O´Neill ha presentado la renuncia formal

Como se esperaba desde hacía tiempo, Paul O’Neill deja la secretaría de Hacienda. Ha dimitido en carta formal al presidente George W.Bush, pero seguirá en la Tesorería hasta que se le designe reemplazante. Eso exige la aprobación senatorial.

6 diciembre, 2002

Michelle Davis, portavoz de la secretaría, aclaró efectivamente que la renuncia recién cristalizará “en algunas semanas”. Por de pronto, círculos de Washington estiman que Bush ni siquiera ha pensado aún en candidatos, por lo cual el statu quo en Hacienda puede prolongarse, como sucede ya en la Securities & Exchange Commission.

Al anunciarse la decisión de O’Neill, el euro subió en Londres de US$ 1,004 a 1,009 y el dólar cedió de ¥ 125 a 123,60. Curioso efecto, tratándose de un funcionario que ha despertado polémicas internacionales y cuya imagen ante los mercados no es la mejor.

En 23 meses de gestión como septuagésimo segundo jefe de Tesorería, este ex CEO de Alcoa, de escasa formación económica, tuvo actitudes contradictorias. Respecto de Latinoamérica, intento ser “el más duro de los duros” ante Argentina, Brasil y otros países en aprietos. Finalmente, quedó “a la izquierda” de Anne Krueger, con quien últimamente casi no se hablaba. Este detalle crea incertidumbres en cuanto a si la ida de O’Neill beneficiará –o no- a la Argentina y Brasil.

Su papel en la ola de escándalos, quebrantos y desinfle en Wall Street no fue justamente brillante. Ahora “esta administración debe buscar a alguien que se ocupe seriamente de la economía real”, dijo esta mañana el senador Richard Shelby, nuevo jefe de la comisión de bancos. A propósito, O’Neil recibió superávit fiscal y deja un déficit superior a los US$ 160.000 millones, con riesgo de llegar a 760.000 millones hacia 2007 (como informó este servicio ayer).

La partida de un ofertista convencido –partidario de seguir bajando impuestos a sectores de altos ingresos- puede demorar el plan de Bush para reformar totalmente el régimen tributario federal. Curiosamente, en pocos meses un amigo personal (aunque frecuente contradictor) de O’Neill, Alan Greenspan, abandonará la Reserva Federal.

O´Neill y la Argentina

La renuncia del influyente secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul O´Neill, marca el fin de la gestión de un “duro” que siempre desconfió de la Argentina, país al que, según sus palabras, “no tiene sentido” ayudar.

“Ha sido un privilegio servir a la nación en estos tiempos
difíciles. Le deseo todo el éxito mientras usted da liderazgo e
inspiración para Estados Unidos y para el mundo”, escribió O´Neill
en su texto de dimisión.

El renunciante funcionario norteamericano -empresario
petrolero amigo de Bush- había visitado la Argentina a principios
de agosto pasado, y su presencia aquí provocó un enorme revuelo en
los lugares que visitó, y la sensación en el Gobierno de que,
gracias a su gestión, la Argentina y el FMI llegarían a un pronto
acuerdo.

Pero eso no sucedió, y apenas un mes después de esa visita,
O´Neill consideró que “no tiene sentido” ayudar a la Argentina,
pues se opone a “malgastar fondos en operaciones de rescate que
estén mal concebidas”.

“Nadie quiere invertir tiempo y dinero donde un funcionario
corrupto o un compinche con influencias pueden fugarse con los
frutos de un emprendimiento”, dijo el funcionario norteamericano a mediados de setiembre.

Tal vez la frase que más se recordará de O´Neill fue aquella en
la que justificó por que no se debía prestar plata a países como
Argentina: “los plomeros y carpinteros norteamericanos no tienen
que financiar déficits en otros países”.

En ese marco, el ex economista jefe del BID y profesor de la
Universidad de Harvard Ricardo Haussman afirmó que la renuncia de O´Neill “no fue sorpresiva”, y que viene a coronar una “gestión bastante deslucida, con poca imaginación, capacidad y liderazgo en el manejo de la recesión económica norteamericana”.

“Nadie lo echará de menos. Esperemos que quien lo suceda sea
alguien que tenga un poquito más de imaginación”, concluyó el
académico.

Michelle Davis, portavoz de la secretaría, aclaró efectivamente que la renuncia recién cristalizará “en algunas semanas”. Por de pronto, círculos de Washington estiman que Bush ni siquiera ha pensado aún en candidatos, por lo cual el statu quo en Hacienda puede prolongarse, como sucede ya en la Securities & Exchange Commission.

Al anunciarse la decisión de O’Neill, el euro subió en Londres de US$ 1,004 a 1,009 y el dólar cedió de ¥ 125 a 123,60. Curioso efecto, tratándose de un funcionario que ha despertado polémicas internacionales y cuya imagen ante los mercados no es la mejor.

En 23 meses de gestión como septuagésimo segundo jefe de Tesorería, este ex CEO de Alcoa, de escasa formación económica, tuvo actitudes contradictorias. Respecto de Latinoamérica, intento ser “el más duro de los duros” ante Argentina, Brasil y otros países en aprietos. Finalmente, quedó “a la izquierda” de Anne Krueger, con quien últimamente casi no se hablaba. Este detalle crea incertidumbres en cuanto a si la ida de O’Neill beneficiará –o no- a la Argentina y Brasil.

Su papel en la ola de escándalos, quebrantos y desinfle en Wall Street no fue justamente brillante. Ahora “esta administración debe buscar a alguien que se ocupe seriamente de la economía real”, dijo esta mañana el senador Richard Shelby, nuevo jefe de la comisión de bancos. A propósito, O’Neil recibió superávit fiscal y deja un déficit superior a los US$ 160.000 millones, con riesgo de llegar a 760.000 millones hacia 2007 (como informó este servicio ayer).

La partida de un ofertista convencido –partidario de seguir bajando impuestos a sectores de altos ingresos- puede demorar el plan de Bush para reformar totalmente el régimen tributario federal. Curiosamente, en pocos meses un amigo personal (aunque frecuente contradictor) de O’Neill, Alan Greenspan, abandonará la Reserva Federal.

O´Neill y la Argentina

La renuncia del influyente secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul O´Neill, marca el fin de la gestión de un “duro” que siempre desconfió de la Argentina, país al que, según sus palabras, “no tiene sentido” ayudar.

“Ha sido un privilegio servir a la nación en estos tiempos
difíciles. Le deseo todo el éxito mientras usted da liderazgo e
inspiración para Estados Unidos y para el mundo”, escribió O´Neill
en su texto de dimisión.

El renunciante funcionario norteamericano -empresario
petrolero amigo de Bush- había visitado la Argentina a principios
de agosto pasado, y su presencia aquí provocó un enorme revuelo en
los lugares que visitó, y la sensación en el Gobierno de que,
gracias a su gestión, la Argentina y el FMI llegarían a un pronto
acuerdo.

Pero eso no sucedió, y apenas un mes después de esa visita,
O´Neill consideró que “no tiene sentido” ayudar a la Argentina,
pues se opone a “malgastar fondos en operaciones de rescate que
estén mal concebidas”.

“Nadie quiere invertir tiempo y dinero donde un funcionario
corrupto o un compinche con influencias pueden fugarse con los
frutos de un emprendimiento”, dijo el funcionario norteamericano a mediados de setiembre.

Tal vez la frase que más se recordará de O´Neill fue aquella en
la que justificó por que no se debía prestar plata a países como
Argentina: “los plomeros y carpinteros norteamericanos no tienen
que financiar déficits en otros países”.

En ese marco, el ex economista jefe del BID y profesor de la
Universidad de Harvard Ricardo Haussman afirmó que la renuncia de O´Neill “no fue sorpresiva”, y que viene a coronar una “gestión bastante deslucida, con poca imaginación, capacidad y liderazgo en el manejo de la recesión económica norteamericana”.

“Nadie lo echará de menos. Esperemos que quien lo suceda sea
alguien que tenga un poquito más de imaginación”, concluyó el
académico.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades