Hipotecas usurarias: ahora se quejan los pobres bonistas

Ingenuos apostadores que pusieron millones en bonos emitidos contra hipotecas de mala calidad culpan ahora a estrellas como Bear Stearns, Crédit Suisse, JPMorgan Chase y Morgan Stanley. Los damnificados suman 20.000.

15 abril, 2007

En el centro de escándalo aparece American Business Financial Services, que colocaba letras cuyo rendimiento casi triplicaba el de bonos de Tesorería: poco menos de 13% contra 4,5%. Medios especializados pero poco sensatos, como el “Philadelphia business journal”, podrían ir a cese de pagos. El periódico les abonó a esos cuatro gigantes US$ 50 millones en comisiones por intermediar esos títulos “superchatarra”.

En algún punto de la rueda especulativa, los títulos derivados de esas hipotecas predatorias se convirtieron en un “esquema estilo Carlo Ponzi”, Algunos analistas recordaban, claro, la primara estafa mayor con papeles sin respaldo real, organizada por Ponzi pocos años antes del crac bursátil de 1929. Por supuesto, American Business se vino abajo y dejó un tendal de “chiquitaje”.

¿Puede ser que semejantes nombres hayan incurrido en tácticas tan groseras. sólo para sacar ganancias fáciles a costa de tantos ingenuos? Esto deberá decidirlo un tribunal en Filadelfia, la otrora “ciudad del amor fraternal”. Ahí es donde han sido demandados BS, Crédit, JP Morgan y Morgan Stanley, en una acción colectiva a nombre de 20.000 damnificados por US$ 600 millones. Cargo principal: haber creado la “ilusión” de que American Business era inversión segura (¡prometía 13% en trece meses!).

El escándalo estalla ahora, pero American Business pidió la quiebra a fines de 2005. Por entonces, nadie hablaba de los préstamos predatorios (usurarios) que los “loan sharks” ofrecían a deudores hipotecarios de escasa solvencia o malos antecedentes financieros. Obviamente y aunque no le guste a Benjamin Bernanke (Reserva Federal), “ese mercado requiere mucha mayor supervisión”, sostiene CreditSigts, una consultoría neoyorquina.

En el centro de escándalo aparece American Business Financial Services, que colocaba letras cuyo rendimiento casi triplicaba el de bonos de Tesorería: poco menos de 13% contra 4,5%. Medios especializados pero poco sensatos, como el “Philadelphia business journal”, podrían ir a cese de pagos. El periódico les abonó a esos cuatro gigantes US$ 50 millones en comisiones por intermediar esos títulos “superchatarra”.

En algún punto de la rueda especulativa, los títulos derivados de esas hipotecas predatorias se convirtieron en un “esquema estilo Carlo Ponzi”, Algunos analistas recordaban, claro, la primara estafa mayor con papeles sin respaldo real, organizada por Ponzi pocos años antes del crac bursátil de 1929. Por supuesto, American Business se vino abajo y dejó un tendal de “chiquitaje”.

¿Puede ser que semejantes nombres hayan incurrido en tácticas tan groseras. sólo para sacar ganancias fáciles a costa de tantos ingenuos? Esto deberá decidirlo un tribunal en Filadelfia, la otrora “ciudad del amor fraternal”. Ahí es donde han sido demandados BS, Crédit, JP Morgan y Morgan Stanley, en una acción colectiva a nombre de 20.000 damnificados por US$ 600 millones. Cargo principal: haber creado la “ilusión” de que American Business era inversión segura (¡prometía 13% en trece meses!).

El escándalo estalla ahora, pero American Business pidió la quiebra a fines de 2005. Por entonces, nadie hablaba de los préstamos predatorios (usurarios) que los “loan sharks” ofrecían a deudores hipotecarios de escasa solvencia o malos antecedentes financieros. Obviamente y aunque no le guste a Benjamin Bernanke (Reserva Federal), “ese mercado requiere mucha mayor supervisión”, sostiene CreditSigts, una consultoría neoyorquina.

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