Sube 1,64% el yüan respecto del dólar
Por un lado, el precio de la moneda china en dólares pasa de 12,18 a 12,38 (alza de 1,64%). Por el otro, el dólar cede de YR 8,21 a 8,08 (-1,58%) Entretanto, la banda oscilatoria del euro y el yen, en la canasta, pasa a 3,22%.
26 septiembre, 2005
Así señala el comunicado del Banco Popular (central) a sus equivalentes de Estados Unidos, Francfort y Tokio. Por un error ya muy arraigado, las agencias noticiosas no especializadas hablan de “una devaluación de 2,1%” y, de inmediato, señalan que el yüan “sube de 8,21 a 8,08”. Vale decir, una contradicción.
Dadas las diferencias entre las tres divisas de la canasta, la gama del dólar es muy inferior a las del euro y el yen. En realidad, esta canasta contiene una paridad (dólar-yen) que dista de ser libre: cada vez que el dólar baja de ¥ 110, el emisor japonés compra y lo hace rebotar.
La medida rige desde este lunes, pero ya se conocía el viernes. En realidad, se difundió para coincidir con la reunión del Grupo de los 7 (EE.UU., Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Canadá e Italia). A su vez, ésta se había programa como preludio a la asamblea semestral ordinaria del Fondo Monetario y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF o Banco Mundial), ese mismo fin de semana.
Naturalmente, ni este retoque ni el anterior –fue el primero, en julio- influyen mucho sobre la competitividad de las exportaciones chinas a las dos mayores economías del mundo. En ese orden, la Unión Europea y EE.UU. Por supuesto, el superávit chino respecto de ambas es clave en la economía global.
En lo tocante a la banda de oscilación, componente de lo que técnicamente se llama “flotación sucia”, es algo superior a 3% para el yen y el euro, pero no llega a 1% en el caso del dólar. Nadie lo dice, pero en realidad se trata de una “doble canasta”. Por un lado el dólar, por el otro el dúo euro-yen. La heterodoxia del sistema es muy superior a las que el FMI suele condenar cuando la asumen economías periféricas. Tratándose de Beijing y su poder, la entidad guarda cauto silencio.
Así señala el comunicado del Banco Popular (central) a sus equivalentes de Estados Unidos, Francfort y Tokio. Por un error ya muy arraigado, las agencias noticiosas no especializadas hablan de “una devaluación de 2,1%” y, de inmediato, señalan que el yüan “sube de 8,21 a 8,08”. Vale decir, una contradicción.
Dadas las diferencias entre las tres divisas de la canasta, la gama del dólar es muy inferior a las del euro y el yen. En realidad, esta canasta contiene una paridad (dólar-yen) que dista de ser libre: cada vez que el dólar baja de ¥ 110, el emisor japonés compra y lo hace rebotar.
La medida rige desde este lunes, pero ya se conocía el viernes. En realidad, se difundió para coincidir con la reunión del Grupo de los 7 (EE.UU., Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Canadá e Italia). A su vez, ésta se había programa como preludio a la asamblea semestral ordinaria del Fondo Monetario y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF o Banco Mundial), ese mismo fin de semana.
Naturalmente, ni este retoque ni el anterior –fue el primero, en julio- influyen mucho sobre la competitividad de las exportaciones chinas a las dos mayores economías del mundo. En ese orden, la Unión Europea y EE.UU. Por supuesto, el superávit chino respecto de ambas es clave en la economía global.
En lo tocante a la banda de oscilación, componente de lo que técnicamente se llama “flotación sucia”, es algo superior a 3% para el yen y el euro, pero no llega a 1% en el caso del dólar. Nadie lo dice, pero en realidad se trata de una “doble canasta”. Por un lado el dólar, por el otro el dúo euro-yen. La heterodoxia del sistema es muy superior a las que el FMI suele condenar cuando la asumen economías periféricas. Tratándose de Beijing y su poder, la entidad guarda cauto silencio.