Leve repunte en Wall Street y sacudones en Londres

Tras el amplio repliegue del lunes, ayer Londres mantenía el sesgo descendente –debido al desplome de Unilever y Heineken- , pero Wall Street repuntaba algo. En su caso, porque la confianza del consumidor mostraba síntomas positivos.

25 junio, 2003

Dos gigantes en productos de consumo fueron muy golpeados al comenzar la semana
en Londres y Amsterdam. En dos días, Heineken cayó 14% y 13% Unilever.
Motivo: sus proyecciones de ventas habían sido reducidas drásticamente
para este trimestre y todo 2003. El grupo angloholandés -entre cuyas marcas
figuran Dove, Lipton y Domestos- redujo proyecciones de aumento en ventas de 5/6%
a 3 /4% para el lapso abril-junio y todo el año. Esto creó alarma
entre inversores e impactó en la bolsa londinense y, con menor intensidad,
en la holandesa. No obstante, Unilever insiste en mantener una estimación
de dos dígitos para utilidades básicas por acción en libras
constantes. Aunque no ya para el actual trimestre, sino sólo para el año.

Es la segunda vez en dos meses que Unilever baja expectativas. Ayer, entretanto,
Procter & Gamble iniciaba una revisión de su propio mercado. Según
lo ven analistas europeos y estadounidenses, el problema es una industria cuyo
grado de madurez excluye tasas atractivas de crecimiento futuro. Al revés,
como lo muestra la prolongada “guerra mundial de las cervezas”, el sector
todavía puede expandirse vía fusiones, adquisiciones y segmentación
por categorías de demanda.

En Unilever, esta vez el detonante fue triple: (a) la firma Slim-Fast -alimentos
dietarios- aún no justifica los US$ 2.300 millones pagados por ella en
2000, (b) algunas cadenas minoristas en Gran Bretaña, Alemania y Benelux
siguen reduciendo inventarios (por ende, compran menos), (c) han disminuido ventas
de perfumes, cosméticos e insumos de restaurantes (que pasaron malos momentos
en varios mercados, a causa de la neumonía atípica).

Respecto de Heineken, su problema es que el consumo internacional de cervezas
no satisfará, este semestre, las expectativas de la empresa y el sector.
Por otro lado, la repreciación del euro ha encarecido varias marcas en
dólares. Por eso, sus rivales británicos SABMiller y Scottish&Newcastle
también cedieron en la bolsa (6% cada una, sumando lunes y martes). Un
último factor negativo perjudica a toda la cerveza -y el whisky- en EE.UU.
o Francia: vedas más severas a fumadores en bares, lo cual disminuye la
cantidad de clientes. Esto ha sido notado también por Anheuser-Busch (Budweiser
EE.UU.), Carlsberg y la francesa Kronenbourg.

Entretanto, el índice de confianza entre consumidores norteamericanos,
confeccionado por la Conference Board, muestra un descenso en junio (83,5 puntos,
contra 83,6 en mayo) menos marcado que el supuesto por los analistas. En la peculiar
óptica de Wall Street -que aprovechó para detener el descenso de
ruedas anteriores-, eso significa que, en seis meses, la economía podría
salir de su largo estancamiento. En diferente plano, algunas firmas de valores
están tratando de recrear la tendencia más peligrosa de 1997/2001:
fusiones y adquisiciones que representan ingresos para intermediarios pero, después,
terminan en desastres como Vivendi Universal, AOL Time Warner o WorldCom.

Dos gigantes en productos de consumo fueron muy golpeados al comenzar la semana
en Londres y Amsterdam. En dos días, Heineken cayó 14% y 13% Unilever.
Motivo: sus proyecciones de ventas habían sido reducidas drásticamente
para este trimestre y todo 2003. El grupo angloholandés -entre cuyas marcas
figuran Dove, Lipton y Domestos- redujo proyecciones de aumento en ventas de 5/6%
a 3 /4% para el lapso abril-junio y todo el año. Esto creó alarma
entre inversores e impactó en la bolsa londinense y, con menor intensidad,
en la holandesa. No obstante, Unilever insiste en mantener una estimación
de dos dígitos para utilidades básicas por acción en libras
constantes. Aunque no ya para el actual trimestre, sino sólo para el año.

Es la segunda vez en dos meses que Unilever baja expectativas. Ayer, entretanto,
Procter & Gamble iniciaba una revisión de su propio mercado. Según
lo ven analistas europeos y estadounidenses, el problema es una industria cuyo
grado de madurez excluye tasas atractivas de crecimiento futuro. Al revés,
como lo muestra la prolongada “guerra mundial de las cervezas”, el sector
todavía puede expandirse vía fusiones, adquisiciones y segmentación
por categorías de demanda.

En Unilever, esta vez el detonante fue triple: (a) la firma Slim-Fast -alimentos
dietarios- aún no justifica los US$ 2.300 millones pagados por ella en
2000, (b) algunas cadenas minoristas en Gran Bretaña, Alemania y Benelux
siguen reduciendo inventarios (por ende, compran menos), (c) han disminuido ventas
de perfumes, cosméticos e insumos de restaurantes (que pasaron malos momentos
en varios mercados, a causa de la neumonía atípica).

Respecto de Heineken, su problema es que el consumo internacional de cervezas
no satisfará, este semestre, las expectativas de la empresa y el sector.
Por otro lado, la repreciación del euro ha encarecido varias marcas en
dólares. Por eso, sus rivales británicos SABMiller y Scottish&Newcastle
también cedieron en la bolsa (6% cada una, sumando lunes y martes). Un
último factor negativo perjudica a toda la cerveza -y el whisky- en EE.UU.
o Francia: vedas más severas a fumadores en bares, lo cual disminuye la
cantidad de clientes. Esto ha sido notado también por Anheuser-Busch (Budweiser
EE.UU.), Carlsberg y la francesa Kronenbourg.

Entretanto, el índice de confianza entre consumidores norteamericanos,
confeccionado por la Conference Board, muestra un descenso en junio (83,5 puntos,
contra 83,6 en mayo) menos marcado que el supuesto por los analistas. En la peculiar
óptica de Wall Street -que aprovechó para detener el descenso de
ruedas anteriores-, eso significa que, en seis meses, la economía podría
salir de su largo estancamiento. En diferente plano, algunas firmas de valores
están tratando de recrear la tendencia más peligrosa de 1997/2001:
fusiones y adquisiciones que representan ingresos para intermediarios pero, después,
terminan en desastres como Vivendi Universal, AOL Time Warner o WorldCom.

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