Greenspan formula serias advertencias sobre déficit y deuda

La economía “crece moderadamente. Pero debe encararse el peligroso déficit fiscal, preferentemente con más recortes y ahorros”. Así sostuvo el presidente del Sistema de Reserva Federal ante el comité presupuestario de la cámara de diputados.

3 marzo, 2005

“Cuando uno hace números, interpreta los niveles de endeudamiento y añade los crecientes costos de financiar pasivos en constante alza, percibe un contexto desestabilizador en la ejecución fiscal”. Más allá de un lenguaje críptico y lleno de eufemismos, Greenspan estaba diciendo cosas inesperadamente fuertes, por tratarse de él.

Ante legisladores boquiabiertos, el jefe del SRF añadió: “Afrontar los desequilibrios de la gestión financiera y tributaria exige un severo escrutinio sobre gastos e impuesto. No obstante, elevar impuestos en el grado necesario para afrontar el amenazante rojo fiscal les generaría riesgos al crecimiento económico y la base recaudatoria”.

Sin bien “acotar la masa de rebajas a sectores ricos (los tres paquetes dictados por George W.Bush en 2001/4, US$ 2,45 billones en 10/12 años) mejoraría las cuentas, también presionaría contra el gasto y el consumo del público”, afirmó Greenspan. Sólo que omitió un detalle clave: los estamentos beneficiados por la generosidad tributaria del gobierno no gastarían menos si esas prebendas fuesen acotadas. Por cierto, tampoco han gastado más ni creado empleo tras beneficiarse de las rebajas iniciales, durante el trienio 2002-4.

En otra de sus ya habituales contradicciones, el banquero mayor de Estados Unidos reiteró que “el envejecimiento de la población y los crecientes costos médicos plantean nuevos riesgos fiscales”. Ésta es la bajada de línea del “lobby” pro privatización de los fondos jubilatorios. “Carece de sentido –comentaba el senador Edward Kennedy- crear temores en torno del déficit en seguridad social mientras el estado pierde billones de ingresos genuinos vía concesiones tributarias a grandes empresas y rentistas bursátiles”.

“Cuando uno hace números, interpreta los niveles de endeudamiento y añade los crecientes costos de financiar pasivos en constante alza, percibe un contexto desestabilizador en la ejecución fiscal”. Más allá de un lenguaje críptico y lleno de eufemismos, Greenspan estaba diciendo cosas inesperadamente fuertes, por tratarse de él.

Ante legisladores boquiabiertos, el jefe del SRF añadió: “Afrontar los desequilibrios de la gestión financiera y tributaria exige un severo escrutinio sobre gastos e impuesto. No obstante, elevar impuestos en el grado necesario para afrontar el amenazante rojo fiscal les generaría riesgos al crecimiento económico y la base recaudatoria”.

Sin bien “acotar la masa de rebajas a sectores ricos (los tres paquetes dictados por George W.Bush en 2001/4, US$ 2,45 billones en 10/12 años) mejoraría las cuentas, también presionaría contra el gasto y el consumo del público”, afirmó Greenspan. Sólo que omitió un detalle clave: los estamentos beneficiados por la generosidad tributaria del gobierno no gastarían menos si esas prebendas fuesen acotadas. Por cierto, tampoco han gastado más ni creado empleo tras beneficiarse de las rebajas iniciales, durante el trienio 2002-4.

En otra de sus ya habituales contradicciones, el banquero mayor de Estados Unidos reiteró que “el envejecimiento de la población y los crecientes costos médicos plantean nuevos riesgos fiscales”. Ésta es la bajada de línea del “lobby” pro privatización de los fondos jubilatorios. “Carece de sentido –comentaba el senador Edward Kennedy- crear temores en torno del déficit en seguridad social mientras el estado pierde billones de ingresos genuinos vía concesiones tributarias a grandes empresas y rentistas bursátiles”.

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