Trichet y Larosière, acusados en el caso del Crédit Lyonnais

En el proceso originado en el escándalo del Crédit Lyonnais, ahora se piden severas penas para Jean-Claude Trichet, Jacques de Larosière y otros banqueros. En teoría, Trichet sigue siendo el próximo presidente del Banco Central Europeo.

7 febrero, 2003

"¿Profesionales, improvisados o algo peor?", pregunta un fiscal
de París aludiendo a Trichet y algunos ex colaboradores suyos de quien,
inexplicablemente, continúa presidiendo el Banco de Francia (central),
casi como una copia gala del caso Pedro Pou en la Argentina de 1999/2001. Su honestidad,
su ética como funcionario estatal y su futuro son cuestionados por la justicia,
pero el BCE aún no descarta el "pacto entre caballeros" por el
cual Trichet sucederá al inocuo holandés Willem Duisenberg en julio.

Trichet figura entre los principales imputados en la causa del Lyonnais, uno
de los grandes bancos franceses, sumido en deudas y objeto de onerosos rescates
desde 1991, a raíz de especulaciones e irregularidades. Estas maniobras
fueron silenciadas (como ocurre hoy con el caso en medios franceses y rioplatenses),
toleradas o ignoradas por el banco central, Hacienda y otras autoridades. Por
entonces, Trichet era director gerente del CL y el estado su principal accionista.

El procurador Jean-Claude Bernard cerró esta misma semana la instrucción
y su alegato incluye, aparte de cargos radicados en 2002, agravantes por complicidad
con financistas privados. Para Trichet se piden diez meses de prisión
por coparticipar en la falsificación de asientos contables.

Penas de hasta año y medio se solicitan para Jean-Ives Habeber y Jacques
de Larosière, entre otros. Su nombre explica la escasa difusión
del asunto, porque se trata del antecesor de Michel Camdessus al frente del
Fondo Monetario Internacional. En la época de autos, Larosière
era presidente del central. Junto con Trichet y varios procesados, forman el
grupo más influyente -y sigiloso- en las finanzas francesas de los últimos
treinta años.

Este afer tiene también visos trágicos. Pierre Bérégovoy,
ministro de Hacienda al momento de estallar la crisis del Lyonnais, acabó
suicidándose en mayo de 1993. Era el mismo que, según los abogados
de Trichet, le había ratificado la confianza en 1992. Dato complementario:
varias operaciones cuestionadas por la justicia beneficiaron a Giancarlo Parretti,
un italiano dedicado a negocios de toda laya.

"¿Profesionales, improvisados o algo peor?", pregunta un fiscal
de París aludiendo a Trichet y algunos ex colaboradores suyos de quien,
inexplicablemente, continúa presidiendo el Banco de Francia (central),
casi como una copia gala del caso Pedro Pou en la Argentina de 1999/2001. Su honestidad,
su ética como funcionario estatal y su futuro son cuestionados por la justicia,
pero el BCE aún no descarta el "pacto entre caballeros" por el
cual Trichet sucederá al inocuo holandés Willem Duisenberg en julio.

Trichet figura entre los principales imputados en la causa del Lyonnais, uno
de los grandes bancos franceses, sumido en deudas y objeto de onerosos rescates
desde 1991, a raíz de especulaciones e irregularidades. Estas maniobras
fueron silenciadas (como ocurre hoy con el caso en medios franceses y rioplatenses),
toleradas o ignoradas por el banco central, Hacienda y otras autoridades. Por
entonces, Trichet era director gerente del CL y el estado su principal accionista.

El procurador Jean-Claude Bernard cerró esta misma semana la instrucción
y su alegato incluye, aparte de cargos radicados en 2002, agravantes por complicidad
con financistas privados. Para Trichet se piden diez meses de prisión
por coparticipar en la falsificación de asientos contables.

Penas de hasta año y medio se solicitan para Jean-Ives Habeber y Jacques
de Larosière, entre otros. Su nombre explica la escasa difusión
del asunto, porque se trata del antecesor de Michel Camdessus al frente del
Fondo Monetario Internacional. En la época de autos, Larosière
era presidente del central. Junto con Trichet y varios procesados, forman el
grupo más influyente -y sigiloso- en las finanzas francesas de los últimos
treinta años.

Este afer tiene también visos trágicos. Pierre Bérégovoy,
ministro de Hacienda al momento de estallar la crisis del Lyonnais, acabó
suicidándose en mayo de 1993. Era el mismo que, según los abogados
de Trichet, le había ratificado la confianza en 1992. Dato complementario:
varias operaciones cuestionadas por la justicia beneficiaron a Giancarlo Parretti,
un italiano dedicado a negocios de toda laya.

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