Monti: Suez-Gaz de France, Enel y debates poco lúcidos

“La forzada fusión entre Suez-Gaz de France y el freno impuesto a la toma de la primera por Enel ha calentado los ánimos. También en Bruselas. Al parecer, la Unión Europea no ha arreglado cuentas con su propio pasado”.

6 marzo, 2006

Así sostiene Mario Monti, ex comisario de Competencia en la Comisión Europea que, a diferencia de su amigo Romano Prodi (ex presidente de la CE), no se ha puesto un manto nacionalista por razones electorales. En un reciente comentario distribuido a varios medios, el experto puntualiza: “Desde la óptica del Enel y el estado italiano, lo sensato habría sido desistir –días atrás- de la oferta pública accionaria (OPA) hostil sobre Suez”.

A criterio del ex alto funcionario, esa OPA “transgredía varias normas comunitarias”. Por otra parte, “era extraño que Enel no hubiese previsto la contramovida de GdF , o sea París, sobre Suez. En cuanto al gobierno francés, sus intentos de frustrar la fusión entre Mittal Steel y Arcelor, en realidad luxemburguesa, tampoco fueron muy agraciados”. Monti aludía, claro, a los comentarios racistas de directivos franceses.

En un plano regional, surge otra contradicción. “¿Qué sentido tiene abrir los mercados si, después, se bloquean F&A aras del ‘interés nacional’? Si, además, se invocan normas de la UE por ambas partes (estos días, también Polonia se pone contra una banca ítalogermana), la confusión alcanza niveles inquietantes”.

En rigor, “una nacionalización o estatización no es de suyo contraria al digesto comunitario, así como tampoco lo es una privatización. Así lo señala el tratado de Roma”. El problema es cuando, como hoy, se trata de F&A transfronterizas. De paso, el caso Suez-GdF parece más bien unaprivatización, pese a la espuma política: “el estado francés tenía 80% de GdF pero, tras fusionarla con la privada Suez, le queda sólo 45% del paquete resultante”.

Pero, antes de la fusión, Gaz de France ya estaba en infración respecto de la UE, cuyas normas vedan que el estado posea más de 70% de una compañía pública. Visto desde ese ángulo, “el digesto no es óbice para que existan empresas estatales. Pero no permite que traben los mecanismos de mercado”, puntualiza Monti. Lo malo es que Francia, España, Polonia y, hasta cierto punto, Italia no se sienten cómodas con ese “mercado” ni los costos políticos y sociales que involucra. Ya las elecciones polacas produjeron un gobierno “nacionalista” y, como lo trasunta la actitud de Prodi, es posible que los comicios italianos deparen lo mismo.

Así sostiene Mario Monti, ex comisario de Competencia en la Comisión Europea que, a diferencia de su amigo Romano Prodi (ex presidente de la CE), no se ha puesto un manto nacionalista por razones electorales. En un reciente comentario distribuido a varios medios, el experto puntualiza: “Desde la óptica del Enel y el estado italiano, lo sensato habría sido desistir –días atrás- de la oferta pública accionaria (OPA) hostil sobre Suez”.

A criterio del ex alto funcionario, esa OPA “transgredía varias normas comunitarias”. Por otra parte, “era extraño que Enel no hubiese previsto la contramovida de GdF , o sea París, sobre Suez. En cuanto al gobierno francés, sus intentos de frustrar la fusión entre Mittal Steel y Arcelor, en realidad luxemburguesa, tampoco fueron muy agraciados”. Monti aludía, claro, a los comentarios racistas de directivos franceses.

En un plano regional, surge otra contradicción. “¿Qué sentido tiene abrir los mercados si, después, se bloquean F&A aras del ‘interés nacional’? Si, además, se invocan normas de la UE por ambas partes (estos días, también Polonia se pone contra una banca ítalogermana), la confusión alcanza niveles inquietantes”.

En rigor, “una nacionalización o estatización no es de suyo contraria al digesto comunitario, así como tampoco lo es una privatización. Así lo señala el tratado de Roma”. El problema es cuando, como hoy, se trata de F&A transfronterizas. De paso, el caso Suez-GdF parece más bien unaprivatización, pese a la espuma política: “el estado francés tenía 80% de GdF pero, tras fusionarla con la privada Suez, le queda sólo 45% del paquete resultante”.

Pero, antes de la fusión, Gaz de France ya estaba en infración respecto de la UE, cuyas normas vedan que el estado posea más de 70% de una compañía pública. Visto desde ese ángulo, “el digesto no es óbice para que existan empresas estatales. Pero no permite que traben los mecanismos de mercado”, puntualiza Monti. Lo malo es que Francia, España, Polonia y, hasta cierto punto, Italia no se sienten cómodas con ese “mercado” ni los costos políticos y sociales que involucra. Ya las elecciones polacas produjeron un gobierno “nacionalista” y, como lo trasunta la actitud de Prodi, es posible que los comicios italianos deparen lo mismo.

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