, la esperanza de una agresiva rebaja de tasas sufrió ayer viernes un serio revés, tras darse a conocer las cifras del mercado laboral, que mostraron una actividad económica mayor a la esperada.

El Gobierno informó que en febrero se crearon 135.000 nuevos empleos, mucho más que los 75.000 que esperaban los expertos.

Esto, si bien es bueno para el ciudadano común, no es tan bueno para los inversores de Wall Street, para quienes un aumento del empleo significa mayor actividad y, por lo tanto, menor necesidad de reducir las tasas de interés, a estas alturas la única esperanza que queda.

El autor es periodista de la agencia de noticias EFE

A un año de haber alcanzado el nivel más alto de su historia, el mercado electrónico Nasdaq sigue cayendo sin freno, situándose 59% por debajo del nivel récord que logró el 10 de marzo del 2000.

Ese día, el Nasdaq sorprendió hasta a los más optimistas al cerrar en los 5.048 puntos, un nivel histórico que hacía soñar con los 6.000, los 7.000, y por que no, incluso con los 10.000 puntos, que algunos expertos consideraban un nivel perfectamente al alcance del mercado.

Pero un año después, el panorama es completamente distinto y el Nasdaq, el mercado donde cambian de manos las acciones de la mayor parte de las grandes empresas tecnológicas, en vez de alzarse se ha hundido con una fuerza que nadie previó.

Al cierre de ayer viernes, el Nasdaq se situó en los 2.052,78 puntos, tras perder en la semana 3%, en gran parte debido a la fortísima baja de 5,35% del viernes, que anuló las alzas de principios de semana.

Este nivel del Nasdaq es el más bajo desde diciembre de 1998 y está 59,3% por debajo de su cierre más alto, con lo que completa la mayor caída desde su niveles máximos que ha registrado en sus 30 años de vida.

Este pésimo rendimiento del Nasdaq se compara con el del Dow Jones de industriales, un promedio que mide la variación de 30 de las principales empresas estadounidenses, en su mayor parte compañías de sectores tradicionales, que han rendido mucho mejor que las tecnológicas.

El Dow Jones cerró ayer viernes en los 10.644,62 puntos, 7,2% por encima del cierre de 9.928,82 puntos del 10 de marzo del 2000, pero de todas formas 9,1% por debajo de su cierre máximo de 11.722,98 puntos del 14 de enero del 2000.

El Dow Jones también mostró un buen rendimiento en la semana de negocios recién pasada, al ganar 1,7% pese a la baja de 1,97% del viernes.

Para los expertos, este comportamiento dispar de las bolsas marca claramente la variación de la “psicología” de los inversores, que en 1999 y parte de 1998 y del 2000 se peleaban por comprar acciones de empresas de nuevas tecnologías, Internet y ordenadores, biotecnología, redes de fibra óptica, es decir, todo lo relacionado con la “nueva economía”.

Hoy por hoy, los inversores prefieren las acciones de empresas “aburridas”, que fabrican productos que cualquier mortal necesita, como alimentos, medicamentos, productos de consumo diario, entre otros.

Las “estrellas de la nueva economía” no dejan de advertir de que sus resultados serán menores a los previstos, que deberán reducir sus plantillas, que necesitan recortar drásticamente sus gastos.

Algunos expertos creen que el daño que ha sufrido el Nasdaq dejará cicatrices que se harán sentir por varios meses, incluso hasta bien entrado 2002.

Estos analistas creen que el Nasdaq aún no ha tocado fondo y que deberá seguir cayendo antes de poder dar luces de recuperación.

Los analistas explican que la meteórica valoración de algunas empresas del sector de las nuevas tecnologías y la excesiva inversión que recibió el sector en los años recién pasados debería afectar al Nasdaq al medio plazo.

Se cree que muchos inversores aún están esperando cualquier leve recuperación para deshacerse, de una vez, de acciones que no dan visos de rendir.

Ahora los inversores esperan ansiosos la reunión del máximo órgano de decisión de la Reserva Federal (banco central de Estados Unidos), el 20 de marzo, cuando se espera una nueva reducción de las tasas de interés para incentivar la recuperación económica.

Sin embargo, la esperanza de una agresiva rebaja de tasas sufrió ayer viernes un serio revés, tras darse a conocer las cifras del mercado laboral, que mostraron una actividad económica mayor a la esperada.

El Gobierno informó que en febrero se crearon 135.000 nuevos empleos, mucho más que los 75.000 que esperaban los expertos.

Esto, si bien es bueno para el ciudadano común, no es tan bueno para los inversores de Wall Street, para quienes un aumento del empleo significa mayor actividad y, por lo tanto, menor necesidad de reducir las tasas de interés, a estas alturas la única esperanza que queda.

El autor es periodista de la agencia de noticias EFE

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