Optimismo por el canje, ciclotimia en el New York Times

Las reacciones positivas –salvo en Italia-, tras la recontratación de BoNY como agente, elevan probabilidades de que el canje empiece el 17 y lo acepte 70% de bonistas. Curiosamente, el NYT aplaude y, al día siguiente, se ensaña con Kirchner.

28 diciembre, 2004

Según operadores locales, el propio Bank of New York está realizando todos los esfuerzos posibles para poder iniciar la operación en fecha. Entretanto, en Economía se hablaba ya de adelantar el comienzo al 14 de enero, aunque eso parecía más bien un gesto político, bastante menos relevante que los elogios del diario neoyorquino, el domingo. Hasta que,el martes, este mismo medio se despachó con una violenta diatriba personal contra el presidente argentino.

También obraban en favor la nueva reducción de tasas básicas en Estados Unidos y el efecto que ha tenido sobre los bonos, especialmente los brasileños (el global 2040 pasa de US$ 118). Esto incrementó bonos locales en dólares, como los boden 12 y 13, que avanzaron 1% en promedio durante los últimos días. El primero llegó a precio récord: US$ 85. Otro dato significativo: analistas que adherían a la campaña del “lobby” Nicola Stock-Hans Humes hoy presumen que la aceptación del canje podría alcanzar 70%.

Entretanto, el cambio de tono en el “New York Times” llamaba la atención en los mercados. No tanto por sí mismo, sino porque lo expresaba Lawrence Rother, corresponsal en San Pablo, más célebre por sus desplantes a Luiz Inácio (Lula) de Silva –ya durante la campaña presidencial- que por su oficio. “Cuando la economía argentina entró en colapso, diciembre de 2001, muchos predijeron el apocalipsis, a menos que se adoptasen medidas ortodoxas y se llegara velozmente a acuerdo con los acreedores externos”, afirmaba el día 26.

Como viene apuntándolo este sitio desde 2002, la sapiencia convencional –inclusive columnistas y gurúes locales vinculados al negocio financiero- pronosticaban “desborde inflacionario, un peso sin valor, licuación de reservas y huida de capitales”. Pero –señala el artículo, claramente inspirado en varios de Paul Krugman- “a tres años de declarar un cese de pagos por más de US$ 100.000 millones, el juicio final no ha llegado”

.

Por el contrario, “en 2004 el producto bruto interno crece 8%, como en 2003, suben las exportaciones, el peso se mentiene estable, los inversores ven regresando y cede el desempleo. Todo eso sin adoptar las medidas típicas exigidas por el Fondo Monetario”.

Entretanto, Mark Weisbrot –analista del Center for Economy & Policy Research, una entidad privada- puntualiza: “La recuperación argentina se da, en gran medida, desechando ostensiblemente la ortodoxia monetaria. Es algo histórico y da vuelta veinticinco años de recetas fallidas. Mientras otros países se arrastran, Argentina muestra un repunte sano y sostenible”.

Por supuesto, el inglés John Dodsworthy (representante permanente del FMI en el Banco Central) optó por un prudente comentario, impensable en Rodrigo Rato o Anne Krueger. “Tan alentadoras cifras –dijo aludiendo al superávit fiscal primario- se deben a una disciplica fiscal casi sin antecedentes en el país”.

En ese clima, nadie atinaba a explicarse por qué, al día siguiente, el mismo Rother disparó con munición pesada –aunque frívola- contra Néstor Kirchner. Al parecer irritado consigo mismo (debió firmar un artículo favorable a la Argentina, país que detesta), salió a demoler al santacruceño. Como es su costumbre en Brasil, Rother se apoyó en versiones de “boudoir” sobre “humillaciones” a sus propios funcionarios, ausencia en reuniones de gabinete y transgresiones de protocolo.

Por supuesto, Rother tiene excelentes relaciones con la derecha cubana en Miami. Sus alusiones indirectas al lamentable episodio armado por Jorge Taiana –otrora funcionario menemista- para quedarse con el cargo del actual canciller lo ponen en evidencia. Por supuesto, hay un detonante concreto: la inexplicable adhesión de Kirchner a un personaje como Fidel Castro. Sea como fuere, Rother debió haberse abstenido de firmar una de las dos notas.

Según operadores locales, el propio Bank of New York está realizando todos los esfuerzos posibles para poder iniciar la operación en fecha. Entretanto, en Economía se hablaba ya de adelantar el comienzo al 14 de enero, aunque eso parecía más bien un gesto político, bastante menos relevante que los elogios del diario neoyorquino, el domingo. Hasta que,el martes, este mismo medio se despachó con una violenta diatriba personal contra el presidente argentino.

También obraban en favor la nueva reducción de tasas básicas en Estados Unidos y el efecto que ha tenido sobre los bonos, especialmente los brasileños (el global 2040 pasa de US$ 118). Esto incrementó bonos locales en dólares, como los boden 12 y 13, que avanzaron 1% en promedio durante los últimos días. El primero llegó a precio récord: US$ 85. Otro dato significativo: analistas que adherían a la campaña del “lobby” Nicola Stock-Hans Humes hoy presumen que la aceptación del canje podría alcanzar 70%.

Entretanto, el cambio de tono en el “New York Times” llamaba la atención en los mercados. No tanto por sí mismo, sino porque lo expresaba Lawrence Rother, corresponsal en San Pablo, más célebre por sus desplantes a Luiz Inácio (Lula) de Silva –ya durante la campaña presidencial- que por su oficio. “Cuando la economía argentina entró en colapso, diciembre de 2001, muchos predijeron el apocalipsis, a menos que se adoptasen medidas ortodoxas y se llegara velozmente a acuerdo con los acreedores externos”, afirmaba el día 26.

Como viene apuntándolo este sitio desde 2002, la sapiencia convencional –inclusive columnistas y gurúes locales vinculados al negocio financiero- pronosticaban “desborde inflacionario, un peso sin valor, licuación de reservas y huida de capitales”. Pero –señala el artículo, claramente inspirado en varios de Paul Krugman- “a tres años de declarar un cese de pagos por más de US$ 100.000 millones, el juicio final no ha llegado”

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Por el contrario, “en 2004 el producto bruto interno crece 8%, como en 2003, suben las exportaciones, el peso se mentiene estable, los inversores ven regresando y cede el desempleo. Todo eso sin adoptar las medidas típicas exigidas por el Fondo Monetario”.

Entretanto, Mark Weisbrot –analista del Center for Economy & Policy Research, una entidad privada- puntualiza: “La recuperación argentina se da, en gran medida, desechando ostensiblemente la ortodoxia monetaria. Es algo histórico y da vuelta veinticinco años de recetas fallidas. Mientras otros países se arrastran, Argentina muestra un repunte sano y sostenible”.

Por supuesto, el inglés John Dodsworthy (representante permanente del FMI en el Banco Central) optó por un prudente comentario, impensable en Rodrigo Rato o Anne Krueger. “Tan alentadoras cifras –dijo aludiendo al superávit fiscal primario- se deben a una disciplica fiscal casi sin antecedentes en el país”.

En ese clima, nadie atinaba a explicarse por qué, al día siguiente, el mismo Rother disparó con munición pesada –aunque frívola- contra Néstor Kirchner. Al parecer irritado consigo mismo (debió firmar un artículo favorable a la Argentina, país que detesta), salió a demoler al santacruceño. Como es su costumbre en Brasil, Rother se apoyó en versiones de “boudoir” sobre “humillaciones” a sus propios funcionarios, ausencia en reuniones de gabinete y transgresiones de protocolo.

Por supuesto, Rother tiene excelentes relaciones con la derecha cubana en Miami. Sus alusiones indirectas al lamentable episodio armado por Jorge Taiana –otrora funcionario menemista- para quedarse con el cargo del actual canciller lo ponen en evidencia. Por supuesto, hay un detonante concreto: la inexplicable adhesión de Kirchner a un personaje como Fidel Castro. Sea como fuere, Rother debió haberse abstenido de firmar una de las dos notas.

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