Libor en picos de siete años y Reserva Federal en problemas

La London interbank offered rate (Libor, un tipo pasivo) en dólares alcanzó esta semana máximos desde 2006: 5,75%anual a tres meses y 5,70% a seis. Sus contrapartes en libras marcaban 6,80/70% y 4,75/70% en euros.

7 septiembre, 2007

Hasta el alza iniciada el miércoles en esos tipos, los mercados daban por hecho que, en la reunión del martes 18, el comité monetario de la Reserva Federal rebajaría la tasa básica, quizá de 5,25 a 5 ó 4,75%. Ya lo había hecho con el redescuento, de 6,25 a 5,75% anual.

Pero, ahora, las tasas pasivas londinenses apuntan en sentido contrario. Esto podría crear efectos negativos en los mercados del dinero y la economía real, ya castigados por la iliquidez financiera global. La Libor pesa no porque represente la economía británica, sino porque es referencia para una enorme gama de operaciones; desde hipotecas a tipo variable hasta créditos a empresas multinacionales.

Las nuevas turbulencias especulativas empujan hacia arriba esa tasa, pero hace ceder otros tipos de corto plazo. Entretanto, la Libor alta perjudica las utilidades del sector privado y presiona a deudores de toda laya, familias inclusive. Pero lo realmente grave es que la falta de coordinación entre Libor y otras tasas exacerba la iliquidez en los mercados monetarios, que ya han absorbido los US$ 500.000 millones inyectados hace casi un mes por los principales bancos centrales.

Paralelamente, los bancos de la Eurozona pagan cara su exposición a hipotecas usurarias de alto riesgo, púdicamente llamadas “secundarias”. Para ese sector, cualquier avance de intereses representa nuevos dolores de cabeza. Cabe recordar que las Libor son tasas que los bancos comerciales perciben por adelantar fondos cortos a otros bancos y están fijadas por una entidad residente en Londres (en sí, un anacronismo).

Por lo común, la serie Libor para dólares acompaña en sincronía los tipos para fondos federales (redescuento) y la tasa básica. Pero ahora divergen y le crean problemas a la RF. Por otra parte, las Libor no habían estado tan altas desde 2000/1. Uno de los motivos probables es que varios bancos de la Eurozona tienen en exceso obligaciones de deuda colaterizadas (ODC) y otros papeles comerciales. Otra razón es que cada vez más analista sy operadores temen que los bancos no estén ya en condiciones de afrontar préstamos.

El caso Chrysler es emblemático. Cuando Cerberus Capital empezó a gestionar, en julio, US$ 20.000 millones en deuda nueva de la automotriz -para financiar la compra apalancada de su 81%-, eran operaciones indexadas por la Libor. Eso significa que su costo oscila junto con ella. Hoy quedan US$ 10.500 millones en el aire debido a la iliquidez global reinante. Nadie sabe a ciencia cierta, pues, si emergerá Chrysler holding o si el matrimonio DaimlerChrysler deberá aguantar hasta que alguien compre el activo norteamericano. Tal vez, Kirk Kerkorian, que había apenas US$ 4.500 millones por algo que, en 1998, valía 34.000 millones.

Hasta el alza iniciada el miércoles en esos tipos, los mercados daban por hecho que, en la reunión del martes 18, el comité monetario de la Reserva Federal rebajaría la tasa básica, quizá de 5,25 a 5 ó 4,75%. Ya lo había hecho con el redescuento, de 6,25 a 5,75% anual.

Pero, ahora, las tasas pasivas londinenses apuntan en sentido contrario. Esto podría crear efectos negativos en los mercados del dinero y la economía real, ya castigados por la iliquidez financiera global. La Libor pesa no porque represente la economía británica, sino porque es referencia para una enorme gama de operaciones; desde hipotecas a tipo variable hasta créditos a empresas multinacionales.

Las nuevas turbulencias especulativas empujan hacia arriba esa tasa, pero hace ceder otros tipos de corto plazo. Entretanto, la Libor alta perjudica las utilidades del sector privado y presiona a deudores de toda laya, familias inclusive. Pero lo realmente grave es que la falta de coordinación entre Libor y otras tasas exacerba la iliquidez en los mercados monetarios, que ya han absorbido los US$ 500.000 millones inyectados hace casi un mes por los principales bancos centrales.

Paralelamente, los bancos de la Eurozona pagan cara su exposición a hipotecas usurarias de alto riesgo, púdicamente llamadas “secundarias”. Para ese sector, cualquier avance de intereses representa nuevos dolores de cabeza. Cabe recordar que las Libor son tasas que los bancos comerciales perciben por adelantar fondos cortos a otros bancos y están fijadas por una entidad residente en Londres (en sí, un anacronismo).

Por lo común, la serie Libor para dólares acompaña en sincronía los tipos para fondos federales (redescuento) y la tasa básica. Pero ahora divergen y le crean problemas a la RF. Por otra parte, las Libor no habían estado tan altas desde 2000/1. Uno de los motivos probables es que varios bancos de la Eurozona tienen en exceso obligaciones de deuda colaterizadas (ODC) y otros papeles comerciales. Otra razón es que cada vez más analista sy operadores temen que los bancos no estén ya en condiciones de afrontar préstamos.

El caso Chrysler es emblemático. Cuando Cerberus Capital empezó a gestionar, en julio, US$ 20.000 millones en deuda nueva de la automotriz -para financiar la compra apalancada de su 81%-, eran operaciones indexadas por la Libor. Eso significa que su costo oscila junto con ella. Hoy quedan US$ 10.500 millones en el aire debido a la iliquidez global reinante. Nadie sabe a ciencia cierta, pues, si emergerá Chrysler holding o si el matrimonio DaimlerChrysler deberá aguantar hasta que alguien compre el activo norteamericano. Tal vez, Kirk Kerkorian, que había apenas US$ 4.500 millones por algo que, en 1998, valía 34.000 millones.

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