Susan Schwab: sin luna miel y con un plazo perentorio

No es común que alguien ingrese al gabinete con pocas semanas para cumplir una “misión imposible”. Pero eso le ocurre a la nueva representante comercial viajera de Estados Unidos.

21 junio, 2006

Susan Schwab, en efecto, tiene una cinco semanas para destrabar negociaciones relativas a la casi extinta ronda Dohá. Esto pone en juego el futuro del libre intercambio y el de la tambaleante Organización Mundial de Comercio (OMC). Sin mucha convicción, George W.Bush reiteró –en la jura-el compromiso de “llegar al éxito”.

Optimismo precisamente no sobra, a juzgar por la escasa relevancia que los medios le concedieron al nombramiento. Todo esperan a ver qué ocurre a fines de julio, en una reunión crucial para el destino de las tratativas. Este plazo deriva de un hecho político: expiran las facultades presidenciales extraordinarias para negociar acuerdos comerciales no sujetos a la revisión legislativa.

En verdad, esos poderes venden en julio de 2007 pero, dada la mecánica de negociaciones, es casi imposible que –a partir del mes próximo- sea posible avanzar en convenios de cualquier tipo sin un encuadre ya definido. Schwab acaba de admitirlo, señalando que “o se adoptan decisiones duras o no hay salida a la vista”.

La funcionaria tiene amplia experiencia. Sucede a su propio jefe, Robert Portman, que prefirió mudarse a la oficina legislativa para gestión del presupuesto. Con poco más de cincuenta años, ha frecuentado el tema comercial en el gobierno y algunas empresas. Pero es poco conocida fuera de su ámbito. Algunos critican la designación y la ven como señal de que Bush ya no se forja ilusiones alrededor de Dohá y la OMC.

Susan Schwab, en efecto, tiene una cinco semanas para destrabar negociaciones relativas a la casi extinta ronda Dohá. Esto pone en juego el futuro del libre intercambio y el de la tambaleante Organización Mundial de Comercio (OMC). Sin mucha convicción, George W.Bush reiteró –en la jura-el compromiso de “llegar al éxito”.

Optimismo precisamente no sobra, a juzgar por la escasa relevancia que los medios le concedieron al nombramiento. Todo esperan a ver qué ocurre a fines de julio, en una reunión crucial para el destino de las tratativas. Este plazo deriva de un hecho político: expiran las facultades presidenciales extraordinarias para negociar acuerdos comerciales no sujetos a la revisión legislativa.

En verdad, esos poderes venden en julio de 2007 pero, dada la mecánica de negociaciones, es casi imposible que –a partir del mes próximo- sea posible avanzar en convenios de cualquier tipo sin un encuadre ya definido. Schwab acaba de admitirlo, señalando que “o se adoptan decisiones duras o no hay salida a la vista”.

La funcionaria tiene amplia experiencia. Sucede a su propio jefe, Robert Portman, que prefirió mudarse a la oficina legislativa para gestión del presupuesto. Con poco más de cincuenta años, ha frecuentado el tema comercial en el gobierno y algunas empresas. Pero es poco conocida fuera de su ámbito. Algunos critican la designación y la ven como señal de que Bush ya no se forja ilusiones alrededor de Dohá y la OMC.

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