Rechazo a una ley internacional de quiebras soberanas
La Asociación de Corredores de Bonos de Mercados Emergentes (EMTA)manifestó su oposición a la propuesta, canadiense y luego tomada por el Fondo Monetario, de establecer un mecanismo internacional de quiebras para la deuda de las naciones.
Así lo hizo saber el presidente de la EMTA, Michael Chamberlain, durante una presentación en las Naciones Unidas, donde está deliberando la reunión preparatoria de la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, a realizarse en marzo, en México.
Según se lee en una copia del discurso, Chamberlain dice que la propuesta “se basa en la suposición de que los mecanismos existentes para resolver las crisis financieras soberanas no dan resultado debido a que las reestructuraciones soberanas” están expuestas a ser trabadas por un grupo minoritario de acreedores.
El dirigente aseguró que los mecanismos actuales, que son flexibles y pueden ser usados para cada caso individual, incluyen diversos enfoques que van desde las negociaciones formales con un comité de acreedores a las consultas formales o informales”.
La idea había sido lanzada el año pasado por el primer ministro canadiense Jean Chretien, tomada luego por la subdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional, Anne Krueger, y aceptada por dirigentes del Grupo de los Siete (Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón).
La propuesta dice que un país deudor puede pedir al FMI que disponga un congelamiento en el pago de la deuda y, en ese período, se podrá negociar una reestructuración que será aceptable para lo que se llama “súper mayoría” de acreedores (aquellos que representen los dos tercios de la deuda).
La aceptación por parte de esa súper mayoría obligará a los acreedores minoritarios a sumarse a la misma porque, aunque en los hechos podrían poner una traba, ésta será “más teórica que real”, según dijo.
Recordó que Rusia, Ecuador, Pakistán y Ucrania pudieron negociar una reestructuración con acuerdos de salida (cancelación de las obligaciones con uno o varios de los acreedores minoritarios) y consideró que hay una “segunda falla fundamental en la propuesta del FMI”.
Según explicó, esta falla afectará severamente el derecho legítimo de los acreedores a ejecutar sus reclamos y, por lo tanto, desquiciará el balance delicado que hay ahora entre los derechos de los deudores soberanos y sus acreedores”.
Aunque aclaró que “en primer lugar, hay que prevenir las crisis”, destacó que “los paquete de apoyo financiero han permitido a varios países recuperar la salud financiera y mantener la estabilidad política en etapas de crisis severas”.
Chamberlain fue duro al oponerse a la propuesta de Krueger y aseguró que se trata de “un tópico contencioso, improductivo, que causa divisiones y que tiende a desalentar la participación estable del sector privado en momentos en que se ha contraído y se necesita alentarlo”.
Por último, sostuvo que “los contratos, incluso las deudas soberanas, deben poder ser ejecutados”.
La EMTA, que representa a la mayoría de los corredores importantes del mundo, creó un grupo que está realizando gestiones respecto de la deuda argentina.
Fuente: Télam
Así lo hizo saber el presidente de la EMTA, Michael Chamberlain, durante una presentación en las Naciones Unidas, donde está deliberando la reunión preparatoria de la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, a realizarse en marzo, en México.
Según se lee en una copia del discurso, Chamberlain dice que la propuesta “se basa en la suposición de que los mecanismos existentes para resolver las crisis financieras soberanas no dan resultado debido a que las reestructuraciones soberanas” están expuestas a ser trabadas por un grupo minoritario de acreedores.
El dirigente aseguró que los mecanismos actuales, que son flexibles y pueden ser usados para cada caso individual, incluyen diversos enfoques que van desde las negociaciones formales con un comité de acreedores a las consultas formales o informales”.
La idea había sido lanzada el año pasado por el primer ministro canadiense Jean Chretien, tomada luego por la subdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional, Anne Krueger, y aceptada por dirigentes del Grupo de los Siete (Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón).
La propuesta dice que un país deudor puede pedir al FMI que disponga un congelamiento en el pago de la deuda y, en ese período, se podrá negociar una reestructuración que será aceptable para lo que se llama “súper mayoría” de acreedores (aquellos que representen los dos tercios de la deuda).
La aceptación por parte de esa súper mayoría obligará a los acreedores minoritarios a sumarse a la misma porque, aunque en los hechos podrían poner una traba, ésta será “más teórica que real”, según dijo.
Recordó que Rusia, Ecuador, Pakistán y Ucrania pudieron negociar una reestructuración con acuerdos de salida (cancelación de las obligaciones con uno o varios de los acreedores minoritarios) y consideró que hay una “segunda falla fundamental en la propuesta del FMI”.
Según explicó, esta falla afectará severamente el derecho legítimo de los acreedores a ejecutar sus reclamos y, por lo tanto, desquiciará el balance delicado que hay ahora entre los derechos de los deudores soberanos y sus acreedores”.
Aunque aclaró que “en primer lugar, hay que prevenir las crisis”, destacó que “los paquete de apoyo financiero han permitido a varios países recuperar la salud financiera y mantener la estabilidad política en etapas de crisis severas”.
Chamberlain fue duro al oponerse a la propuesta de Krueger y aseguró que se trata de “un tópico contencioso, improductivo, que causa divisiones y que tiende a desalentar la participación estable del sector privado en momentos en que se ha contraído y se necesita alentarlo”.
Por último, sostuvo que “los contratos, incluso las deudas soberanas, deben poder ser ejecutados”.
La EMTA, que representa a la mayoría de los corredores importantes del mundo, creó un grupo que está realizando gestiones respecto de la deuda argentina.
Fuente: Télam
