Japón: la peculiar estrategia de los grandes bancos

Se conoce como “guerra contra los zombíes”. O sea, compañías “muertas en vida” que se toman sólo para llevarlas a la quiebra o dejarlas extinguirse. Claro, figuran en esas viejas carteras de morosos e incobrables.

30 agosto, 2004

Técnicamente, el sector financiero por fin parece controlar los “zombíes”. Una combinación de necesidades propias e iniciativas del gobierno lleva a los bancos a hacerse cargo de muchos prestatarios morosos, ahora conocidos con ese término del “vodun” haitiano. Extrañamente, Wal-Mart Stores no es ajena a un caso inmediato.

Se trata del zombí más notorio, Daiei, tercera cadena minorista del país. En los primeros días de septiembre, los banqueros intentarán deshacerse del grupo, cuyas deudas vencidas superan los US$ 9.100 millones. Hasta ahora, la sociedad está en manos de un ente restructurador auspiciado por el estado.

“Daiei encarna la peor pesadilla de la banca local. Si se resuelve, será claro que hay progresos en la materia”. Así señalaba un analista de Barclays Capital. Por de pronto, según un informe de la consultora Teikoku Databank, “las bancarrotas cedieron 14,5% en 2003, tras haber alcanzado el máximo histórico en 2002. Los bancos ejercen más presiones sobre las firmas vulnerables, restringiéndoles nuevos créditos para sobrevivir”.

La nueva política comienza a dar resultados. Durante este año, Moody’s Investors Service ha subido la calificación de 32 empresas y sólo se les ha disminuido a dos. Esto es un cambio respecto del año anterior, cuando sólo diecisiete firmas fueron bien evaluadas, contra 27 con calificaciones negativas. Un signo clave es que, desde el pico de incobrables (US$ 2,3 billones, 1998), las carteras vencidas hayan cedido a la mitad.

En otras palabras, los bancos dejan de apuntalar deudores vulnerables vía nuevos préstamos. Ese mecanismo se parece al tradicional en medio mundo: cambiar deuda vieja por deuda nueva. Hoy, la muerte de los zombíes es esencial para la tercera economía del globo, cuya expansión dejó de ser sostenida hace más de quince años, en buena parte debido a esas acreencias irrescatables.

Pero existe todavía una diferencia entre las dos primeras economías (EE.UU., Unión Europea) y la nipona. En aquéllas, las empresas pueden ir en busca de fondos al mercado de capitales, en tanto que las japonesas siguen dependiendo del financiamiento bancario. Si no despachan a los zombíes, seguirán sin fondos suficientes para dar crédito al resto de las compañías.

Daiei es el ejemplo inmediato, porque la nueva estrategia de Wal-Mart –que todavía no logra hacer pie en Japón- podría depender de esa cadena, una vez limpia de polvo y paja. Pero no el único zombí en carpeta. También esperan la inmobiliaria Daikyo y Misawa Homes Holding, líder en casas prefabricadas.

El escenario continúa denso. A criterio de la banca de inversión Goldman Sachs, 16% de las 3.730 cotizantes en bolsa muestran debilidades financieras. Su número, 597, empero es inferior a las 703 que cayeron en 2003.

Técnicamente, el sector financiero por fin parece controlar los “zombíes”. Una combinación de necesidades propias e iniciativas del gobierno lleva a los bancos a hacerse cargo de muchos prestatarios morosos, ahora conocidos con ese término del “vodun” haitiano. Extrañamente, Wal-Mart Stores no es ajena a un caso inmediato.

Se trata del zombí más notorio, Daiei, tercera cadena minorista del país. En los primeros días de septiembre, los banqueros intentarán deshacerse del grupo, cuyas deudas vencidas superan los US$ 9.100 millones. Hasta ahora, la sociedad está en manos de un ente restructurador auspiciado por el estado.

“Daiei encarna la peor pesadilla de la banca local. Si se resuelve, será claro que hay progresos en la materia”. Así señalaba un analista de Barclays Capital. Por de pronto, según un informe de la consultora Teikoku Databank, “las bancarrotas cedieron 14,5% en 2003, tras haber alcanzado el máximo histórico en 2002. Los bancos ejercen más presiones sobre las firmas vulnerables, restringiéndoles nuevos créditos para sobrevivir”.

La nueva política comienza a dar resultados. Durante este año, Moody’s Investors Service ha subido la calificación de 32 empresas y sólo se les ha disminuido a dos. Esto es un cambio respecto del año anterior, cuando sólo diecisiete firmas fueron bien evaluadas, contra 27 con calificaciones negativas. Un signo clave es que, desde el pico de incobrables (US$ 2,3 billones, 1998), las carteras vencidas hayan cedido a la mitad.

En otras palabras, los bancos dejan de apuntalar deudores vulnerables vía nuevos préstamos. Ese mecanismo se parece al tradicional en medio mundo: cambiar deuda vieja por deuda nueva. Hoy, la muerte de los zombíes es esencial para la tercera economía del globo, cuya expansión dejó de ser sostenida hace más de quince años, en buena parte debido a esas acreencias irrescatables.

Pero existe todavía una diferencia entre las dos primeras economías (EE.UU., Unión Europea) y la nipona. En aquéllas, las empresas pueden ir en busca de fondos al mercado de capitales, en tanto que las japonesas siguen dependiendo del financiamiento bancario. Si no despachan a los zombíes, seguirán sin fondos suficientes para dar crédito al resto de las compañías.

Daiei es el ejemplo inmediato, porque la nueva estrategia de Wal-Mart –que todavía no logra hacer pie en Japón- podría depender de esa cadena, una vez limpia de polvo y paja. Pero no el único zombí en carpeta. También esperan la inmobiliaria Daikyo y Misawa Homes Holding, líder en casas prefabricadas.

El escenario continúa denso. A criterio de la banca de inversión Goldman Sachs, 16% de las 3.730 cotizantes en bolsa muestran debilidades financieras. Su número, 597, empero es inferior a las 703 que cayeron en 2003.

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