Fondos buitres: otra ofensiva mediática en Argentina

Mientras le aceptaba a un deudor privado pesificar bonos a 0,93 por dólar –una quita de casi 70%-, el suizo Nicola Stock la emprendía contra la propuesta del gobierno. Irritado por el apoyo de Estados Unidos y el Banco Mundial a la negociación.

4 junio, 2004

La nueva ofensiva vía ciertos medios se apoya en un artículo del semanario monetarista “The economist”, que asume generalmente los intereses de la banca y descreer de la soberanía de estados. En cuanto a Stock, dice haber apelado a Silvio Berlusconi –no justamente un ejemplo de gestión financiera ni empresaria- para que, a su vez, presione sobre George W.Bush.

La actual visita del presidente norteamericano a Italia no parece, precisamente, ocasión apta para ese tipo de asuntos, pero el financista no lo advierte. Por otra parte, la repentina lluvia de objeciones, como las anteriores, responde a los fondos “buitres” que han estado cumulando bonos en cese de pagos a precio vil y, ahora, necesitan una quita no superior a 55% a valores de mercado. En cuanto a los exabruptos de Stock y otros “representantes de bonistas”, son ya tan folklóricos como los piqueteros.

En cuanto a Economía, sigue apostando a 70% de adhesión a la oferta, cuya quita será 75%, también a valor de mercado. El monto a restructurar suma U$S 104.100, pero cederá a 99.400 millones si no se logra ese 70%. Se emitirá deuda por 43.200 o 38.500 millones según el caso.

Contra la actitud ostensible de Stock, sus colegas y sus voceros, en general los analistas allegados al negocio financiero internacional estiman que el nuevo esquema será aceptado, aunque no sin discusiones y retoques. La negociación se reinicia el lunes 7 y llegará hasta el miércoles 16. Por su parte, el gobierno ha hecho saber que, en el monto total sujeto a restructuración, hay 81.200 millones en bonos públicos –afectados por el cese unilateral de pagos- y US$ 18.200 millones en intereses.

Fuera de campañas mediáticas, aflojan las presiones para inflar bonos en poder de acreedores privados. Tampoco se renuevan las “advertencias” de funcionarios allegados a Anne Krueger en el Fondo Monetario. Probablemente, la inclusión de intereses y comisiones haya calmado los nervios en esa entidad y el Banco Mundial, hoy favorable a la propuesta.

El tramo “macroeconómico” del paquete prevé 3,9% de crecimiento en el producto bruto interno para 2005. Hay un futuro bono cuyos cupones –se cortan desde 2006- estarán sujetos a que ese índice
no sea inferior a 3% anual a precios corrientes. El acuerdo con el FMI actúa como bisagra, pues el superávit fiscal comprometido hasta 2011 equivale a 2,7% del PBI.

Días atrás, Roberto Lavagna aludía a maniobras de algunos fondos especulativos (los “buitres”) para inflar las cotizaciones de bonos en incumplimiento. El objeto era restar impulso a la propuesta que Buenos Aires acaba de formular. Inclusive, varios medios –entre ellos, radios de corte amarillista- afirmaban que la provincia de Santa Cruz estaba comprando esos papeles, cosa que no había hecho.

La nueva ofensiva vía ciertos medios se apoya en un artículo del semanario monetarista “The economist”, que asume generalmente los intereses de la banca y descreer de la soberanía de estados. En cuanto a Stock, dice haber apelado a Silvio Berlusconi –no justamente un ejemplo de gestión financiera ni empresaria- para que, a su vez, presione sobre George W.Bush.

La actual visita del presidente norteamericano a Italia no parece, precisamente, ocasión apta para ese tipo de asuntos, pero el financista no lo advierte. Por otra parte, la repentina lluvia de objeciones, como las anteriores, responde a los fondos “buitres” que han estado cumulando bonos en cese de pagos a precio vil y, ahora, necesitan una quita no superior a 55% a valores de mercado. En cuanto a los exabruptos de Stock y otros “representantes de bonistas”, son ya tan folklóricos como los piqueteros.

En cuanto a Economía, sigue apostando a 70% de adhesión a la oferta, cuya quita será 75%, también a valor de mercado. El monto a restructurar suma U$S 104.100, pero cederá a 99.400 millones si no se logra ese 70%. Se emitirá deuda por 43.200 o 38.500 millones según el caso.

Contra la actitud ostensible de Stock, sus colegas y sus voceros, en general los analistas allegados al negocio financiero internacional estiman que el nuevo esquema será aceptado, aunque no sin discusiones y retoques. La negociación se reinicia el lunes 7 y llegará hasta el miércoles 16. Por su parte, el gobierno ha hecho saber que, en el monto total sujeto a restructuración, hay 81.200 millones en bonos públicos –afectados por el cese unilateral de pagos- y US$ 18.200 millones en intereses.

Fuera de campañas mediáticas, aflojan las presiones para inflar bonos en poder de acreedores privados. Tampoco se renuevan las “advertencias” de funcionarios allegados a Anne Krueger en el Fondo Monetario. Probablemente, la inclusión de intereses y comisiones haya calmado los nervios en esa entidad y el Banco Mundial, hoy favorable a la propuesta.

El tramo “macroeconómico” del paquete prevé 3,9% de crecimiento en el producto bruto interno para 2005. Hay un futuro bono cuyos cupones –se cortan desde 2006- estarán sujetos a que ese índice
no sea inferior a 3% anual a precios corrientes. El acuerdo con el FMI actúa como bisagra, pues el superávit fiscal comprometido hasta 2011 equivale a 2,7% del PBI.

Días atrás, Roberto Lavagna aludía a maniobras de algunos fondos especulativos (los “buitres”) para inflar las cotizaciones de bonos en incumplimiento. El objeto era restar impulso a la propuesta que Buenos Aires acaba de formular. Inclusive, varios medios –entre ellos, radios de corte amarillista- afirmaban que la provincia de Santa Cruz estaba comprando esos papeles, cosa que no había hecho.

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