Hidrocarburos, OPEC y debates sobre precios referenciales

Hace poco, mientras el WTI rozaba US$ 100 el barril y el Brent marcaba 97, el cartel aumentó producción y forzó una baja. En enero, la Organización de Países Exportadores había reducido oferta porque el petróleo estaba cayendo a US$ 50.

7 diciembre, 2007

Ambas posturas revelan hasta qué punto puede cambiar la realidad del mercado. Los socios de la OPEP paren hoy prestos a defender niveles entre US$ 80 y 90, no la gama 70-80 que imaginan algunos optimistas. Suponen que valores más altos desacelerarán la economía norteamericana, si bien no
la de otros países centrales. En Estados Unidos, parece claro que la nafta seguirán alrededor de 77/78 centavos el litro.

Esta semana, tras una breve reunión en Abú Dhabí, se confirmó la impresión de que sus miembros quieren mantener los precios a cotas no soñadas hasta hace apenas un año. Sin modificar un viejo tope formal francamente risible: US$ 25/30 el barril.

Muchos productores –dentro o fuera de la OPEP- necesitan precios altos para su desarrollo interno. En un rapto de lirismo, algunas petroleras grandes sostienen que esos niveles benefician al consumidor norteamericano, pues permiten acceder a reservas de explotación más costosa. En particular, fuentes de crudos pesados, tan contaminantes como los esquistos canadienses o venezolanos.

El punto de equilibrio es claro: determinar precios lo bastante bajos para no desacelerar economías centrales, pero lo bastante altos para satisfacer las aspiraciones de países exportadores en desarrollo. Por supuesto, nadie dice palabra sobre los países subdesarrollados que deben importan hidrocarburos.

Merced a nuevos síntomas de desaceleración en EE.UU., los precios acaban de bajar más de 10% en una semana, algo que no ocurría desde hacía dos años. Así, en Abú Dhabí, Saudiarabia –miembro clave de la OPEP- empezó señalando que consideraría elevar en 500.000 barriles diarios la extracción. Pero después cambió de idea.

Ahora, habrá dos encuentros –febrero, marzo- para revisar cifras y decisiones. Los trece socios originales, que incorporaron este año a Angola y Ecuador, representa algo menos del 40% de exportaciones mundiales. Pero sigue teniendo amplio poder como cartel. Además de sus propias petroleras, también suelen operar junto con las compañías privadas. A juicio de la entidad, los crudos llegaron a cerca de US$ 100 no por razones de abastecimiento, sino por especulación con derivados en las plaza de futuros y opciones (Nueva York, Londres).

Ambas posturas revelan hasta qué punto puede cambiar la realidad del mercado. Los socios de la OPEP paren hoy prestos a defender niveles entre US$ 80 y 90, no la gama 70-80 que imaginan algunos optimistas. Suponen que valores más altos desacelerarán la economía norteamericana, si bien no
la de otros países centrales. En Estados Unidos, parece claro que la nafta seguirán alrededor de 77/78 centavos el litro.

Esta semana, tras una breve reunión en Abú Dhabí, se confirmó la impresión de que sus miembros quieren mantener los precios a cotas no soñadas hasta hace apenas un año. Sin modificar un viejo tope formal francamente risible: US$ 25/30 el barril.

Muchos productores –dentro o fuera de la OPEP- necesitan precios altos para su desarrollo interno. En un rapto de lirismo, algunas petroleras grandes sostienen que esos niveles benefician al consumidor norteamericano, pues permiten acceder a reservas de explotación más costosa. En particular, fuentes de crudos pesados, tan contaminantes como los esquistos canadienses o venezolanos.

El punto de equilibrio es claro: determinar precios lo bastante bajos para no desacelerar economías centrales, pero lo bastante altos para satisfacer las aspiraciones de países exportadores en desarrollo. Por supuesto, nadie dice palabra sobre los países subdesarrollados que deben importan hidrocarburos.

Merced a nuevos síntomas de desaceleración en EE.UU., los precios acaban de bajar más de 10% en una semana, algo que no ocurría desde hacía dos años. Así, en Abú Dhabí, Saudiarabia –miembro clave de la OPEP- empezó señalando que consideraría elevar en 500.000 barriles diarios la extracción. Pero después cambió de idea.

Ahora, habrá dos encuentros –febrero, marzo- para revisar cifras y decisiones. Los trece socios originales, que incorporaron este año a Angola y Ecuador, representa algo menos del 40% de exportaciones mundiales. Pero sigue teniendo amplio poder como cartel. Además de sus propias petroleras, también suelen operar junto con las compañías privadas. A juicio de la entidad, los crudos llegaron a cerca de US$ 100 no por razones de abastecimiento, sino por especulación con derivados en las plaza de futuros y opciones (Nueva York, Londres).

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