Oro a valores de hace 25 años y euro a US$ 1,235 generan nervios

Tras efímero repliegue, el oro alcanzó US$566,50 en Nueva York (martes). Los futuros proyectaban US$ 580 a un mes. Algunos lo tachan de timba, por la disparidad con Londres (US$ 557). Otros lo vinculan a perspectivas inflacionarias (24-I).

25 enero, 2006

Los inminentes cambios en la composición de reservas del banco central chino, la debilidad del dólar (el euro volvió a US$ 1,235 tras mucho tiempo), el problema iraní y compras de especuladores privados han inflado el metal. Esta semana promedia con 10,8 sobre fin de 2005.

Cabe recordar que diciembre había tenido su propio máximo, US$ 526,25, también en Manhattan. Para entonces, el metal áureo había subido 17% en todo 2005. Sin duda, los mercados creen que el oro puede beneficiarse de una eventual diversificación de reservas chinas y crudos que vuelven a orillar US$ 66/69 el barril.

Por cierto, Beijing confirmó que analiza nuevas formas de administrar reservas, medida que probablemente imiten varios países, aunque ninguno de ellos central. En cuanto al contexto general, debe recordarse que este avance del oro empezó al terminar 2000, cuando estaba en apenas 280, y acumula 102,3% en algo más de cinco años.

Irónicamente, Union des Banques Suisses le ve riesgos a la repreciación del metal áureo, viejo amor de los hélvetas. En efecto, UBS, Wall Street y la City temen que el alto precio del oro ponga en peligro acciones, bonos públicos y privados, etcétera, por dos caminos: presiones inflacionarias y freno al moderado crecimiento de la economía norteamericana.

Como muchos expertos han señalado, este auge dorado no es –por ahora- como los anteriores a 1980. Primero, por la ausencia de proyecciones unívocas. Contra UBS, por ejemplo, Deutsche Bank estima que el promedio al contado en 2006 no pasará de US$ 490 y recién volverá a 550 en 2007. En el extremo opuesto, varios grandes intermediarios pronostican que este año el oro terminará en US$ 650.

En segundo lugar, este grupo y los suizos creen que los inversores –individuales e institucionales- ven firme demanda en la actividad joyera. También, creen que la inflación irá trepando en Estados Unidos, cuya moneda volverá a deteriorarse ante divisas rivales. Ergo, piensan en el metal de nuevo como refugio “duro”.

Por supuesto, el oro sigue lejos del precio nominal más alto en la historia, US$ 850, registrado el 20 de enero de 1980. En verdad, a dólares constantes, hoy debiera rozar 1.300 para igualar aquel valor. Sea como fuere, el papel del metal como refugio en caso de guerras, catástrofes y corridas fue atenuándose desde ese máximo. Así, la crisis petrolera de 1979/81 lo hizo subir 75%, mientras el Standard&Poor’s 500 se desplomaba 43,5%. Pero la violenta alza de crudos experimentada desde octubre de 2004 hasta mediados de 2005 no tuvo ni de lejos aquellos efectos en el oro.

Ahora, surgen otros factores. Por ejemplo, Beirut cotizaba el oro a más de US$ 570, por demanda originada en Siria, Irak, Palestina, Israel y Jordania. Según expertos locales, eso respondía a creciente inquietud sobre la vida de Ariel Sharón y las elecciones palestinas. También las nuevas tensiones en Irán y Occidente obran en favor de colocaciones duras, el oro entre ellas. En este caso, la demanda se origina en Saudiarabia y Kuweit, donde un jeque de 77 en silla de ruedas ha reemplazado a su primo, muerto a los 78.

Los inminentes cambios en la composición de reservas del banco central chino, la debilidad del dólar (el euro volvió a US$ 1,235 tras mucho tiempo), el problema iraní y compras de especuladores privados han inflado el metal. Esta semana promedia con 10,8 sobre fin de 2005.

Cabe recordar que diciembre había tenido su propio máximo, US$ 526,25, también en Manhattan. Para entonces, el metal áureo había subido 17% en todo 2005. Sin duda, los mercados creen que el oro puede beneficiarse de una eventual diversificación de reservas chinas y crudos que vuelven a orillar US$ 66/69 el barril.

Por cierto, Beijing confirmó que analiza nuevas formas de administrar reservas, medida que probablemente imiten varios países, aunque ninguno de ellos central. En cuanto al contexto general, debe recordarse que este avance del oro empezó al terminar 2000, cuando estaba en apenas 280, y acumula 102,3% en algo más de cinco años.

Irónicamente, Union des Banques Suisses le ve riesgos a la repreciación del metal áureo, viejo amor de los hélvetas. En efecto, UBS, Wall Street y la City temen que el alto precio del oro ponga en peligro acciones, bonos públicos y privados, etcétera, por dos caminos: presiones inflacionarias y freno al moderado crecimiento de la economía norteamericana.

Como muchos expertos han señalado, este auge dorado no es –por ahora- como los anteriores a 1980. Primero, por la ausencia de proyecciones unívocas. Contra UBS, por ejemplo, Deutsche Bank estima que el promedio al contado en 2006 no pasará de US$ 490 y recién volverá a 550 en 2007. En el extremo opuesto, varios grandes intermediarios pronostican que este año el oro terminará en US$ 650.

En segundo lugar, este grupo y los suizos creen que los inversores –individuales e institucionales- ven firme demanda en la actividad joyera. También, creen que la inflación irá trepando en Estados Unidos, cuya moneda volverá a deteriorarse ante divisas rivales. Ergo, piensan en el metal de nuevo como refugio “duro”.

Por supuesto, el oro sigue lejos del precio nominal más alto en la historia, US$ 850, registrado el 20 de enero de 1980. En verdad, a dólares constantes, hoy debiera rozar 1.300 para igualar aquel valor. Sea como fuere, el papel del metal como refugio en caso de guerras, catástrofes y corridas fue atenuándose desde ese máximo. Así, la crisis petrolera de 1979/81 lo hizo subir 75%, mientras el Standard&Poor’s 500 se desplomaba 43,5%. Pero la violenta alza de crudos experimentada desde octubre de 2004 hasta mediados de 2005 no tuvo ni de lejos aquellos efectos en el oro.

Ahora, surgen otros factores. Por ejemplo, Beirut cotizaba el oro a más de US$ 570, por demanda originada en Siria, Irak, Palestina, Israel y Jordania. Según expertos locales, eso respondía a creciente inquietud sobre la vida de Ariel Sharón y las elecciones palestinas. También las nuevas tensiones en Irán y Occidente obran en favor de colocaciones duras, el oro entre ellas. En este caso, la demanda se origina en Saudiarabia y Kuweit, donde un jeque de 77 en silla de ruedas ha reemplazado a su primo, muerto a los 78.

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