Se reanudó la relación con el FMI y surgen nuevas presiones (10-III)
Roberto Lavagna sostuvo que ahora deben hablar los demás. Calificó de positivas las reuniones con Rodrigo Rato y otras instancias. Entretanto, Italia sancionaba a bancos por irregularidades con tangobonos y surgían nuevas presiones.
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“Nosotros queremos que, en adelante, hablen los demás. Hay que remitirse al comunicado del Fondo Monetario Internacional para darse cuenta de que las relaciones con Argentina se normalizan tras el canje de la deuda, señalaba el ministro de Economía al regresar.
Mientras, Rogelio Noriega –subsecretario de asuntos latinoamericanos en Washington- admitía que se habían dado pasos relevantes en la relación entre Argentina, el Fondo, el Banco Mundial y otras agencias multilaterales. El funcionario, un duro en materia de relaciones regionales, recomendó llegar lo antes posible a un acuerdo con la entidad.
En realidad, el cubano se limitó a repetir palabras de John Snow, secretario de Hacienda, y su segundo, John Taylor. Reiteró habituales exhortaciones a “solucionar litigios tarifarios con servicios públicos y acelerar reformas financieras”. Naturalmente, algunos medios en Buenos Aires interpretaron lo último como presión para privatizar los bancos Nación y Provincia. No obstante, Noriega aludía a la ley de coparticipación fiscal –que no impone disciplina a provincias mal administradas- y al sistema tributario, demasiado dependiente del IVA.
En cuanto a la Commissione nazionale per società e borse (Consob), pidió sanciones para dos grupos bancarios de la península. Se trata de Intesa y Unicredit –entidades de primer nivel en ese país-, que cometieron irregularidades en la colocación de bonos argentinos. La primera ya tenía problemas serios respecto de Parmalat y su quiebra fraudulenta.
A raíz de la solicitud de la comisión italiana de valores, el gobierno decidió multar a ambas. Primero le ha tocado a Intesa, la mayor, mientras se define el caso Unicredit. En su denuncia, la Consob las acusa de “no haber respetado normas sobre correcto servicio a inversores, en particular en lo referente ala venta –en 2001- de obligaciones emitidas por Argentina”.
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“Nosotros queremos que, en adelante, hablen los demás. Hay que remitirse al comunicado del Fondo Monetario Internacional para darse cuenta de que las relaciones con Argentina se normalizan tras el canje de la deuda, señalaba el ministro de Economía al regresar.
Mientras, Rogelio Noriega –subsecretario de asuntos latinoamericanos en Washington- admitía que se habían dado pasos relevantes en la relación entre Argentina, el Fondo, el Banco Mundial y otras agencias multilaterales. El funcionario, un duro en materia de relaciones regionales, recomendó llegar lo antes posible a un acuerdo con la entidad.
En realidad, el cubano se limitó a repetir palabras de John Snow, secretario de Hacienda, y su segundo, John Taylor. Reiteró habituales exhortaciones a “solucionar litigios tarifarios con servicios públicos y acelerar reformas financieras”. Naturalmente, algunos medios en Buenos Aires interpretaron lo último como presión para privatizar los bancos Nación y Provincia. No obstante, Noriega aludía a la ley de coparticipación fiscal –que no impone disciplina a provincias mal administradas- y al sistema tributario, demasiado dependiente del IVA.
En cuanto a la Commissione nazionale per società e borse (Consob), pidió sanciones para dos grupos bancarios de la península. Se trata de Intesa y Unicredit –entidades de primer nivel en ese país-, que cometieron irregularidades en la colocación de bonos argentinos. La primera ya tenía problemas serios respecto de Parmalat y su quiebra fraudulenta.
A raíz de la solicitud de la comisión italiana de valores, el gobierno decidió multar a ambas. Primero le ha tocado a Intesa, la mayor, mientras se define el caso Unicredit. En su denuncia, la Consob las acusa de “no haber respetado normas sobre correcto servicio a inversores, en particular en lo referente ala venta –en 2001- de obligaciones emitidas por Argentina”.
