Hijos y entenados: Perdonan déficit a Francia y Alemania

La Comisión Europea no multará a Alemania ni Francia. Las dos mayores economías de la Eurozona tienen otro año para reducir sus déficit fiscales. Tanta tolerancia les cayó mal a varios socios. Pero París y Berlín pagarán costos políticos.

29 diciembre, 2004

La decisión diluye tensiones entre el poder ejecutivo de la Unión Europea y los gobiernos de París y Berlín. Éstas datan de hace un año, cuando la CE amagó con punir a ambos por no respetar restricciones establecidas por el pacto de estabilidad (1996). La disputa entre la CE y esos países se sometió al arbitraje de la Corte Superior de Justicia que, en julio, responsabilizó del choque a ambas partes y les exigió cooperar para llegar a acuerdo.

Tras largos cabildeos, la CE aceptó seguridades de ambos estados, en cuanto a impedir que los déficit de 2005 excedan 3% del producto bruto interno fijado en aquel pacto.”Si las estimaciones son correctas y se llevan a cabo las medidas prometidas, esta comisión no tendrá que afrontar nuevos dilemas”, señalaba Joaquín Almunia, comisionado de asuntos económicos y monetarios.

Ortodoxo militante, el español advirtió, empero, que Francia y Alemania “confían demasiado en medidas excepcionales, en vez de encarar reformas estructurales. Por ejemplo, reducir aparatos administrativos y programas sociales” (típica receta de management que suele acarrear dificultades políticas y tiene límites incomprensibles para un contador como Almunia).

En octubre, a la sazón, la CE preveía el déficit fiscal francés de 2005 en justo 3% del PBI y el alemán en 3,4%. Tras las últimas discusiones, deja igual la estimación francesa y baja a 2,9% la germana, en lo que parece un “dibujo” para salir del paso. Así sospechan Holanda, España e Irlandia, que sí cumplen con las exigencias del pacto y se sienten discriminadas en contra, lo cual genera otro frente de tensiones con la CE.

Por cierto, el nuevo programa alemán para revertir el déficit implica menores estipendios a empleados públicos, más el cobro en una sola vez de €4.000 millones entregados a bancos de propiedad pública. La CE ordenó a estas instituciones restituir esos fondos, declarados como “forma ilegal de auxilio estatal”. Por su parte, París reducirá pensiones abonadas a ex empleados de dos compañías públicas: Électricité de France y Gaz de France. Este tipo de exigencias explica las crecientes dificultades políticas que afrontan ambos gobiernos y se traducen en inestabilidad electoral.

La decisión diluye tensiones entre el poder ejecutivo de la Unión Europea y los gobiernos de París y Berlín. Éstas datan de hace un año, cuando la CE amagó con punir a ambos por no respetar restricciones establecidas por el pacto de estabilidad (1996). La disputa entre la CE y esos países se sometió al arbitraje de la Corte Superior de Justicia que, en julio, responsabilizó del choque a ambas partes y les exigió cooperar para llegar a acuerdo.

Tras largos cabildeos, la CE aceptó seguridades de ambos estados, en cuanto a impedir que los déficit de 2005 excedan 3% del producto bruto interno fijado en aquel pacto.”Si las estimaciones son correctas y se llevan a cabo las medidas prometidas, esta comisión no tendrá que afrontar nuevos dilemas”, señalaba Joaquín Almunia, comisionado de asuntos económicos y monetarios.

Ortodoxo militante, el español advirtió, empero, que Francia y Alemania “confían demasiado en medidas excepcionales, en vez de encarar reformas estructurales. Por ejemplo, reducir aparatos administrativos y programas sociales” (típica receta de management que suele acarrear dificultades políticas y tiene límites incomprensibles para un contador como Almunia).

En octubre, a la sazón, la CE preveía el déficit fiscal francés de 2005 en justo 3% del PBI y el alemán en 3,4%. Tras las últimas discusiones, deja igual la estimación francesa y baja a 2,9% la germana, en lo que parece un “dibujo” para salir del paso. Así sospechan Holanda, España e Irlandia, que sí cumplen con las exigencias del pacto y se sienten discriminadas en contra, lo cual genera otro frente de tensiones con la CE.

Por cierto, el nuevo programa alemán para revertir el déficit implica menores estipendios a empleados públicos, más el cobro en una sola vez de €4.000 millones entregados a bancos de propiedad pública. La CE ordenó a estas instituciones restituir esos fondos, declarados como “forma ilegal de auxilio estatal”. Por su parte, París reducirá pensiones abonadas a ex empleados de dos compañías públicas: Électricité de France y Gaz de France. Este tipo de exigencias explica las crecientes dificultades políticas que afrontan ambos gobiernos y se traducen en inestabilidad electoral.

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