Snow ahora recauda fondos para la reelección de Bush

John Snow, secretario de Hacienda, protagoniza esta semana la primera comida en la campaña reelectoral de George W. Bush. Precio máximo: US$ 10.000 por tarjeta. Esto genera críticas, ironías y chascarrillos en Washington y Wall Street.

9 junio, 2003

Robert Rubin, quizás el más prestigioso de sus antecesores recientes,
calificó el hecho de "denigrante y poco agraciado". Snow confirmó
ayer que hablará el viernes en una cena organizada en Richmond por el Partido
Republicano de Virginia. El actual titular de Hacienda era CEO de CSX Corporation,
una empresa de esa ciudad. Las tarjetas cuestan entre US$ 75 -asistentes de pie-
y 10.000 (mesa de ocho).

Tesorería está adoptando precauciones para evitarle a su jefe más
censuras y bromas. En verdad, Rubin no era el más indicado para tirar la
primera piedra: en 1996 había organizado un té en plena Casa Blanca,
donde se recaudaba para la reelección de William J. Clinton. "Pero
eso no se hizo un año y medio antes los comicios, como ocurre ahora",
se defendió Rubin.

"Esta clase de situaciones son verdaderas bombas de tiempo, aunque sólo
sean poco elegantes, no anti-éticas", opina Larry Sabato. "Queda
feo que miembros del gabinete hablen en comidas cuya tarjeta llega a semejante
precio", coinciden dos operadores neoyorquinos. Por las dudas, Snow hará
mención al cargo, aclaró su vocero oficial, y el gobierno no facilitará
ni siquiera transporte.

Robert Rubin, quizás el más prestigioso de sus antecesores recientes,
calificó el hecho de "denigrante y poco agraciado". Snow confirmó
ayer que hablará el viernes en una cena organizada en Richmond por el Partido
Republicano de Virginia. El actual titular de Hacienda era CEO de CSX Corporation,
una empresa de esa ciudad. Las tarjetas cuestan entre US$ 75 -asistentes de pie-
y 10.000 (mesa de ocho).

Tesorería está adoptando precauciones para evitarle a su jefe más
censuras y bromas. En verdad, Rubin no era el más indicado para tirar la
primera piedra: en 1996 había organizado un té en plena Casa Blanca,
donde se recaudaba para la reelección de William J. Clinton. "Pero
eso no se hizo un año y medio antes los comicios, como ocurre ahora",
se defendió Rubin.

"Esta clase de situaciones son verdaderas bombas de tiempo, aunque sólo
sean poco elegantes, no anti-éticas", opina Larry Sabato. "Queda
feo que miembros del gabinete hablen en comidas cuya tarjeta llega a semejante
precio", coinciden dos operadores neoyorquinos. Por las dudas, Snow hará
mención al cargo, aclaró su vocero oficial, y el gobierno no facilitará
ni siquiera transporte.

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