Goldman Sachs: ¿Buffett iría en lugar de Blankfein?
Mientras la banca se defiende como puede de un cuádruple asedio Obama, Merkel, Sarkozy, Brown-, una consultoría neoyorquina lanza una hipótesis demoledora. Se trata de desplazar a Loyd Blankfein y poner a Warren Buffett como auditor externo.
20 abril, 2010
<p>Según analistas de Bahl & Gaynor, el dueño del fondo Berkshire Hathaway ha sido contactado por el gobierno en carácter de accionista relevante de Goldman Sachs. En realidad, en 2008 el megafinancistas ya había timoneado el rescate de GS, según el programa pro alivio de activos tóxicos (TARP), que convirtió la firma de valores en banco comercial.<br />
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Hay dos posibilidades. Una consiste en que el “oráculo de Omaha” actúe como superconsejero de Blankfein. Otra, más radical, lo desplaza a éste y coloca a Buffett a cargo de la asediada banca, junto a un equipo de emergencia. En este caso, un director ejecutivo tomaría algunas funciones de Blankfein.<br />
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Estas propuestas surgían mientras un grupo de grandes operadores compraba acciones para frenar de declive de los principales indicadores bursátiles y, en particular, el de Goldman Sachs misma. En otro plano, legisladores republicanos de derecha y el propio Blankfein acusaban a Barack Obama de instrumentar denuncias contra GS por parte de la Securities & Exchange Commission, la Comisión Europea (caso deuda griega), Angela Merkel, Nicolas Sarkozy y Gordon Brown.<br />
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En medio de todo eso, se sorteó el juez federal de distrito para la causa abierta por la SEC sobre especulación con obligaciones de deuda colateralizadas (ODC). O sea, derivados. La misión le cupo a Barbara Jones, cuco de Wall Street desde que, en 2005, condenó a Bernard Ebbers (ex WorldCom) a veiniticinco años de cárcel por peculado y abuso de información interna. Los cargos contra GS se asemejan.<br />
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Furiosos por lo que califican como “ataque sorpresivo”, los operadores estelares de GS olvidan que la comisión federal de valores les advirtió, ya en julio, que iniciarían actuaciones judiciales. Ahora, la banca afronta un callejón sin salida: si entrega cabezas para blanquearse, arriesgará una masa de demandas, individuales o colectivas, radicadas por gobiernos, intermediarios financieros e inversores de todo volumen. No sólo en Estados Unidos.</p>
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