Sallie Mae, otra compra apalancada en serios problemas

Un consorcio había aceptado adquirir Sallie Mae en US$ 25.000 millones, pero ahora se resiste a pagar ese precio. Sostiene que una reciente reforma legal reduce los subsidios federales a prestamistas estudiantiles e invalida el trato.

27 septiembre, 2007

En realidad, es otra compra apalancada en dificultades, que involucra dos fondo de capital extrabursátil (JC Flowers, Friedman Fleischer & Löwe), JP Morgan Chase y Bank of America. Los dos primeros están dispuestos a renegociar. El grupo, en verdad, señaló a la junta de Sallie Mae que estaba abierto a revisar condiciones del acuerdo –sobre todo, el precio- “a la luz de la nueva situación en los mercados”.

Eso presenta un dilema al mayor prestamista estudiantil del país: demandar a los reticentes compradores, arguyendo que la nueva legislación no invalida el trato, o volver a la mesa y discutir un mono inferior al pactado originalmente (US$ 60 por acción). Union des Banques Suisses, Nueva York, actúa como asesor de Sallie Mae.

Si no hay salida, SM será la mayor víctima de las actuales turbulencias financieras. En agosto, Home Depot debió rebajar 17% el precio de venta para su división proveedora de profesionales. Eso significó US$ 1.800 millones menos. Días atrás, Kohlberg Kravis Roberts –otro fondo que especula con compras apalancadas- y Goldman Sachs anunciaron que pensaban retirarse de la adquisición de Harman International Industries (US$ 8.000 millones), porque ya no era negocio.

Casi al mismo tiempo, la minorista de calzado Genesco radiaba una demanda contra su rival, Finish Lines, para obligarla a completar una fusión por US$ 1.500 millones. FL había manifestado la intención de desistir, pues ya no le convenía.

Mientras tanto, Sallie Mae parece correr al consorcio con la vaina. Su controlante, SLM Corporation, sostiene que “los compradores no tienen el menor fundamento contractual para incumplir sus obligaciones. Estamos dispuestos a apelar a todos los arbitrios dispoibles para hacer cumplir la ley”.

Por su parte, el consorcio corre ciertos riesgos si abandona la operación. Si un tribunal dictamina que ni la reforma legal ni las turbulencias financieras perjudican los negocios de Sallie Mae, el grupo reticente deberá indemnizar a la compañía en US$ 900 millones.

En realidad, es otra compra apalancada en dificultades, que involucra dos fondo de capital extrabursátil (JC Flowers, Friedman Fleischer & Löwe), JP Morgan Chase y Bank of America. Los dos primeros están dispuestos a renegociar. El grupo, en verdad, señaló a la junta de Sallie Mae que estaba abierto a revisar condiciones del acuerdo –sobre todo, el precio- “a la luz de la nueva situación en los mercados”.

Eso presenta un dilema al mayor prestamista estudiantil del país: demandar a los reticentes compradores, arguyendo que la nueva legislación no invalida el trato, o volver a la mesa y discutir un mono inferior al pactado originalmente (US$ 60 por acción). Union des Banques Suisses, Nueva York, actúa como asesor de Sallie Mae.

Si no hay salida, SM será la mayor víctima de las actuales turbulencias financieras. En agosto, Home Depot debió rebajar 17% el precio de venta para su división proveedora de profesionales. Eso significó US$ 1.800 millones menos. Días atrás, Kohlberg Kravis Roberts –otro fondo que especula con compras apalancadas- y Goldman Sachs anunciaron que pensaban retirarse de la adquisición de Harman International Industries (US$ 8.000 millones), porque ya no era negocio.

Casi al mismo tiempo, la minorista de calzado Genesco radiaba una demanda contra su rival, Finish Lines, para obligarla a completar una fusión por US$ 1.500 millones. FL había manifestado la intención de desistir, pues ya no le convenía.

Mientras tanto, Sallie Mae parece correr al consorcio con la vaina. Su controlante, SLM Corporation, sostiene que “los compradores no tienen el menor fundamento contractual para incumplir sus obligaciones. Estamos dispuestos a apelar a todos los arbitrios dispoibles para hacer cumplir la ley”.

Por su parte, el consorcio corre ciertos riesgos si abandona la operación. Si un tribunal dictamina que ni la reforma legal ni las turbulencias financieras perjudican los negocios de Sallie Mae, el grupo reticente deberá indemnizar a la compañía en US$ 900 millones.

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