UBS arriesga la confianza de accionistas y clientes millonarios

Por un lado, Union des Banques Suisses insinúa que la crisis financiera occidental dista de agotarse. Por otro, el gigante zuriqués pierde imagen ante accionistas y, peor, su cartera de potentados quisiera saber qué pasa con sus inversiones.

30 octubre, 2007

Esta banca de 145 años, emblema de lo mejor y lo peor del negocio helvético –amén de primero por activos en Europa occidental-, tiene aún grado crediticio Aaa y maneja US$ 2,8 billones alrededor del mundo. Vale decir, el equivalente del presupuesto federal norteamericano. Pero, de abril a octubre, su título ha perdido 21% en la bolsa de Zürich.

Este deterioro responde a una pésima decisión estratégica: colocarse en paquetes hipotecarios estadounidenses, justo antes de que ese segmento empezara a capotar. Esto ya les costó el puesto al ex director gerente, Peter Wuffli, al ex director financiero Clive Standish y al ex director de inversiones, Huw Jenkins.

Ahora toca a Marcel Rolner apuntalar el pobre desempeño de UBS. En particular, convencer a los clientes de mayor enjundia –muchos de ellos, ocultos en cuentas anónimas- de que la entidad puede combinan la estabilidad del mercado monetario con los ingresos, más altos pero menos predictibles, de una banca de inversión. Rolner reveló las primera pérdidas contables en casi cinco años (US$ 4.000 millones) sólo en préstamos apalancados.

Esta banca de 145 años, emblema de lo mejor y lo peor del negocio helvético –amén de primero por activos en Europa occidental-, tiene aún grado crediticio Aaa y maneja US$ 2,8 billones alrededor del mundo. Vale decir, el equivalente del presupuesto federal norteamericano. Pero, de abril a octubre, su título ha perdido 21% en la bolsa de Zürich.

Este deterioro responde a una pésima decisión estratégica: colocarse en paquetes hipotecarios estadounidenses, justo antes de que ese segmento empezara a capotar. Esto ya les costó el puesto al ex director gerente, Peter Wuffli, al ex director financiero Clive Standish y al ex director de inversiones, Huw Jenkins.

Ahora toca a Marcel Rolner apuntalar el pobre desempeño de UBS. En particular, convencer a los clientes de mayor enjundia –muchos de ellos, ocultos en cuentas anónimas- de que la entidad puede combinan la estabilidad del mercado monetario con los ingresos, más altos pero menos predictibles, de una banca de inversión. Rolner reveló las primera pérdidas contables en casi cinco años (US$ 4.000 millones) sólo en préstamos apalancados.

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