Insumos primarios: volatilidad y búsqueda de substitutos

Los precios de metales industriales –para tomar un caso crítico- se ven muy inestables. En general, los picos de este año pueden repetirse, pese a altibajos. Ergo, ciertos substitutos seguirán interesando, pero no todos son eficaces.

8 agosto, 2006

En rigor, el cobre marcó máximas nominales históricas (US$ 8.300 por tonelada métrica) a mediados de junio. Desde entonces, el retroceso no ha ido más abajo de 7.700, según un informe de Thomson/Datastream (Nueva York). Similar perfil ofrecen el níquel, el cinco y otros insumos primarios. El oro, luego de alcanzar cimas superiores a US$ 720 la onza troy (31,104 gramos), no cede de 620/660.

Este marco explica el interés de grande usuarios en buscar alternativas. Entre ellas, plásticos y una gama de materiales tal vez no tan buenos, pero en general bastante más baratos.

De esta forma, las empresas constructoras pueden ahorrarse montos considerables substituyendo tuberías de cobre por similares de plástico. Quienes fabrican equipos de aire acondicionado, a su vez, reemplazan bobinas de cobre -muy caras- con componentes tales como aluminio, más económico (aunque también haya subido).

Estas tácticas, empero, no presionan gran cosa sobre el alza de los insumos convencionales. Pese a las recientes bajas en metales industriales (15% en cobre, fines de junio a fines de julio), originadas en alza de tasas largas –hoy en reflujo- y menor crecimiento mundial, en general los expertos estiman que las materias primas continuarán largo tiempo sobre sus medias históricas como sucede con los hidrocarburos.

Entre otras razones, porque la demanda en China, India y otras economías en desarrollo tiene visos de sostenerse. A poco más US$ 7.200 por tm., por ejemplo, el cobre cuadruplica valores de 2001 y está 60% sobre fines de 2005. Además, el alza de hidrocarburos y energía termoléctrica ha encarecido substitutos como plásticos o aluminio, aunque no tanto como los metales críticos. Así, el aluminio ha subido apenas 6% desde 2001.

Sea como fuere esta substitución forzosa puede involucrar cambios permanentes en el mercado y deteriorar los precios de metales. Si más usuarios de eso insumos, sobre todo cobre, pasan a otros materiales, la demanda se achicará y hasta podría deprimir precios. Pero el panorama no es claro, Los partidarios de la substitución a todo costo afirman que empiezan a ganar la carrera. Sus oponentes, más conservadores, señalan que no todo los reemplazos sirven y existe cierta exageración al respecto (además, algunos elementos como el níquel también suben).

En rigor, el cobre marcó máximas nominales históricas (US$ 8.300 por tonelada métrica) a mediados de junio. Desde entonces, el retroceso no ha ido más abajo de 7.700, según un informe de Thomson/Datastream (Nueva York). Similar perfil ofrecen el níquel, el cinco y otros insumos primarios. El oro, luego de alcanzar cimas superiores a US$ 720 la onza troy (31,104 gramos), no cede de 620/660.

Este marco explica el interés de grande usuarios en buscar alternativas. Entre ellas, plásticos y una gama de materiales tal vez no tan buenos, pero en general bastante más baratos.

De esta forma, las empresas constructoras pueden ahorrarse montos considerables substituyendo tuberías de cobre por similares de plástico. Quienes fabrican equipos de aire acondicionado, a su vez, reemplazan bobinas de cobre -muy caras- con componentes tales como aluminio, más económico (aunque también haya subido).

Estas tácticas, empero, no presionan gran cosa sobre el alza de los insumos convencionales. Pese a las recientes bajas en metales industriales (15% en cobre, fines de junio a fines de julio), originadas en alza de tasas largas –hoy en reflujo- y menor crecimiento mundial, en general los expertos estiman que las materias primas continuarán largo tiempo sobre sus medias históricas como sucede con los hidrocarburos.

Entre otras razones, porque la demanda en China, India y otras economías en desarrollo tiene visos de sostenerse. A poco más US$ 7.200 por tm., por ejemplo, el cobre cuadruplica valores de 2001 y está 60% sobre fines de 2005. Además, el alza de hidrocarburos y energía termoléctrica ha encarecido substitutos como plásticos o aluminio, aunque no tanto como los metales críticos. Así, el aluminio ha subido apenas 6% desde 2001.

Sea como fuere esta substitución forzosa puede involucrar cambios permanentes en el mercado y deteriorar los precios de metales. Si más usuarios de eso insumos, sobre todo cobre, pasan a otros materiales, la demanda se achicará y hasta podría deprimir precios. Pero el panorama no es claro, Los partidarios de la substitución a todo costo afirman que empiezan a ganar la carrera. Sus oponentes, más conservadores, señalan que no todo los reemplazos sirven y existe cierta exageración al respecto (además, algunos elementos como el níquel también suben).

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