Productos básicos: ¿simple burbuja o repunte en serio?

Productos básicos y materias primas alcanzaron en septiembre cotizaciones no vistas en años, cuando no décadas. Los inversores compran futuros e, inclusive, los cautos fondos jubilatorios prueban su suerte en un mercado no familiar.

3 octubre, 2003

Al mismo tiempo, muchas bancas de inversión expanden sus operaciones con
productos primarios y surgen nuevos fondos en el mismo segmento. Ahora bien ¿se
trata simplemente de un ciclo corto, generado por el reflujo en los mercados bursátiles,
o es un cambio estructural, capaz de proyectarse al largo plazo?

Algunos vislumbran una burbuja especulativa, similar a la generada en 1998/2000
por la “manía puntocom” en la vanguardia tecnológica,
los medios y las telecomunicaciones. Otros, al contrario, detectan una tendencia
de fondo. Los productos primarios y semiprimarios -creen- resurgen como alternativa
válida, impulsados en buena medida por economías orientales ávidas
de alimentos e insumos. Con China a la cabeza.

“Materias primas y similares son el tema dominante”, sostiene un informe
de Baring Asset Management. “Los próximos cinco a diez años
invertirán las tendencias depresivas imperantes en los últimos veinte.
En un siglo -señala Odey Asset Management-, ha habido cinco períodos
alcistas y éste puede ser el sexto”.

Sin duda, los activos tangibles o “duros” -metales preciosos, crudos
petroleros- siempre han sido refugios en tiempos de incertidumbres económicas
o geopolíticas (eufemismo por “bélicas”). Además,
eclipsados por la burbuja accionaria, su desinfle implicó para los bienes
tangibles altos retornos relativos desde abril de 2000.

Ya en 2003, la contracción de precios para bonos federales norteamericanos
creó otro incentivo para pasarse a productos primarios. Esto se nota desde
que, a fines de junio, el Sistema Federal de Reserva redujo las tasas referenciales
a 1% anual, mínimo en 45 años.

Por consiguiente, los inversores han efectuado compras récord de futuros
y opciones sobre petróleo, cobre, oro, plata y platino. Este último
metal cotizaba el mes pasado a los máximos niveles en 23 años. El
cobre volvió a picos de hace dos años y medio. El “índice
áureo” del American Stock Exchange -referencia obligada- rozó
cifras no vistas desde junio de 1996.

En el espinel agrícola, el trigo aumentó 20% en la Unión
Europea a causa del “verano loco”, que redujo 10% o más las cosechas
estimadas. De hecho, la UE quizá deba importar granos durante el otoño
y el invierno boreales. Por ende, los futuros subieron hasta 22% en las bolsas
de Chicago, Kansas y Minnesota.

En septiembre, los índices más transados eran el Goldman Sachs Commodity
(GSCI) y el Reuters/CRB. Ambos, en la Bolsa Mercantil de Chicago (CME) y su homónima
neoyorquina. Los derivados armados sobre el GSCI representan hoy más de
US$ 12.000 millones, contra apenas 2.000 millones en 1996.

Pero hay un sugestivo detalle: ese mismo índice ha deparado 11,66% de renta
anualizada entre octubre de 1970 y septiembre último. La mayor cartera
accionaria global, el índice Standard&Poor´s 500, dio 11% en igual
lapso (34 años).

En Nueva York, los volúmenes diarios en el piso de productos primarios
se han triplicado desde mediados de 2000. Esto refleja un nuevo factor: los fondos
de pensión (en Wall Street, mueven un total próximo a US$ 600.000
millones) buscan diversificarse y acotar riesgos originados en títulos
valores y paridades cambiarias.

Ya en octubre, el único problema que afrontan los mercados de materias
primeras es externo a ellos mismos. El dólar, moneda empleada para tarifar
y cotizar productos básicos, vuelve a debilitarse ante el euro y el yen.

Al mismo tiempo, muchas bancas de inversión expanden sus operaciones con
productos primarios y surgen nuevos fondos en el mismo segmento. Ahora bien ¿se
trata simplemente de un ciclo corto, generado por el reflujo en los mercados bursátiles,
o es un cambio estructural, capaz de proyectarse al largo plazo?

Algunos vislumbran una burbuja especulativa, similar a la generada en 1998/2000
por la “manía puntocom” en la vanguardia tecnológica,
los medios y las telecomunicaciones. Otros, al contrario, detectan una tendencia
de fondo. Los productos primarios y semiprimarios -creen- resurgen como alternativa
válida, impulsados en buena medida por economías orientales ávidas
de alimentos e insumos. Con China a la cabeza.

“Materias primas y similares son el tema dominante”, sostiene un informe
de Baring Asset Management. “Los próximos cinco a diez años
invertirán las tendencias depresivas imperantes en los últimos veinte.
En un siglo -señala Odey Asset Management-, ha habido cinco períodos
alcistas y éste puede ser el sexto”.

Sin duda, los activos tangibles o “duros” -metales preciosos, crudos
petroleros- siempre han sido refugios en tiempos de incertidumbres económicas
o geopolíticas (eufemismo por “bélicas”). Además,
eclipsados por la burbuja accionaria, su desinfle implicó para los bienes
tangibles altos retornos relativos desde abril de 2000.

Ya en 2003, la contracción de precios para bonos federales norteamericanos
creó otro incentivo para pasarse a productos primarios. Esto se nota desde
que, a fines de junio, el Sistema Federal de Reserva redujo las tasas referenciales
a 1% anual, mínimo en 45 años.

Por consiguiente, los inversores han efectuado compras récord de futuros
y opciones sobre petróleo, cobre, oro, plata y platino. Este último
metal cotizaba el mes pasado a los máximos niveles en 23 años. El
cobre volvió a picos de hace dos años y medio. El “índice
áureo” del American Stock Exchange -referencia obligada- rozó
cifras no vistas desde junio de 1996.

En el espinel agrícola, el trigo aumentó 20% en la Unión
Europea a causa del “verano loco”, que redujo 10% o más las cosechas
estimadas. De hecho, la UE quizá deba importar granos durante el otoño
y el invierno boreales. Por ende, los futuros subieron hasta 22% en las bolsas
de Chicago, Kansas y Minnesota.

En septiembre, los índices más transados eran el Goldman Sachs Commodity
(GSCI) y el Reuters/CRB. Ambos, en la Bolsa Mercantil de Chicago (CME) y su homónima
neoyorquina. Los derivados armados sobre el GSCI representan hoy más de
US$ 12.000 millones, contra apenas 2.000 millones en 1996.

Pero hay un sugestivo detalle: ese mismo índice ha deparado 11,66% de renta
anualizada entre octubre de 1970 y septiembre último. La mayor cartera
accionaria global, el índice Standard&Poor´s 500, dio 11% en igual
lapso (34 años).

En Nueva York, los volúmenes diarios en el piso de productos primarios
se han triplicado desde mediados de 2000. Esto refleja un nuevo factor: los fondos
de pensión (en Wall Street, mueven un total próximo a US$ 600.000
millones) buscan diversificarse y acotar riesgos originados en títulos
valores y paridades cambiarias.

Ya en octubre, el único problema que afrontan los mercados de materias
primeras es externo a ellos mismos. El dólar, moneda empleada para tarifar
y cotizar productos básicos, vuelve a debilitarse ante el euro y el yen.

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