Reserva Federal: algunos sueñan con una mujer al timón

Existen cuatro favoritos para reemplazar a Alan Greesnpan, que se jubila en enero al frente de la RF. Primero está Benjamin Bernanke, jefe de asesores económicos presidenciales. Pero hay quienes barajan nombres femeninos.

23 agosto, 2005

Tras Bernanke figura Glenn Hubbard, su antecesor en el consejo que asesora a George W.Bush (CAE). Luego aparece Lawrence Lindsey, arquitecto del triple paquete de rebajas impositivas para sectores de altos ingresos (2001-3, con alcances hasta 2012). Finalmente se ubica Peter Fisher, ex subsecretario de Hacienda que suspendió la emisión de bonos de Tesorería a treinta años (se reanudará en enero).

En las listas más fiables no aparecen mujeres. Analistas políticos y financieros de todo calibre no creen que Bush le proponga al senado una candadata para suceder a Greenspan. No por discriminación sexual, sino porque Wall Street detesta las sorpresas, máxime si proceden de un presidente que viene cayendo tanto en las encuestas.

Por cierto, existe un número apreciable de mujeres capaces de presidir la junta que dirige el Sistema de Reserva Federal (SRF) y algunas ya estuvieron en ese cuerpo. Pero casi no se las conoce o no son bien vistas en los mercados especulativos. Por su parte, la Casa Blanca no ha querido aclarar si baraja mujeres.

No obstante, una docena de gurúes menciona ya a Carleton Fiorina, ex CEO de Hewlett-Packard. Pero tiene delante dos obstáculos: carece de experierncia en un banco central y la despidieron de la empresa por una serie de decisiones equivocadas que reflejababan un carácter autoritario, poco flexible a cambios exógenos.

Ahora bien, ocurre que el vicepresidente Richard Cheney sí es desafecto a mujeres en altos cargos. Esta eminencia gris de Bush, Andrew Card (secretario de gabinete) y Joshua Bolton (director de presupuesto) forman el grupo que debe seleccionar candidatos para el SRF. De hecho, a Cheney no le hizo gracia el ascenso de Condoleezza Rice a la secretaría de Estado (tamporo al Pentágono, o sea a Donald Rumsfeld).

La trayectori de Greenpan puede dar pistan sobre el perfil de su eventual heredero. Graduado en economía financiera, empezó manejando una consultoría de negocios en Wall Street. Más tarde figuró en ocho directorios y presidió el CAE bajo Gerald Ford y encabezó una comisión sobre reforma de la seguridad social con Ronald Reagan. Ahí absorbió sus ideas sobre la privatización del sector y la paulatina reducción de pensiones y prestaciones. Como señalará después el “Wall Street Jorunal”, hablaba “tan bien el idioma de los tiburones financieros como el de los lobos políticos”. Pero “nunca tuvo la muñeca política de Paul Volcker”, observó Henry Kissinger.

A juicio de algunos ex altos funcionario de Hacienda, las mujeres mejor calificadas para el cargo son Janet Yellen, Alice Rivlin y Abigail J.Cohen. La primera preside la Reserva Federal de San Francisco y dirigió el CAE bajo William Clinton. Rivlin también estuvo en la junta del SRF y hoy descansa en la conservadora institución Brookings. Cohen, desde Goldman Sachs, fue la estrella de la “nueva economía” y declinó al pincharse la burbuja puntocom.

Kristin Forbes, miembro de una familia multillonaria y analista en el MIT, señala un punto interesante: “Los republicanos tienen menos talentos femeninos que los democrátas. Por ende, no disponen de candidatas con credenciales apropiadas. Esto sucece particularmente entre graduadas en economía y finanzas, donde predominan los demócratas de ambos sexos. En cambio, los republicanos abundan en escuelas de negocios.”

Pero hay quienes peinsan en una tapada: nadie menos que Anne Krueger, todavía viceresidente primera en el Fondo Monetario Internacional. Sus relaciones casi nulas con el actual director generat, el español Rodrigo Rato, podrían tentarla a cambiar de querencia. Ex profesa en Stanford, se especializa en desarrollo económico y crisis de deuda. Fue la primera en proponer, antes de 1995, un esquema de ley para quiebas soberanas; pero su gestión y la de su equipos en la crisis sistémica del sudeste asiático (1997/8) y el cese de pagos argentino (2002/5) fue poco agraciada. A Krueger la conocen muy poco en Wall Street, pero demasido entre los paíse víctimas del FMI.

Tras Bernanke figura Glenn Hubbard, su antecesor en el consejo que asesora a George W.Bush (CAE). Luego aparece Lawrence Lindsey, arquitecto del triple paquete de rebajas impositivas para sectores de altos ingresos (2001-3, con alcances hasta 2012). Finalmente se ubica Peter Fisher, ex subsecretario de Hacienda que suspendió la emisión de bonos de Tesorería a treinta años (se reanudará en enero).

En las listas más fiables no aparecen mujeres. Analistas políticos y financieros de todo calibre no creen que Bush le proponga al senado una candadata para suceder a Greenspan. No por discriminación sexual, sino porque Wall Street detesta las sorpresas, máxime si proceden de un presidente que viene cayendo tanto en las encuestas.

Por cierto, existe un número apreciable de mujeres capaces de presidir la junta que dirige el Sistema de Reserva Federal (SRF) y algunas ya estuvieron en ese cuerpo. Pero casi no se las conoce o no son bien vistas en los mercados especulativos. Por su parte, la Casa Blanca no ha querido aclarar si baraja mujeres.

No obstante, una docena de gurúes menciona ya a Carleton Fiorina, ex CEO de Hewlett-Packard. Pero tiene delante dos obstáculos: carece de experierncia en un banco central y la despidieron de la empresa por una serie de decisiones equivocadas que reflejababan un carácter autoritario, poco flexible a cambios exógenos.

Ahora bien, ocurre que el vicepresidente Richard Cheney sí es desafecto a mujeres en altos cargos. Esta eminencia gris de Bush, Andrew Card (secretario de gabinete) y Joshua Bolton (director de presupuesto) forman el grupo que debe seleccionar candidatos para el SRF. De hecho, a Cheney no le hizo gracia el ascenso de Condoleezza Rice a la secretaría de Estado (tamporo al Pentágono, o sea a Donald Rumsfeld).

La trayectori de Greenpan puede dar pistan sobre el perfil de su eventual heredero. Graduado en economía financiera, empezó manejando una consultoría de negocios en Wall Street. Más tarde figuró en ocho directorios y presidió el CAE bajo Gerald Ford y encabezó una comisión sobre reforma de la seguridad social con Ronald Reagan. Ahí absorbió sus ideas sobre la privatización del sector y la paulatina reducción de pensiones y prestaciones. Como señalará después el “Wall Street Jorunal”, hablaba “tan bien el idioma de los tiburones financieros como el de los lobos políticos”. Pero “nunca tuvo la muñeca política de Paul Volcker”, observó Henry Kissinger.

A juicio de algunos ex altos funcionario de Hacienda, las mujeres mejor calificadas para el cargo son Janet Yellen, Alice Rivlin y Abigail J.Cohen. La primera preside la Reserva Federal de San Francisco y dirigió el CAE bajo William Clinton. Rivlin también estuvo en la junta del SRF y hoy descansa en la conservadora institución Brookings. Cohen, desde Goldman Sachs, fue la estrella de la “nueva economía” y declinó al pincharse la burbuja puntocom.

Kristin Forbes, miembro de una familia multillonaria y analista en el MIT, señala un punto interesante: “Los republicanos tienen menos talentos femeninos que los democrátas. Por ende, no disponen de candidatas con credenciales apropiadas. Esto sucece particularmente entre graduadas en economía y finanzas, donde predominan los demócratas de ambos sexos. En cambio, los republicanos abundan en escuelas de negocios.”

Pero hay quienes peinsan en una tapada: nadie menos que Anne Krueger, todavía viceresidente primera en el Fondo Monetario Internacional. Sus relaciones casi nulas con el actual director generat, el español Rodrigo Rato, podrían tentarla a cambiar de querencia. Ex profesa en Stanford, se especializa en desarrollo económico y crisis de deuda. Fue la primera en proponer, antes de 1995, un esquema de ley para quiebas soberanas; pero su gestión y la de su equipos en la crisis sistémica del sudeste asiático (1997/8) y el cese de pagos argentino (2002/5) fue poco agraciada. A Krueger la conocen muy poco en Wall Street, pero demasido entre los paíse víctimas del FMI.

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