Investigará la comisión europea a las agencias calificadoras

“Generalmente, dan la alerta demasiado tarde cuando se trata de riesgos privados”, señaló la española Antonia Mochán, portavoz del “poder ejecutivo” de la Unión Europea. Pero el Banco central no abría la boca.

17 agosto, 2007

A criterio de Bruselas, resulta llamativo el retardo de Moody’s investors service, Standard & Poor’s y Fitch ratings en advertir al mercado sobre las crisis de malas hipotecas (data de hace un año) y compras apalancadas, que se gestaba desde mayo último. En lo atinente al BCE, su silencio se explica: varias de esas operaciones involucran grandes bancos de la Eurozona (Jean-Claude Trichet tiene lealtades propias).

Las nuevas investigaciones se vinculan a la reforma del código voluntario de conducta, a cristalizar en abril de 2008. Pero, ahora, la CE también promoverá modificaciones en la legislación de toda la UE y cuestiona la ética de las calificadoras privadas, a quienes ve demasiado tolerantes o lentas. No se comportan así cuando se trata de riesgo soberano.

Estas iniciativas son promovidas por Charles McCreevy, comisario de hacienda, que ya se ha reunido con los máximos responsables de las agencias. Según técnicos de Bruselas, las calificadoras no supieron prever el cese de pagos mexicano (1994), la crisis sistémica de 1997/98, el estallido de la burbuja puntocom (2000), la serie de escándalos iniciada por Enron en 2001, la crisis hipotecario, el desplome de mercados (27 de febrero a 11 de marzo pasados), la crisis de iliquidez financiera ligada a compras apalancadas ni, claro, el actual derrumbe accionario global.

“Las agencias prestan demasiada atención a instrumentos tan volátiles como los derivativos y a los fondos de capital extrabursátil. Pero no se fijan como debieran en su gestión ni los conflictos de intereses”, señala un comunicado donde se anuncia para septiembre la apertura de un sumario sobre Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch.

Por otra parte, la CE trabaja ya junto con la Organización internacional de comisiones de valores (OICV), con vistas a la reforma a presentar en abril. Los expertos suelen recalcar un “caso piloto” bastante bochornoso: el 27 de noviembre de 2001, Standard & Poor’s calificó como “deudora de sólida posición” a Enron, que venía hundiéndose desde junio y pidió la quiebra cinco días después, el 2 de diciembre. La agencia no abrió sumario interno ni echó a nadie, que se sepa. Entretanto, el trío pasa su tiempo descalificando deudores soberanos víctimas del Fondo Monetario y sus recetas de ajuste.

A criterio de Bruselas, resulta llamativo el retardo de Moody’s investors service, Standard & Poor’s y Fitch ratings en advertir al mercado sobre las crisis de malas hipotecas (data de hace un año) y compras apalancadas, que se gestaba desde mayo último. En lo atinente al BCE, su silencio se explica: varias de esas operaciones involucran grandes bancos de la Eurozona (Jean-Claude Trichet tiene lealtades propias).

Las nuevas investigaciones se vinculan a la reforma del código voluntario de conducta, a cristalizar en abril de 2008. Pero, ahora, la CE también promoverá modificaciones en la legislación de toda la UE y cuestiona la ética de las calificadoras privadas, a quienes ve demasiado tolerantes o lentas. No se comportan así cuando se trata de riesgo soberano.

Estas iniciativas son promovidas por Charles McCreevy, comisario de hacienda, que ya se ha reunido con los máximos responsables de las agencias. Según técnicos de Bruselas, las calificadoras no supieron prever el cese de pagos mexicano (1994), la crisis sistémica de 1997/98, el estallido de la burbuja puntocom (2000), la serie de escándalos iniciada por Enron en 2001, la crisis hipotecario, el desplome de mercados (27 de febrero a 11 de marzo pasados), la crisis de iliquidez financiera ligada a compras apalancadas ni, claro, el actual derrumbe accionario global.

“Las agencias prestan demasiada atención a instrumentos tan volátiles como los derivativos y a los fondos de capital extrabursátil. Pero no se fijan como debieran en su gestión ni los conflictos de intereses”, señala un comunicado donde se anuncia para septiembre la apertura de un sumario sobre Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch.

Por otra parte, la CE trabaja ya junto con la Organización internacional de comisiones de valores (OICV), con vistas a la reforma a presentar en abril. Los expertos suelen recalcar un “caso piloto” bastante bochornoso: el 27 de noviembre de 2001, Standard & Poor’s calificó como “deudora de sólida posición” a Enron, que venía hundiéndose desde junio y pidió la quiebra cinco días después, el 2 de diciembre. La agencia no abrió sumario interno ni echó a nadie, que se sepa. Entretanto, el trío pasa su tiempo descalificando deudores soberanos víctimas del Fondo Monetario y sus recetas de ajuste.

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