Katrina y sus efectos descorazonan a los consumidores

La confianza del público norteamericano cae a los niveles más bajos desde 1992. El huracán, sus efectos y el deterioro de la imagen presidencial se combinan. Juntos, pueden afectar la actitud compradora del público.

18 septiembre, 2005

El índice preliminar, compilado por la universidad de Michigan sobre expectativas de una muestra permanente, cede este mes a 76,9 puntos. Ello implica 13,7% de retrocesos en relación con los 89,1 registrados en agosto. Ese margen es aun superior al que siguiera inmediatamente a los ataques terroristas, en septiembre de 2001.

“Aunque se trate sólo de percepciones, son números terribles porque definen a consumidores y clientes hondamente pesimistas sobre su futuro y el del país a seis meses vista”. Así señala Christopher Low, analista jefe de FTN Financial (Nueva York). Pero no sorprende “con altos funcionarios todavía temiendo miles de muertos por el huracán, aunque probablemente no sea así. Pero, claro, la resistencia a la baja del petróleo y los combustibles no ayuda”.

El sondeo, que incluye gerentes de compra, minoristas e individuos, sugiere que esta actitud perjudicará las ventas en el trimestre entrante. Así lo cree Wal-Mart, la mayor cadena minorista del mundo. Hay un motivo adicional: el índice de precios al consumidor aumentó en agosto, aun cuando el Catalina se abatió en los últimos días y no influyó en las estadísticas.

Otros dos síntomas pesaban. Por una parte, el desastre está elevando los costos de la industria. Por la otra, el aumento de solicitudes por desempleo marcó, la semana pasada, el salto más pronunciado en nueve años. Pero, como ciertos sectores ya piensan en las elecciones parlamentarias de 2006, sus aliados en Wall Street lograron que la plaza respondiese en franca alza.

El índice preliminar, compilado por la universidad de Michigan sobre expectativas de una muestra permanente, cede este mes a 76,9 puntos. Ello implica 13,7% de retrocesos en relación con los 89,1 registrados en agosto. Ese margen es aun superior al que siguiera inmediatamente a los ataques terroristas, en septiembre de 2001.

“Aunque se trate sólo de percepciones, son números terribles porque definen a consumidores y clientes hondamente pesimistas sobre su futuro y el del país a seis meses vista”. Así señala Christopher Low, analista jefe de FTN Financial (Nueva York). Pero no sorprende “con altos funcionarios todavía temiendo miles de muertos por el huracán, aunque probablemente no sea así. Pero, claro, la resistencia a la baja del petróleo y los combustibles no ayuda”.

El sondeo, que incluye gerentes de compra, minoristas e individuos, sugiere que esta actitud perjudicará las ventas en el trimestre entrante. Así lo cree Wal-Mart, la mayor cadena minorista del mundo. Hay un motivo adicional: el índice de precios al consumidor aumentó en agosto, aun cuando el Catalina se abatió en los últimos días y no influyó en las estadísticas.

Otros dos síntomas pesaban. Por una parte, el desastre está elevando los costos de la industria. Por la otra, el aumento de solicitudes por desempleo marcó, la semana pasada, el salto más pronunciado en nueve años. Pero, como ciertos sectores ya piensan en las elecciones parlamentarias de 2006, sus aliados en Wall Street lograron que la plaza respondiese en franca alza.

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