Transgénicos: Washington choca con Bruselas y Brasil los limita

Por un lado, Brasil no autorizará nuevos cultivos transgénicos. Por el otro, la Unión Europea polemiza con George W. Bush sobre los “organismos genéticamente modificados” (OGM). Vale decir, el uso -o abuso- de la biotecnología en el agro.

26 junio, 2003

"No autorizaremos más siembras transgénicas mientras el Congreso
no reglamente la actividad", señaló José Dirceu, secretario
de Presidencia. No obstante, aclaró que el gobierno federal respetará
una medida temporaria adoptada por Río Grande del Sur, que permite la cosecha
2002/3 pero veda plantaciones con vistas a la temporada 2003/4. "La producción
actual, unos ocho millones de soya genéricamente modificada, podrá
comercializarse respetando los intereses estratégicos del país",
explicó Marina Silva, ministra de Ambiente.

Entretanto, recrudece la polémica entre la Unión Europea y Estados
Unidos sobre OGM, con participación del propio Bush. El mandatario sostuvo,
el lunes, que Bruselas "es contraria a la biotecnología y se desentiende
de las hambrunas en África". La UE afirma que "esas acusaciones
son desmentidas por la realidad. Prestamos asistencia a los países subsaharianos
por una suma anual siete veces superior al aporte norteamericano", aclaró
Gherásimos Thomas, vocero de la Comisión Europea en la materia.

Esa fuente y el ministro italiano del ramo, Gianni Alemanno, indicaron que
la UE apoya a la biotecnología y no discrimina "in toto" contra
los OGM. "Sólo se les exige identificarse como tales. Por otra parte
-subraya Monica Frassoni (bancada verde, Parlamento Europeo)- no tratamos de
imponer políticas específicas a los africanos ni a otros países
del mundo". Pero, al mismo tiempo, la CE sigue estudiando informes médicos
sobre ciertos efectos de los OGM en la salud humana; en particular, reacciones
alérgicas. Similar temperamento prevale en Brasil, lo cual puede influir
en Argentina, donde los OGM son defendidos como negocio por un influyente "lobby"
sólo en apariencia técnico.

Científicos y funcionarios ven con cierta alarma el crecimiento mundial
de la superficie sembrada con transgénicos. Ésta sumaba 52.600.000
hectáreas en 2001 (+19% sobre 2000) y subió a 58 millones en 2002
(+12). Es decir, 31,2% de avance acumulado en sólo dos años. En
cuanto a la postura de Bush, es fácil de explicar: con 35.700.000 ha,
EE.UU, representa 61,6% del total en el planeta. También es fácil
comprender la fuerza del "lobby" en Argentina, que va segunda con
11.800.000 ha. (23% del mundo), muy por delante del tercero (Canadá,
6%) y la cuarta (China, 4%).

"No autorizaremos más siembras transgénicas mientras el Congreso
no reglamente la actividad", señaló José Dirceu, secretario
de Presidencia. No obstante, aclaró que el gobierno federal respetará
una medida temporaria adoptada por Río Grande del Sur, que permite la cosecha
2002/3 pero veda plantaciones con vistas a la temporada 2003/4. "La producción
actual, unos ocho millones de soya genéricamente modificada, podrá
comercializarse respetando los intereses estratégicos del país",
explicó Marina Silva, ministra de Ambiente.

Entretanto, recrudece la polémica entre la Unión Europea y Estados
Unidos sobre OGM, con participación del propio Bush. El mandatario sostuvo,
el lunes, que Bruselas "es contraria a la biotecnología y se desentiende
de las hambrunas en África". La UE afirma que "esas acusaciones
son desmentidas por la realidad. Prestamos asistencia a los países subsaharianos
por una suma anual siete veces superior al aporte norteamericano", aclaró
Gherásimos Thomas, vocero de la Comisión Europea en la materia.

Esa fuente y el ministro italiano del ramo, Gianni Alemanno, indicaron que
la UE apoya a la biotecnología y no discrimina "in toto" contra
los OGM. "Sólo se les exige identificarse como tales. Por otra parte
-subraya Monica Frassoni (bancada verde, Parlamento Europeo)- no tratamos de
imponer políticas específicas a los africanos ni a otros países
del mundo". Pero, al mismo tiempo, la CE sigue estudiando informes médicos
sobre ciertos efectos de los OGM en la salud humana; en particular, reacciones
alérgicas. Similar temperamento prevale en Brasil, lo cual puede influir
en Argentina, donde los OGM son defendidos como negocio por un influyente "lobby"
sólo en apariencia técnico.

Científicos y funcionarios ven con cierta alarma el crecimiento mundial
de la superficie sembrada con transgénicos. Ésta sumaba 52.600.000
hectáreas en 2001 (+19% sobre 2000) y subió a 58 millones en 2002
(+12). Es decir, 31,2% de avance acumulado en sólo dos años. En
cuanto a la postura de Bush, es fácil de explicar: con 35.700.000 ha,
EE.UU, representa 61,6% del total en el planeta. También es fácil
comprender la fuerza del "lobby" en Argentina, que va segunda con
11.800.000 ha. (23% del mundo), muy por delante del tercero (Canadá,
6%) y la cuarta (China, 4%).

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