Japón no se hará cargo de bancos en problemas.

Contra lo supuesto por los analistas, el doble ministro Heizo Takenaka –Hacienda, Servicios Financieros- aclaró que el gobierno no proyecta nacionalizar bancos grandes. A su juicio, “no se prevén crisis de solvencia en el futuro cercano”.

16 diciembre, 2002

“No veo ninguna entidad significativa en riesgo por eventual
cese de pagos”, sostuvo por televisión al preguntársele si
el Estado se haría cargo de entidades insolventes. Así ocurrió
en 1998 con Long-Term Credit (hoy Shinsei) y Nippon Credit. “Esa experiencia
no se repetirá en las actuales condiciones”, añadió
el alto funcionario.

En noviembre, las acciones de UFJ Holdings y Mizuho Holdings -primero y cuarto
bancos del país- cayeron de golpe más de 25% a raíz de
una maniobra psicológica. Hiroshi Okuda, CEO de Toyota y presidente de
la Japan Business Federation -el cabildeo privado más influyente en el
oficialismo japonés-, le dijo a The Times que esos dos bancos estaban
a punto de estatizarse para salvarlos de la insolvencia.

Más tarde, asustado por la tormenta política generada en Tokio,
Okuda acusó al periódico londinense de haberlo tergiversado (nadie
le creyó). En realidad, la banca comercial nipona está agobiada
por US$ 430.000 millones en carteras desactivas e incobrables, según
proyecciones del gobierno para el 31 de marzo próximo, cierre del año
fiscal 2002.

“No veo ninguna entidad significativa en riesgo por eventual
cese de pagos”, sostuvo por televisión al preguntársele si
el Estado se haría cargo de entidades insolventes. Así ocurrió
en 1998 con Long-Term Credit (hoy Shinsei) y Nippon Credit. “Esa experiencia
no se repetirá en las actuales condiciones”, añadió
el alto funcionario.

En noviembre, las acciones de UFJ Holdings y Mizuho Holdings -primero y cuarto
bancos del país- cayeron de golpe más de 25% a raíz de
una maniobra psicológica. Hiroshi Okuda, CEO de Toyota y presidente de
la Japan Business Federation -el cabildeo privado más influyente en el
oficialismo japonés-, le dijo a The Times que esos dos bancos estaban
a punto de estatizarse para salvarlos de la insolvencia.

Más tarde, asustado por la tormenta política generada en Tokio,
Okuda acusó al periódico londinense de haberlo tergiversado (nadie
le creyó). En realidad, la banca comercial nipona está agobiada
por US$ 430.000 millones en carteras desactivas e incobrables, según
proyecciones del gobierno para el 31 de marzo próximo, cierre del año
fiscal 2002.

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