Petróleo: tratar el asunto como una crisis, pero sin decirlo

En el angustiado mundo de las especulaciones con crudos, los debates sobre una eventual crisis son cualquier cosa menos claros. Algunos, como Goldman Sachs, la ven inevitable. Otros, todavía se forjan ilusiones.

2 abril, 2005

Así, la Agencia Internacional de Energía (AIE, afín a la Organización de Países Exportadores Petroleros, OPEP) divulgará un informe, durante la reunión en nivel minsiterial prevista para mayo, orientado a los grandes importadores. En él, les recomienda instrumentar programas pro conservación del recurso no renovable, en caso de que el abastecimiento mundial ceda en uno a dos millones de barriles diarios.

Según el “Financial Times”, la cifra es muy inferior a la establecida en la cláusula gatillo (7% de la oferta total, o sea seis millones de b/d) del tratado subscripto hace años, que creó la AIE. Esa cota data, pues, de hace unos 25 años y siguió a las crisis de 1973-5 y 1979-81.

Las medidas restrictivas de consumo no han cambiado. Incluyen vedas para vehículos no comerciales, semanas laborales más cortas –salvo en el sector rural-, transportes públicos gratuitos (empleando medios eléctricos) y uso compartido de coches particulares. Las cifras esgrimidas en el futuro informe representan un gran cambio en las políticas de la AIE, que antes definían las medidas conservacionistas como mera táctica, apta sólo para situaciones calamitosas.

Hasta ahora, por cierto, la entidad no veía calamidad alguna en los desorbitados aumentos de precios, frutos en buena parte de la especulación con futuros y derivativos. Ahora, la agencia admite que “la conservación puede ser útil durante largos lapsos de valores en alza, como forma de reducir la presión de la demanda”.

La diferencia entre uno y dos millones de barriles diarios podría ser equivalente a los efecto, en 2003, de la guerra en Irak o, en 2002, de la crisis política venezolana. Curiosamente, ambas situaciones se originaron en la intervención de Estados Unidos, secundada por firmas norteamericanas (petroleras y de servicios).

Pero las advertencias de la AIE aparecen recién un año después de las formuladas a la OPEP, en cuanto a extraer más crudos y gas. Ya entonces, se achicaba peligrosamente la brecha positiva entre oferta y demanda de hidrocarburos. La entidad le echaba la culpa a China e India, si bien el principal importador era y es EE.UU. Esa brecha parece más alarmante que cualquier crisis en Irak, Rusia, Nigeria o Venezuela, opina la agencia.

Esta misma semana, los crudos tejanos intermedios (WTI) subieron nuevamente a más de US$ 55 el barril, como resultado de una “timba” montada en futuros y opciones (o sea, derivados petroleros) El detonante provino de Goldman Sachs, máximo especulador en ese mercado, que difundió proyecciones de hasta US$ 105 el barril hacia 2007.

Así, la Agencia Internacional de Energía (AIE, afín a la Organización de Países Exportadores Petroleros, OPEP) divulgará un informe, durante la reunión en nivel minsiterial prevista para mayo, orientado a los grandes importadores. En él, les recomienda instrumentar programas pro conservación del recurso no renovable, en caso de que el abastecimiento mundial ceda en uno a dos millones de barriles diarios.

Según el “Financial Times”, la cifra es muy inferior a la establecida en la cláusula gatillo (7% de la oferta total, o sea seis millones de b/d) del tratado subscripto hace años, que creó la AIE. Esa cota data, pues, de hace unos 25 años y siguió a las crisis de 1973-5 y 1979-81.

Las medidas restrictivas de consumo no han cambiado. Incluyen vedas para vehículos no comerciales, semanas laborales más cortas –salvo en el sector rural-, transportes públicos gratuitos (empleando medios eléctricos) y uso compartido de coches particulares. Las cifras esgrimidas en el futuro informe representan un gran cambio en las políticas de la AIE, que antes definían las medidas conservacionistas como mera táctica, apta sólo para situaciones calamitosas.

Hasta ahora, por cierto, la entidad no veía calamidad alguna en los desorbitados aumentos de precios, frutos en buena parte de la especulación con futuros y derivativos. Ahora, la agencia admite que “la conservación puede ser útil durante largos lapsos de valores en alza, como forma de reducir la presión de la demanda”.

La diferencia entre uno y dos millones de barriles diarios podría ser equivalente a los efecto, en 2003, de la guerra en Irak o, en 2002, de la crisis política venezolana. Curiosamente, ambas situaciones se originaron en la intervención de Estados Unidos, secundada por firmas norteamericanas (petroleras y de servicios).

Pero las advertencias de la AIE aparecen recién un año después de las formuladas a la OPEP, en cuanto a extraer más crudos y gas. Ya entonces, se achicaba peligrosamente la brecha positiva entre oferta y demanda de hidrocarburos. La entidad le echaba la culpa a China e India, si bien el principal importador era y es EE.UU. Esa brecha parece más alarmante que cualquier crisis en Irak, Rusia, Nigeria o Venezuela, opina la agencia.

Esta misma semana, los crudos tejanos intermedios (WTI) subieron nuevamente a más de US$ 55 el barril, como resultado de una “timba” montada en futuros y opciones (o sea, derivados petroleros) El detonante provino de Goldman Sachs, máximo especulador en ese mercado, que difundió proyecciones de hasta US$ 105 el barril hacia 2007.

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