Pese a la suba, Wall Street sigue sufriendo

Los analistas explican que la desaceleración económica sigue afectando a Estados Unidos y dañando los estados financieros de las empresas.

7 abril, 2001

(EFE).- Las dudas sobre el futuro de la economía y sus efectos en los resultados de las empresas siguen pesando sobre las bolsas de Wall Street, que cerraron ayer (viernes 6) una nueva semana de bajas pese a la histórica suba del jueves.

Los analistas explican que la desaceleración económica sigue afectando a Estados Unidos y dañando los estados financieros de las empresas, y que a la luz de estos factores negativos es difícil que logre despertarse pronto un interés sólido de compra de acciones.

Con el desempleo en aumento, tal como demostraron las cifras de ayer, es muy probable que caiga la confianza de los estadounidenses, cuyo consumo alimenta tres cuartas partes de la actividad económica, lo que se traduce en peores resultados para las compañías.

Uno de los factores que más inquieta a los inversores es el hecho de que las cifras macroeconómicas no paran de caer, lo que afecta seriamente a la capacidad de predecir las ganancias de las empresas, previsiones que durante cinco años alimentaron la fuerte suba de los mercados, en particular el sector de las nuevas tecnologías.

Esto hace que las bolsas actúen en forma cotidiana, es decir, que su movimiento no tenga casi ninguna consistencia y que así como un día reaccionan con una fuerte baja ante malas noticias, al siguiente suban con fuerza impulsadas por buenas nuevas.

Ese fue el caso de la semana pasada, cuando a las fuertes bajas del lunes y martes, y a los resultados mixtos del miércoles, siguió la fortísima alza del jueves, suba que se desvaneció nuevamente el viernes.

Al cierre de ayer, el promedio Dow Jones de Industriales, el más importante de Wall Street, se situó en los 9.791,09 puntos, 87 unidades por debajo del cierre del viernes 30 de marzo.

Por su parte, el mercado electrónico Nasdaq, donde cotizan las principales acciones de nuevas tecnologías, informática e Internet, perdió 119,90 puntos, hasta quedar en los 1.720,39 puntos.

Esto, pese a la fortísima alza del jueves, cuando el Dow Jones ganó 402 puntos, la segunda mayor subida de su historia, medida en puntos; y cuando el Nasdaq ganó 146,18 unidades (92%) el tercer mayor incremento porcentual de su historia.

Los analistas explicaron esta fuerte alza por la acumulación de varios factores positivos, desde buenos resultados por parte de grandes corporaciones hasta la relativa relajación de la tensión entre Estados Unidos y China, pasando por las compras a bajos precios que se despertaron tras las violentas bajas de los días anteriores.

Pero la euforia del jueves dejó paso el viernes a nuevas dudas, esta vez debido a las noticias del mercado laboral, lo que demuestra que lo del día anterior había sido más bien una coincidencia de buenas señales que difícilmente se volverá repetir.

El Departamento del Trabajo informó el viernes de que en el mes de marzo se perdieron 86.000 empleos en Estados Unidos, contra los 140.000 puestos de trabajo que se crearon en febrero.

Con esto la tasa de desempleo en la mayor economía del mundo se elevó a 4,3% desde 4,2% de febrero, y llegó al nivel más alto desde julio de 1999.

Generalmente, los inversores de Wall Street celebran con grandes alzas el aumento del número de desempleados, puesto que a mayor número de cesantes, menores presiones inflacionarias, lo que abre la puerta para bajar las tasas de interés.

Sin embargo, hoy por hoy ocurre exactamente lo contrario, puesto que los inversores y analistas ven en las cifras de desempleo una señal de que la economía continuará desacelerándose y ya no una puerta abierta a nuevas rebajas de tipos.

Para los expertos, las autoridades monetarias han reaccionado tarde, y se hacen necesarias nuevas y más agresivas rebajas de tipos para evitar que el bajón de la economía siga profundizándose.

La próxima reunión de la Reserva Federal en la que se tratarán las tasas de interés es el 15 de mayo, una fecha que para muchos expertos está demasiado lejos.

Por eso no se descarta que se decida una rebaja de tasas antes de esa fecha, lo que sin duda inyectaría algo de optimismo a los mercados.

Pero a juicio de los entendidos, cualquier reacción de la bolsa deberá estar acompañada de mejores resultados de empresas, o al menos de señales de que los resultados mejorarán en el futuro cercano.

En todo caso, los analistas están de acuerdo en que esto será un proceso lento, que llevará varios meses, tiempo que muy probablemente seguirá estando marcado por una gran volatilidad de las bolsas.

(EFE).- Las dudas sobre el futuro de la economía y sus efectos en los resultados de las empresas siguen pesando sobre las bolsas de Wall Street, que cerraron ayer (viernes 6) una nueva semana de bajas pese a la histórica suba del jueves.

Los analistas explican que la desaceleración económica sigue afectando a Estados Unidos y dañando los estados financieros de las empresas, y que a la luz de estos factores negativos es difícil que logre despertarse pronto un interés sólido de compra de acciones.

Con el desempleo en aumento, tal como demostraron las cifras de ayer, es muy probable que caiga la confianza de los estadounidenses, cuyo consumo alimenta tres cuartas partes de la actividad económica, lo que se traduce en peores resultados para las compañías.

Uno de los factores que más inquieta a los inversores es el hecho de que las cifras macroeconómicas no paran de caer, lo que afecta seriamente a la capacidad de predecir las ganancias de las empresas, previsiones que durante cinco años alimentaron la fuerte suba de los mercados, en particular el sector de las nuevas tecnologías.

Esto hace que las bolsas actúen en forma cotidiana, es decir, que su movimiento no tenga casi ninguna consistencia y que así como un día reaccionan con una fuerte baja ante malas noticias, al siguiente suban con fuerza impulsadas por buenas nuevas.

Ese fue el caso de la semana pasada, cuando a las fuertes bajas del lunes y martes, y a los resultados mixtos del miércoles, siguió la fortísima alza del jueves, suba que se desvaneció nuevamente el viernes.

Al cierre de ayer, el promedio Dow Jones de Industriales, el más importante de Wall Street, se situó en los 9.791,09 puntos, 87 unidades por debajo del cierre del viernes 30 de marzo.

Por su parte, el mercado electrónico Nasdaq, donde cotizan las principales acciones de nuevas tecnologías, informática e Internet, perdió 119,90 puntos, hasta quedar en los 1.720,39 puntos.

Esto, pese a la fortísima alza del jueves, cuando el Dow Jones ganó 402 puntos, la segunda mayor subida de su historia, medida en puntos; y cuando el Nasdaq ganó 146,18 unidades (92%) el tercer mayor incremento porcentual de su historia.

Los analistas explicaron esta fuerte alza por la acumulación de varios factores positivos, desde buenos resultados por parte de grandes corporaciones hasta la relativa relajación de la tensión entre Estados Unidos y China, pasando por las compras a bajos precios que se despertaron tras las violentas bajas de los días anteriores.

Pero la euforia del jueves dejó paso el viernes a nuevas dudas, esta vez debido a las noticias del mercado laboral, lo que demuestra que lo del día anterior había sido más bien una coincidencia de buenas señales que difícilmente se volverá repetir.

El Departamento del Trabajo informó el viernes de que en el mes de marzo se perdieron 86.000 empleos en Estados Unidos, contra los 140.000 puestos de trabajo que se crearon en febrero.

Con esto la tasa de desempleo en la mayor economía del mundo se elevó a 4,3% desde 4,2% de febrero, y llegó al nivel más alto desde julio de 1999.

Generalmente, los inversores de Wall Street celebran con grandes alzas el aumento del número de desempleados, puesto que a mayor número de cesantes, menores presiones inflacionarias, lo que abre la puerta para bajar las tasas de interés.

Sin embargo, hoy por hoy ocurre exactamente lo contrario, puesto que los inversores y analistas ven en las cifras de desempleo una señal de que la economía continuará desacelerándose y ya no una puerta abierta a nuevas rebajas de tipos.

Para los expertos, las autoridades monetarias han reaccionado tarde, y se hacen necesarias nuevas y más agresivas rebajas de tipos para evitar que el bajón de la economía siga profundizándose.

La próxima reunión de la Reserva Federal en la que se tratarán las tasas de interés es el 15 de mayo, una fecha que para muchos expertos está demasiado lejos.

Por eso no se descarta que se decida una rebaja de tasas antes de esa fecha, lo que sin duda inyectaría algo de optimismo a los mercados.

Pero a juicio de los entendidos, cualquier reacción de la bolsa deberá estar acompañada de mejores resultados de empresas, o al menos de señales de que los resultados mejorarán en el futuro cercano.

En todo caso, los analistas están de acuerdo en que esto será un proceso lento, que llevará varios meses, tiempo que muy probablemente seguirá estando marcado por una gran volatilidad de las bolsas.

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