San Pablo cayó 3,7% y Buenos Aires hasta 6,7%, en un clima mundial volátil

El escape a activos más seguros castigó las bolsas alrededor del mundo. Ante la probabilidad de que Reserva Federal suba en junio a 5,25% la tasa básica, inversores de todo tipo empiezan a pasarse a bonos de Tesorería.

22 mayo, 2006

La jornada arrancó negativa en Asia oriental y sudoriental. Tokio cedió 1,84%, Hongkong 3,11% y Singapur 3,1%. Horas después, Londres y Fráncfort perdían 2,2% cada una. Por fin, San Pablo cayó 3,8% y arrastró a la pequeña Buenos Aires, que se derrumbó hasta 6,7% para luego recortar a 3,9%. En su caso y otros, se diluían avances de este año. Pero obraba localmente un factor político: la campaña de ciertos círculos empresarios y financieros contra el acto oficial del día 25 y los “precios administrados”.

Si bien el fenómeno de fondo es la inquietante perspectiva estanflacionaria que afronta Estados Unidos, muchos inversores abandonaban también papeles vinculados a productos e insumos primarios y a tecnología, pero no a manufacturas. Se explica así que el Nasdaq haya bajado 1,18%, mientras el Standard&Poor’s 500 quedaba casi neutro y el Dow Jones industrial reducía la baja a 0,19%.

Por lo mismo, se notaba un pase a bonos y letras de Tesorería, por lo cual sus tasas de retorno -contracaras del precio- cedían a 5,03% anual (diez años) y 5,13% (treinta años). Varios intermediarios y fondos temen por el crecimiento de la economía norteamericana, de por sí moderado. Otros creen que es una simple toma de ganancias, porque finalmente los crudos tejanos subieron un poco (a US$ 69,25).

Paralelamente, una venta de ribetes mundiales afectaba a metales preciosos (el oro cedía a US$ 655 la onza, la plata a 12,80), cobre, aluminio y otros. Algunos analistas en Wall Street y la City responsabilizaban de las corridas a “políticas monetarias erráticas en los países centrales”.

La jornada arrancó negativa en Asia oriental y sudoriental. Tokio cedió 1,84%, Hongkong 3,11% y Singapur 3,1%. Horas después, Londres y Fráncfort perdían 2,2% cada una. Por fin, San Pablo cayó 3,8% y arrastró a la pequeña Buenos Aires, que se derrumbó hasta 6,7% para luego recortar a 3,9%. En su caso y otros, se diluían avances de este año. Pero obraba localmente un factor político: la campaña de ciertos círculos empresarios y financieros contra el acto oficial del día 25 y los “precios administrados”.

Si bien el fenómeno de fondo es la inquietante perspectiva estanflacionaria que afronta Estados Unidos, muchos inversores abandonaban también papeles vinculados a productos e insumos primarios y a tecnología, pero no a manufacturas. Se explica así que el Nasdaq haya bajado 1,18%, mientras el Standard&Poor’s 500 quedaba casi neutro y el Dow Jones industrial reducía la baja a 0,19%.

Por lo mismo, se notaba un pase a bonos y letras de Tesorería, por lo cual sus tasas de retorno -contracaras del precio- cedían a 5,03% anual (diez años) y 5,13% (treinta años). Varios intermediarios y fondos temen por el crecimiento de la economía norteamericana, de por sí moderado. Otros creen que es una simple toma de ganancias, porque finalmente los crudos tejanos subieron un poco (a US$ 69,25).

Paralelamente, una venta de ribetes mundiales afectaba a metales preciosos (el oro cedía a US$ 655 la onza, la plata a 12,80), cobre, aluminio y otros. Algunos analistas en Wall Street y la City responsabilizaban de las corridas a “políticas monetarias erráticas en los países centrales”.

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