Petróleo: Japón, Irán y un acuerdo por US$ 2.500 millones

Irán, quinto del mundo en reservas de hidrocarburos, y un grupo donde participa el estado japonés terminan de negociar un acuerdo por US$ 2.500 millones. Objeto: explotar el mayor hallazgo registrado en Levante desde hace 35 años.

1 julio, 2003

Tomen Corporation (Osaka) y dos compañías estatales (InPex, Japan
Petroleum Exploration) proyectan invertir ¥ 300.000 millones con el fin de
extraer hasta 300.000 barriles diarios de crudo en el lapso de veinte años.
Este volumen representa la mitad de las exportaciones petroleras iraníes
al Sol Naciente, país carente de hidrocarburos. El campo involucrado se
halla en Azadegán.

“Es un yacimiento enorme y Teherán tiene sumo interés en abrirlo
lo antes posible”, confirmó Manusher Takín, ex funcionario
de la petrolera iraní, hoy analista sectorial en el Centro de Estudios
Energéticos Globales (Londres). El área “puede contener hasta
6.000 millones de barriles (aproximadamente 953,3 millones de m3) aprovechables”.
Entretanto, la ocupación aliada les ha hecho perder a los japoneses -segundos
importadores mundiales de crudos- derechos sobre campos de la zona neutral ubicada
entre Saudiarabia, Kuweit e Irak. A su vez, una especie de bloqueo financiero
implícito, impuesto por Estados Unidos, hace que Irán busque otras
fuentes de ingresos para expandir su industria petrolera.

Azadegán posee reservas comprobadas -en 1999- por un total de 26.000 millones
de barriles, o sea 2.542 millones de m3. El acuerdo Tokio-Teherán desagrada
en Washington porque la zona está cerca de Ahwaz, provincia de Juzistán,
casi sobre la frontera con Irak. “Un campo con tantos millones de metros
cúbicos es una cornucopia para Irán, una fuente estable para Japón
y un dolor de cabeza para EE.UU.”, comentaba Takín.

Tomen Corporation (Osaka) y dos compañías estatales (InPex, Japan
Petroleum Exploration) proyectan invertir ¥ 300.000 millones con el fin de
extraer hasta 300.000 barriles diarios de crudo en el lapso de veinte años.
Este volumen representa la mitad de las exportaciones petroleras iraníes
al Sol Naciente, país carente de hidrocarburos. El campo involucrado se
halla en Azadegán.

“Es un yacimiento enorme y Teherán tiene sumo interés en abrirlo
lo antes posible”, confirmó Manusher Takín, ex funcionario
de la petrolera iraní, hoy analista sectorial en el Centro de Estudios
Energéticos Globales (Londres). El área “puede contener hasta
6.000 millones de barriles (aproximadamente 953,3 millones de m3) aprovechables”.
Entretanto, la ocupación aliada les ha hecho perder a los japoneses -segundos
importadores mundiales de crudos- derechos sobre campos de la zona neutral ubicada
entre Saudiarabia, Kuweit e Irak. A su vez, una especie de bloqueo financiero
implícito, impuesto por Estados Unidos, hace que Irán busque otras
fuentes de ingresos para expandir su industria petrolera.

Azadegán posee reservas comprobadas -en 1999- por un total de 26.000 millones
de barriles, o sea 2.542 millones de m3. El acuerdo Tokio-Teherán desagrada
en Washington porque la zona está cerca de Ahwaz, provincia de Juzistán,
casi sobre la frontera con Irak. “Un campo con tantos millones de metros
cúbicos es una cornucopia para Irán, una fuente estable para Japón
y un dolor de cabeza para EE.UU.”, comentaba Takín.

Tomen Corporation (Osaka) y dos compañías estatales (InPex, Japan
Petroleum Exploration) proyectan invertir ¥ 300.000 millones con el fin de
extraer hasta 300.000 barriles diarios de crudo en el lapso de veinte años.
Este volumen representa la mitad de las exportaciones petroleras iraníes
al Sol Naciente, país carente de hidrocarburos. El campo involucrado se
halla en Azadegán.

“Es un yacimiento enorme y Teherán tiene sumo interés en abrirlo
lo antes posible”, confirmó Manusher Takín, ex funcionario
de la petrolera iraní, hoy analista sectorial en el Centro de Estudios
Energéticos Globales (Londres). El área “puede contener hasta
6.000 millones de barriles (aproximadamente 953,3 millones de m3) aprovechables”.
Entretanto, la ocupación aliada les ha hecho perder a los japoneses -segundos
importadores mundiales de crudos- derechos sobre campos de la zona neutral ubicada
entre Saudiarabia, Kuweit e Irak. A su vez, una especie de bloqueo financiero
implícito, impuesto por Estados Unidos, hace que Irán busque otras
fuentes de ingresos para expandir su industria petrolera.

Azadegán posee reservas comprobadas -en 1999- por un total de 26.000 millones
de barriles, o sea 2.542 millones de m3. El acuerdo Tokio-Teherán desagrada
en Washington porque la zona está cerca de Ahwaz, provincia de Juzistán,
casi sobre la frontera con Irak. “Un campo con tantos millones de metros
cúbicos es una cornucopia para Irán, una fuente estable para Japón
y un dolor de cabeza para EE.UU.”, comentaba Takín.

Tomen Corporation (Osaka) y dos compañías estatales (InPex, Japan
Petroleum Exploration) proyectan invertir ¥ 300.000 millones con el fin de
extraer hasta 300.000 barriles diarios de crudo en el lapso de veinte años.
Este volumen representa la mitad de las exportaciones petroleras iraníes
al Sol Naciente, país carente de hidrocarburos. El campo involucrado se
halla en Azadegán.

“Es un yacimiento enorme y Teherán tiene sumo interés en abrirlo
lo antes posible”, confirmó Manusher Takín, ex funcionario
de la petrolera iraní, hoy analista sectorial en el Centro de Estudios
Energéticos Globales (Londres). El área “puede contener hasta
6.000 millones de barriles (aproximadamente 953,3 millones de m3) aprovechables”.
Entretanto, la ocupación aliada les ha hecho perder a los japoneses -segundos
importadores mundiales de crudos- derechos sobre campos de la zona neutral ubicada
entre Saudiarabia, Kuweit e Irak. A su vez, una especie de bloqueo financiero
implícito, impuesto por Estados Unidos, hace que Irán busque otras
fuentes de ingresos para expandir su industria petrolera.

Azadegán posee reservas comprobadas -en 1999- por un total de 26.000 millones
de barriles, o sea 2.542 millones de m3. El acuerdo Tokio-Teherán desagrada
en Washington porque la zona está cerca de Ahwaz, provincia de Juzistán,
casi sobre la frontera con Irak. “Un campo con tantos millones de metros
cúbicos es una cornucopia para Irán, una fuente estable para Japón
y un dolor de cabeza para EE.UU.”, comentaba Takín.

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