Quienes arriesgan capital en alternativas ven el fin del petróleo

A fin de enero, en el “estado de la Unión”, George W.Bush le reprochó al país “ser adicto a hidrocaburos” y pidió reducir la dependencia. Pero en septiembre había promulgado una ley en beneficio de grande petroleras, no de emprendedores.

10 mayo, 2006

En ese mensaje, prometía aumentar 22% la partida para investigación y desarrollo de “combustibles limpios” asignada al departamento del ramo. Ahora, la idea es cambiar las pautas energéticas usuales en industrias, hogares, oficinas y, en particular, vehículos norteamericanos. La Casa Blanca pretende, pues, lograr sus fines vía plantas carboníferas, tecnologìas nucleaares, solares, marinas y eólicas, en general menos contaminantes.

En rigor, tres de las ofertas públicas iniciales (OPI) más interesantes en 2005 fueron en el segmento helioenergético. Ahora, otras firmas pequeñas en diversos bolsones alternativos -inclusive eoloenergía y biocombustibles- aspiran a similares impactos en el mercado de capitales. Fondos emprendedores se aprestan a la lidia acumulando acciones y obligaciones.

Entre los pioneros está Joun Doerr, de Kleiner Perkins Caukfield & Byer (KPCB), inversor de riesgo muy conocido en Silicon Valley. Se hizo célebre cuando se colocò en Google antes de que ingresase a Wall Street. A su juicio, “la mejor oportunidad del siglo XXI está en tecnologías limpias (TL), donde KPCB ha hecho apuestas. “Doerr tiene razón, pero exagera –apuntaba Scott McNealky, ex Sun- porque es imposible prever qué ocurrirá en todo un siglo. Esas alternativas pueden, sí, definir esta década y la subsiguiente”.

Entre las colocaciones de Doerr se destaca Miasole, dedicada a energía solar. No es casual que Colin Powell, ex secretario de Estados, se cuente entre los socios de KPCB. Por supuesto, TL sigue siendo un sector emergente, pues su evolución como canal inversor data de apenas cuatro años. “Su gama –señala un reciente informe de Wharton- abarca firmas pro ambiente que mejoran desempeño operativo, productividad o eficiencia disminuyendo, al mismo tiempo, costos, insumos, consumo y desechos contaminantes. En lo esencial, se trata de tecnologías asociadas a energìa solar o eólica y células de hidrógeno”.

No obstante, TL también incluye biocombustibles y otras fuentes que promuevan ventajas ambientales. Los componentes combustibles o energéticos representan hasta 70% de las inversiones en el sector, según EnerTech, una emprendedora centrada en ellos. Por su parte, Nicholas Parker (cofundador y presidente de Cleantech Capital Group), partícipe de un reciente debate en Wharton, “la TL entusiasma a tantos capitalistas de riesgo porque no requiere financiar proyectos caros o vastos”.

Por lo común, los retornos oscilan alrededor de 20% o más. Aun así, no todas las oportunidades alternativas son adecuadas para emprendedores. La energía de biomasa –derivada de plantas y materiales afines- exige ibnstalaciones intensivas en capital. En otro extremo, algunos proyectos eólicos no presentan relaciones riesgo/retorno lo bastante ambiciosas. A la inversa, la helioenergía se cuenta entre los segmentos más atractivos para inversiones de riesgo.

Varios catalizadores generan condiciones casi poerfectas para colocarse en TL. Los astronómicos precios de ciertas materias primas no son la única, pero suman encanto a las altenativas solares- Por otra parte, subrayaba Parker, “hay una convergencia entre tecnologìas, emprendedores y demanda que promueve inversiones”.

Hacia 2009, estimaban en Wharton, el sector representará 10% de todo el capital de riesgo colocado en Estados Unidos. “Por lo visto –reflexionaban en Silicon Valley-, nadie se interesa por la Unión Europea, Asia oriental o meridional, que tal vez surjan como focos en matweria de TL”. La proporción aludida, empero, equivale a US$ 6.200/8.800 millones para entonces, una amplitud algo excesiva.

Los optimistas sostienen que el interés de Wall Street en TL aumentará a medida como el segmento madure, lo mismo que su papel en OPI y otras estrategías para capitales de riesgo. Algunas firmas de valores o bancas de inversión, como Goldman Sachs, hacen punta en esa materia. Por de pronto, GS tiene intereses en un emprendimiento solar rural Horizon Wind Energy. Además, Crédit Suisse Grouo y Lehman Brothers se han sumado a la variante.

En ese mensaje, prometía aumentar 22% la partida para investigación y desarrollo de “combustibles limpios” asignada al departamento del ramo. Ahora, la idea es cambiar las pautas energéticas usuales en industrias, hogares, oficinas y, en particular, vehículos norteamericanos. La Casa Blanca pretende, pues, lograr sus fines vía plantas carboníferas, tecnologìas nucleaares, solares, marinas y eólicas, en general menos contaminantes.

En rigor, tres de las ofertas públicas iniciales (OPI) más interesantes en 2005 fueron en el segmento helioenergético. Ahora, otras firmas pequeñas en diversos bolsones alternativos -inclusive eoloenergía y biocombustibles- aspiran a similares impactos en el mercado de capitales. Fondos emprendedores se aprestan a la lidia acumulando acciones y obligaciones.

Entre los pioneros está Joun Doerr, de Kleiner Perkins Caukfield & Byer (KPCB), inversor de riesgo muy conocido en Silicon Valley. Se hizo célebre cuando se colocò en Google antes de que ingresase a Wall Street. A su juicio, “la mejor oportunidad del siglo XXI está en tecnologías limpias (TL), donde KPCB ha hecho apuestas. “Doerr tiene razón, pero exagera –apuntaba Scott McNealky, ex Sun- porque es imposible prever qué ocurrirá en todo un siglo. Esas alternativas pueden, sí, definir esta década y la subsiguiente”.

Entre las colocaciones de Doerr se destaca Miasole, dedicada a energía solar. No es casual que Colin Powell, ex secretario de Estados, se cuente entre los socios de KPCB. Por supuesto, TL sigue siendo un sector emergente, pues su evolución como canal inversor data de apenas cuatro años. “Su gama –señala un reciente informe de Wharton- abarca firmas pro ambiente que mejoran desempeño operativo, productividad o eficiencia disminuyendo, al mismo tiempo, costos, insumos, consumo y desechos contaminantes. En lo esencial, se trata de tecnologías asociadas a energìa solar o eólica y células de hidrógeno”.

No obstante, TL también incluye biocombustibles y otras fuentes que promuevan ventajas ambientales. Los componentes combustibles o energéticos representan hasta 70% de las inversiones en el sector, según EnerTech, una emprendedora centrada en ellos. Por su parte, Nicholas Parker (cofundador y presidente de Cleantech Capital Group), partícipe de un reciente debate en Wharton, “la TL entusiasma a tantos capitalistas de riesgo porque no requiere financiar proyectos caros o vastos”.

Por lo común, los retornos oscilan alrededor de 20% o más. Aun así, no todas las oportunidades alternativas son adecuadas para emprendedores. La energía de biomasa –derivada de plantas y materiales afines- exige ibnstalaciones intensivas en capital. En otro extremo, algunos proyectos eólicos no presentan relaciones riesgo/retorno lo bastante ambiciosas. A la inversa, la helioenergía se cuenta entre los segmentos más atractivos para inversiones de riesgo.

Varios catalizadores generan condiciones casi poerfectas para colocarse en TL. Los astronómicos precios de ciertas materias primas no son la única, pero suman encanto a las altenativas solares- Por otra parte, subrayaba Parker, “hay una convergencia entre tecnologìas, emprendedores y demanda que promueve inversiones”.

Hacia 2009, estimaban en Wharton, el sector representará 10% de todo el capital de riesgo colocado en Estados Unidos. “Por lo visto –reflexionaban en Silicon Valley-, nadie se interesa por la Unión Europea, Asia oriental o meridional, que tal vez surjan como focos en matweria de TL”. La proporción aludida, empero, equivale a US$ 6.200/8.800 millones para entonces, una amplitud algo excesiva.

Los optimistas sostienen que el interés de Wall Street en TL aumentará a medida como el segmento madure, lo mismo que su papel en OPI y otras estrategías para capitales de riesgo. Algunas firmas de valores o bancas de inversión, como Goldman Sachs, hacen punta en esa materia. Por de pronto, GS tiene intereses en un emprendimiento solar rural Horizon Wind Energy. Además, Crédit Suisse Grouo y Lehman Brothers se han sumado a la variante.

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