Normas pensadas para no abandonar el euro
En verdad, volver a monedas locales no se prevé en el tratado original de la Unión Europea. Al contrario, los artículos 53 y 356 declaran a sus instrumentos irreversibles. El acuerdo tiene duración ilimitada y no hay tribunal que pueda anularlo.
<p>¿Puede salirse denunciando el tratado? En ese caso, ¿qué le sucederá jurídicamente al estado que deje la divisa común, la Eurozona o hasta la propia UE? Por sobre todo ¿en qué moneda se pagarán los títulos emitidos en euros? ¿En qué tribunal deberán tramitarse las causas? En lo tocante a demandas, ¿cómo se tutelarán los derechos de acreedores? Vale decir bancos, fondos institucionales, ahorristas e inversores.<br />
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No son cuestiones de poca monta. Así lo han descubierto estudios legales de primera línea que, alrededor del mundo, han analizado los potenciales problemas de una Grecia “fuera de la ley”. Existen desde hace meses, en efecto, ensayos y simulaciones sobre consecuencias de semejante ruptura.<br />
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Por ejemplo, Union des Banques Suisses calcula que todo ciudadano griego perderá de € 9.500 a 11.500 durante el primer año siguiente a la separación y € 3.000/4.000 en los subsiguientes. También se han evaluado las consecuencias jurídicas. En particular para Atenas, presuntamente interesada en recobrar el dracma, esto es el control de su política monetaria.<br />
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Tampoco será fácil la salida transaccional más estudiada, inclusive en el Banco de Ajustes Internacionales (Basilea): crear un euro fuerte y uno débil. El campeón de esta propuesta es Axel Weber, ex Bundesbank, y no está solo. Por su parte, un influyente estudio jurídico experto en deuda soberana señala lo obvio: no existe una jurisprudencia sobre cómo abandonar el euro, pues el tratado es irrevocable y sin límites en el tiempo.<br />
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Naturalmente, hay soluciones tan traumáticas como revisar el acuerdo o –más aun- separarse unilateralmente de la Eurozona o la UE. Sea como fuere, el inevitable desagio de bonos en euros expondría al estado transgresor a riesgos legales, en especial de tipo jurisdiccional. Al respecto, no puede descartarse, por ejemplo, un contagio a otras economías en aprietos y una consiguiente crisis en la Eurozona, aun sin Grecia adentro.</p>
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