Siguen fallos y opiniones adversas a bonistas e intermediarios

El fallo norteamericano favorable a Mendoza y opiniones del banco central italiano impulsaron –demasiado- el mercado argentino de riesgo. Por cierto, ya son varios los dictámenes que les restan sustento a “comités” y fondos buitres.

14 octubre, 2004

La decisión de Harold Baer, juez federal de circuito en Manhattan sur, deja seguir adelante el canje del bono “Aconcagua”, por US$ 250 millones. Esto frustró una maniobra cuya punta de lanza era Greylock, un fondo buitre cuyas tenencias (apenas un centésimo del monto total) le permitían probar suerte sin perder mucho. Al parecer, los “buitres” se han resignado a esperar que Argentina regularice pagos, para golpear después. Así admiten inclusive medios y opinadores locales que operaban para “comités” y ciertas bancas.

Por cierto, hasta ahora ninguno de estos acreedores –mucho menos, los “comités” que dicen representarlos- consigue cobrar demandas. Por su parte, éstas no pasan de 1% de la deuda total. En general, los jueces tienden a resaltar el papel poco claro de los intermediarios financieros que vendían bonos argentinos cuando ya eran chatarra. Pero “los inversores conocían bien los riesgos”, señalaba Antonio Fazio.

Este temperamento representa un severo revés para el “lobby” internacional y parte del propio gobierno italiano. Como apuntaba, no hace mucho, Roberto Lavagna, su colega en Roma (Giulio Siniscalco) actuaba como vocero de los fondos buitres. Pero Fazio fue claro: el mercado “sabía que el estado argentino orillaba la insolvencia”. Exponiendo en la cámara de Diputados, el jefe de Banca d’Italia (central) reprochó a los intermediarios no haber “calculado bien la relación entre riesgo y rendimiento”.

Por supuesto, estas opiniones irritaron a la Liga Norte, un aliado de la coalición derechista que encabezan Silvio Berlusconi y Forza Italia. Malinterpretando a Fazio, Guido Rossi (vice de la liga separatista) dijo: “Sostener que tantos ahorristas chicos y muy chicos asumieron riesgos de modo consciente es ignorar cómo actúan habitualmente diariamente los bancos italianos”. En otras palabras, la responsabilidad les cabe a los intermediarios o al FMI –no tanto a la Argentina-, como señalaron algunos jueces en ese país y Alemania.

La decisión de Harold Baer, juez federal de circuito en Manhattan sur, deja seguir adelante el canje del bono “Aconcagua”, por US$ 250 millones. Esto frustró una maniobra cuya punta de lanza era Greylock, un fondo buitre cuyas tenencias (apenas un centésimo del monto total) le permitían probar suerte sin perder mucho. Al parecer, los “buitres” se han resignado a esperar que Argentina regularice pagos, para golpear después. Así admiten inclusive medios y opinadores locales que operaban para “comités” y ciertas bancas.

Por cierto, hasta ahora ninguno de estos acreedores –mucho menos, los “comités” que dicen representarlos- consigue cobrar demandas. Por su parte, éstas no pasan de 1% de la deuda total. En general, los jueces tienden a resaltar el papel poco claro de los intermediarios financieros que vendían bonos argentinos cuando ya eran chatarra. Pero “los inversores conocían bien los riesgos”, señalaba Antonio Fazio.

Este temperamento representa un severo revés para el “lobby” internacional y parte del propio gobierno italiano. Como apuntaba, no hace mucho, Roberto Lavagna, su colega en Roma (Giulio Siniscalco) actuaba como vocero de los fondos buitres. Pero Fazio fue claro: el mercado “sabía que el estado argentino orillaba la insolvencia”. Exponiendo en la cámara de Diputados, el jefe de Banca d’Italia (central) reprochó a los intermediarios no haber “calculado bien la relación entre riesgo y rendimiento”.

Por supuesto, estas opiniones irritaron a la Liga Norte, un aliado de la coalición derechista que encabezan Silvio Berlusconi y Forza Italia. Malinterpretando a Fazio, Guido Rossi (vice de la liga separatista) dijo: “Sostener que tantos ahorristas chicos y muy chicos asumieron riesgos de modo consciente es ignorar cómo actúan habitualmente diariamente los bancos italianos”. En otras palabras, la responsabilidad les cabe a los intermediarios o al FMI –no tanto a la Argentina-, como señalaron algunos jueces en ese país y Alemania.

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